...PRENSA


Despedida del Comité de Representantes del Excelentísimo señor Embajador Felipe Enríquez Hernández como Representante Permanente de México.
Palabras del Representante de CHILE, Emb. Eduardo Contreras Mella
03/03/2015

Gracias Presidente. Por esas cosas raras que le ocurren a los seres humanos en momentos especiales como este, estuve recordando todo este rato esa canción que le escucháramos a Alberto Cortez y a otros “Cuando un amigo se va”. Pero también contradictoriamente, o consecuentemente, creo que la letra de esa canción no va con lo que son Felipe y Minerva por sus características personales especiales, es demasiado triste la letra de esa canción, es de otro momento. Yo creo que Felipe y Minerva son de aquellos amigos que no se van ni vienen, son de los amigos que están. Y por lo tanto la despedida de hoy tiene que ser alegre y no de tristeza.
Dicho lo cual creo que es poco lo que se puede agregar a la excelente intervención de nuestro Secretario General, del Presidente y lo que aquí se ha dicho. Bastante se ha hablado de la manera en que Felipe ha cumplido un extraordinario papel en el campo diplomático por una parte y también en la ALADI. Y ahí quiero detenerme un segundo porque su aporte no solo a la Expo ALADI pasada y a la futura, sino en general las diversas iniciativas que en esta sala hemos sido testigos han sido planteadas por la Delegación de México a través de Felipe; nos resaltan la importancia extraordinaria que en este momento tiene ALADI por la situación especial que vive el continente latinoamericano desde el punto de vista político, económico, social, comercial y cultural.
Y cuando en la historia de la humanidad se repite el ciclo de la preeminencia de los países del Asia, en particular China, la necesidad de unirnos los latinoamericanos, no para contrarrestar ni competir con China por supuesto, sino para integrarnos de una manera que convenga a los intereses de los pueblos, resulta en una urgencia extrema.
Y en este momento, digámoslo francamente, lamentablemente no ha marchado con la rapidez necesaria UNASUR ni tampoco el MERCOSUR, y eso subraya la responsabilidad de ALADI, aun cuando no estén todos los países, que esperamos pronto estarán todos, como unidad latinoamericana que apriete los vínculos comerciales, económicos y también, cómo se está planeando para este año aquí, los vínculos desde el punto de vista cultural con proyecciones en el campo del arte, la cultura, del cine; extraordinario. Eso hace precisamente resaltar la participación de Felipe en lo que ha sido el trabajo que hemos visto y hemos sido testigos estos meses en ALADI.
Pero también tengo que reiterar lo que todos han dicho; la calidez personal, la amistad de la familia, ya se han destacado los méritos personales de Felipe, la excelente voz y la amistad de Minerva, sus rancheras, sus boleros serán inolvidables, también los tangos; pero también quiero agregar unas palabras para los niños. Por lo menos yo tengo el privilegio, como aquel jugador chileno del América que no recuerdo como se llama, de haberle pasado algunos goles al más pequeño y reconozco que él también me atajó algunos otros, algunas noches en tu casa. Por lo tanto, recordemos también a esos niños graciosísimos y queribles que son los hijos de Felipe y Minerva.
Todo esto lo digo porque eso es México: esa amistad que encontramos en ellos; esa generosidad; el sentido del humor de la vida; el cariño con que reciben, lo vivimos emocionadamente a comienzos de los años 70 –como ya lo he dicho alguna vez en ALADI– centenares y centenares de ciudadanas y ciudadanos de Brasil, de Paraguay, de Uruguay, de Argentina y de Chile que encontramos en México nuestro segundo hogar, nuestra fuente de trabajo y sobre todo entrañables amigos. Y eso lo representa extraordinariamente bien la pareja que hoy estamos despidiendo y creo que no hay mucho más que decir de esa grandeza cultural de ese extraordinario país. Yo tengo la certeza personal que superará, sin dudas, las enormes dificultades que hoy día vive, porque tiene la grandeza de alma para superar esas dificultades la nación Azteca.
Por lo tanto, solo me resta decirle a Felipe y a su querida esposa: gracias por el cariño que nos dieron, gracias por el trabajo que han realizado y nos vamos a seguir viendo, seguramente en México o en Chile, aquí, pero estamos seguros que esta no es una despedida triste. Muchas gracias.