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XIV Reunión del Consejo de Ministros de Relaciones Exteriores de la ALADI
Palabras pronunciadas por el Subsecretario de Asuntos Económicos y Comerciales de la República del Ecuador, Mentor Villagómez Merino
03/11/2008

Es un alto honor dirigirme a tan distinguido auditorio, para expresar en nombre del Gobierno de Ecuador, y de la Ministra de Relaciones Exteriores, María Isabel Salvador, un cordial saludo a los Señores Cancilleres y Delegados que participan en la Decimocuarta Reunión de Ministros de Relaciones Exteriores de los países miembros de la ALADI.

Quiero empezar mi intervención recordando que la Asociación fue establecida hace ya casi 30 años con el claro objetivo de establecer, en forma gradual y progresiva, un mercado común latinoamericano encaminado a promover un equilibrado desarrollo económico y social para la región.

Sin duda, este objetivo ha sido cumplido en parte, con el desarrollo de la red de acuerdos suscritos por los países miembros hasta la fecha, los cuales han permitido avanzar en la construcción de la integración en la región.

Este proceso ha exigido un esfuerzo importante por parte de sus países miembros, el cual es necesario reconocer y valorar en su justa medida. El resultado ha sido un significativo acuerdo de los flujos comerciales entre nuestros países, con el consiguiente efecto sobre la integración de nuestras economías y sociedades.

Lastimosamente, el nacimiento de la ALADI coincidió con uno de los momentos económicos más dramáticos que ha conocido la región -la llamada crisis de la deuda- que golpeó fuertemente las economías de nuestros países, limitando significativamente sus capacidades de desarrollo.

La respuesta asumida para apalear dicha crisis, a través de medidas inspiradas en el consenso de Washington, limitó sustancialmente la capacidad de los Estados para emprender políticas autónomas de desarrollo, incluso el comercio y la integración fueron diseñados para servir a procesos de acumulación que teóricamente beneficiarían a toda la población.

Hoy, si existe un consenso sobre cuáles son las estrategias con más probabilidades de promover el desarrollo de los países más pobres del mundo, es que el consenso de Washington no brindó la respuesta. Sus recetas no eran necesarias ni suficientes para un crecimiento exitoso, si bien cada una de sus políticas tuvo sentido para determinados países en determinados momentos. Si el consenso de Washington tuvo sus frutos, aún no se ha gozado de ellos, o por lo menos los ciudadanos promedio de muchos de los países aún no lo han hecho.

Hemos sentido el dolor, ¿cuándo nos toca la recompensa? Si las reformas expusieron a los países a un mayor riesgo, evidentemente no le dieron las fortalezas para una recuperación rápida. América Latina en su conjunto tuvo casi media década de caída en el ingreso per cápita.

Basta mirar los resultados obtenidos con la aplicación de dicho modelo para constatar que las expectativas generadas no fueron cumplidas más que en forma parcial. Los indicadores económicos no reflejaron el crecimiento esperado, y los indicadores sociales mostraron una progresiva polarización en la distribución de los ingresos, ampliando la brecha entre ricos y pobres, en todos nuestros países. No quiero abundar más en estos aspectos, que han sido expuestos amplia y documentadamente en foros políticos y en estudios económicos y sociales.

El motivo de traerlos al seno de este Consejo de Ministros es para expresar claramente la posición ecuatoriana de propiciar que la ALADI se convierta en un catalizador de políticas de desarrollo autónomas, centradas en las necesidades de sus países miembros, convirtiendo a la Organización en un motor de desarrollo social, además del de integrador económico comercial, que ha venido desempeñando tradicionalmente.

Esta posición parte del reconocimiento de que los problemas derivados de la exclusión social atentan contra los procesos de integración. Por ello se hace necesario orientar de manera prioritaria este proceso hacia aspectos con impacto social, constituyéndose un factor de apoyo a las políticas de desarrollo implementadas por sus países miembros.

El Gobierno del Ecuador ha emprendido un proceso de reapropiación de los mecanismos de decisión pública, a fin de orientar el desarrollo endógeno de su sistema productivo, con miras a desarrollar la demanda interna y la oferta de productos para la exportación, teniendo como horizonte siempre el fortalecimiento de los encadenamientos productivos que beneficien especialmente a los sectores más frágiles.

Sabemos que este trabajo no puede ser realizado de manera aislada. De ahí la especial importancia que otorga mi país al fortalecimiento de los vínculos, dentro y entre los esquemas de integración.

En este contexto, Ecuador mira a la ALADI como un foro que puede asumir de manera más decisiva el impulso de propuestas que favorezcan el desarrollo social sobre la base de lo ya alcanzado.

No se trata de suprimir el patrimonio existente, sino de dar un nuevo rumbo a la integración y al intercambio comercial en los mercados regionales, para que sean el desarrollo, la cooperación y la complementación económica entre sus países miembros los principios rectores del proceso, asegurando un tratamiento especial efectivo para los Países de Menor Desarrollo Económico Relativo.

La ALADI debe adoptar políticas de comercio exterior que mantengan la coherencia con los objetivos más amplios de la política económica, coadyuvando a promover el crecimiento y el desarrollo económico y social de las poblaciones menos favorecidas, contribuyendo de esta manera a la generación de empleo, y a la distribución equitativa de los recursos.

Nadie puede desconocer la dificultad de continuar con el modelo actual de integración, ante la apremiante realidad que vive la región, caracterizada por la marginalidad, la pobreza, y el desempleo, que están ahora extendiéndose en nuestros países.

Es en este frente en donde se ubica el desafío más importante de la ALADI: constituirse en una fuente de cambio, a través de la adopción de políticas que apoyen la ejecución de estrategias públicas racionales de amplio contenido social.

Mi país considera, consecuentemente, que es necesario que el Consejo de Ministros de Relaciones Exteriores establezca unas directrices claras para encaminar la integración en nuestra región; de tal manera que el concepto de desarrollo sea el centro de sus actividades y su principal propósito.

Es imperativo que podamos encontrar un sistema amplio y lo suficientemente flexible para acomodar en él las diferentes concepciones de desarrollo que existen al interior de la ALADI, sin que sus mecanismos se conviertan en camisa de fuerza que obliguen a un grupo de países a actuar de una determinada manera, o que se constituyan en trabas para aquellos otros que estimen conveniente avanzar en una profundización del esquema que crean apropiado.

La ALADI no debe pretender armonizar las políticas comerciales ni de otra índole de sus países miembros, sino impulsar su desarrollo social y económico, respetando precisamente las políticas nacionales de cada país, y es más, dejando la posibilidad de que en lo sucesivo puedan adoptar e implementar las políticas que requieran sus estrategias y objetivos de desarrollo.

Por ello, es preciso encomendar a la Conferencia de Evaluación y Convergencia que a partir de una aproximación comprensiva y multidimensional, presente propuestas a consideración del Consejo de Ministros para hacer realidad en la ALADI, un auténtico espacio de integración y desarrollo.

Creemos que un espacio de esas características no puede estar centrado en los aspectos comerciales únicamente, aunque sí constituyen elementos indispensables del mismo. La Conferencia deberá, en igualdad de condiciones, abordar otros elementos como la cooperación y la complementación económica, y la participación de los pequeños productores, incluidas las MIPYMES, y para su tratamiento la Conferencia deberá partir de:

La preservación y respeto de las políticas de desarrollo nacionales, particularmente de las orientadas a la diversificación del aparato productivo, y












La observancia de los tratamientos diferenciales y la cooperación reforzada a favor de los PMDER.

Finalmente, la Conferencia deberá prever un mecanismo permanente de evaluación de los resultados de la implementación del espacio de integración, y de ser del caso, un mecanismo de corrección, de manera de asegurar que todos los países miembros se beneficien en forma equitativa del mismo. La reunión que nos convoca el día de hoy es, pues, de indudable trascendencia para la Asociación.

Persistimos en un modelo uniformizador, que gira fundamentalmente en torno del libre comercio, y en los consiguientes esfuerzos por ampliar el acceso a los mercados, y armonizar las disciplinas comerciales entre los Países Miembros, o creamos la posibilidad de que todos los países miembros participen en función de sus objetivos y políticas nacionales, en una iniciativa más amplia e inclusiva.

Reconocemos los esfuerzos del Secretario General, Doctor Didier Opertti, encaminados a lograr avances en el cumplimiento de los objetivos de la Asociación durante su mandato.

A nombre del Gobierno del Ecuador expreso mis mejores augurios y nuestra firme esperanza de que esta reunión nos permita avanzar en este proceso de integración, que es, sin lugar a dudas, una necesidad imperiosa para fortalecernos y para reafirmar el clima de confianza mutua y amistad entre nuestros pueblos.

Muchas gracias.