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Despedida del Excmo. Sr. Emb. José F. Fernández Estigarribia, Secretario General de la ALADI
Palabras del Subsecretario General, Ec. Oscar Quina
03/16/2011

A nombre mío y de Ricardo Hartstein, así como del resto de funcionarios de este órgano del proceso latinoamericano de integración, nos toca hoy despedir al Embajador José Félix Fernández Estigarribia, nuestro Secretario General que en breve culminará su mandato aquí en la ALADI.

No resulta fácil para mí iniciar estas palabras de despedida, toda vez que con las mismas colisionan dos sentimientos encontrados, el primero: nuestra sincera intención de desear al Secretario General el mayor de los éxitos en cualesquiera sean los retos que le depare el futuro; y el segundo: nuestra pena frente a su partida, pues si bien sabemos que la vida está compuesta de etapas, y aquí termina una de ellas, nos hubiese gustado que ésta sea al menos un poco más larga.

Señor Secretario General, usted llegó a la Asociación en un contexto en que la misma se encontraba (y se encuentra) en medio de numerosos retos y oportunidades, de entre los cuales podríamos resaltar:
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La necesidad de implementar los mandatos derivados del Decimo Quinto Consejo de Ministros de Relaciones Exteriores de la Asociación, los cuales nos impulsan a construir una integración verdaderamente integral, así como a repotenciar el componente regional de nuestro proceso, recordando el mandato contenido en nuestro Tratado de Montevideo 1980, de lograr la paulatina convergencia de nuestros acuerdos de complementación económica, de cara al objetivo de largo aliento de constituir un mercado común latinoamericano que nos permita incrementar de manera sostenida el nivel de vida de nuestras poblaciones.

En este contexto, podemos señalar que el inicio de las deliberaciones de la Conferencia de Evaluación y Convergencia, órgano político de la Asociación que se reúne luego de muchos años con miras a la consecución de dicho objetivo, constituye un hito dentro de nuestro proceso. Quede tranquilo Embajador, que desde la Secretaría General continuaremos realizando el mayor de los esfuerzos para que los trabajos de la Conferencia continúen con éxito.
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De igual modo, otro desafío importante estuvo constituido por el cumplimiento del mandato contenido en la Declaración de Cancún de febrero de 2010, de celebrar una Reunión sobre el Convenio de Pagos y Créditos Recíprocos de la ALADI, con el propósito de dar a conocer dicho instrumento y sus beneficios. Dicha reunión, como usted sabe, fue llevada a cabo con éxito en Santo Domingo, con la participación de delegados de los países miembros y no miembros de la ALADI.
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Igualmente, en el marco de los trabajos de la Cumbre de América Latina y el Caribe sobre Integración y Desarrollo (CALC), le fue conferida a la Secretaría General de la ALADI el rol de actuar como organismo facilitador del diálogo sobre la dimensión económico-comercial de la integración, encargo que estamos cumpliendo acompañados por los países miembros de ALADI y que sin duda nos permitirá trazar en el futuro nuevas líneas de convergencia y cooperación con los mecanismos de integración de la región, tal y como nos fuera instruido por los Jefas y Jefes de Estado de América Latina y el Caribe.

En todos y cada uno de los acontecimientos descritos, debemos destacar la serenidad y el aplomo demostrado por el Embajador Fernández Estigarribia, así como la soltura con la que supo sortear momentos de crisis, facetas todas de su personalidad que revelan al Canciller que supo ser y al brillante diplomático que sigue siendo, cuya extensa carrera profesional y académica no trataré de resumir, pues es por todos conocida.

De igual modo, es necesario destacar a la persona que esconde la figura del Secretario General, su indeclinable buen humor, su cultura universal, así como su inagotable repertorio de anécdotas históricas de las que tanto aprendimos. Pero, aún más importante que todo, en la Secretaría General recordaremos su lado humano, puesto que usted nunca supo escatimar una palabra amable o un gesto enaltecedor para todos y cada uno de los funcionarios de esta institución.

Ese lado humano que lo llevó, asimismo, a velar siempre por el desarrollo y bienestar de los funcionarios de la Asociación, para los cuales tuvo la encomiable iniciativa de programar ciclos de charlas y capacitación con expertos de altísimo nivel de la región, que permitió fomentar el debate y el conocimiento en materia de integración dentro de nuestros predios, así como a generar mayor visibilidad en torno a nuestro proceso en la región.

Esa misma preocupación quedó evidenciada en su compromiso personal y su participación directa en el proceso de revisión de nuestras políticas en materia de recursos humanos, materia sobre la cual nos deja una buena base para seguir mejorando.

En último lugar, quisiera recordar que durante su gestión fueron conmemorados los cincuenta años del proceso de integración ALALC – ALADI, así como los treinta años de la suscripción, un 12 de agosto, del Tratado de Montevideo 1980, ocasiones sobre las cuales quisiera transmitir nuestro agradecimiento al Embajador Fernández Estigarribia por el entusiasmo y sentido de la historia demostrado en la elaboración y desarrollo de un programa de actividades conmemorativas, que creemos supieron estar a la altura del momento.

No trataré de rematar esta intervención a la manera suya, Señor Secretario General, con alguna inmejorable cita de alguno de los próceres y pensadores de América Latina, de esas que usted siempre encuentra en medio de su erudición y sabe aplicar perfectamente a cada caso y situación.

Bueno señor Secretario General, permítame finalizar señalando que usted, con la presencia de ánimo y el buen humor que, como señalamos, siempre demostró al frente de la Secretaría General, constituye una muestra palpable de que esta Patria Grande tan compleja, rica y diversa, esta América Latina nuestra, tiene alma.

Hasta luego, querido Mburuvicha.