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Universidad Nacional de Seúl: Una Visión sobre Globalización e Integración desde América Latina
Exposición del Secretario General en la Universidad de Seúl sobre "Una Visión sobre Globalización e Integración desde América Latina"
09/20/2006

Universidad Nacional de Seúl

Una Visión sobre Globalización e Integración


desde América Latina

I. Integración y Globalización

Se ha dicho, no sin buenas razones, que la globalización nos sitúa a todos, tanto en el plano político como económico, financiero, jurídico, cultural, social, en un terreno único aunque no compartido de forma igualitaria. No obstante, esta generalidad nos demanda una diferenciación. El peligro de la globalización consiste no en la globalización misma sino en una mala lectura de la globalización, porque la globalización es esencialmente un fenómeno técnico con múltiples alcances.

Globalización aunque primaria o inicial ha habido antes y así lo registra la Historia de la Civilización. Globalización hubo en el siglo XIII y en el siglo XIV en la Europa medieval de entonces, con las ciudades italianas que unificaban sus modelos de negocios; y documentos comerciales, y así creaban la carta de crédito y la letra de cambio. Ciertamente globalización hubo con la Liga Hanseática, la que generaba un espacio común desde el cual operaba comercialmente comunicando el Mar del Norte con el Mediterráneo, y haciendo comercio con los medios de la época y en la que la distancia era distancia material, pero ya era avanzada para la época la vía marítima y los propios instrumentos del comercio internacional eran también acortamiento de distancia. Y así vemos que todo tiene relación con el momento y la etapa tecnológica en la que la sociedad se encuentre. Y globalización hubo durante el período de la colonización española en América Latina, cuando teníamos en la Hispano-América, todos, una moneda común o sea la moneda española. Podríamos aventurar que era el Maastricht del sigo XVI aunque, es obvio, establecida la moneda por un sistema económico-político netamente distinto, sin unidades políticas soberanas que la hubieran acordado libremente.

Quiero decir por lo tanto, cuando hoy hablamos del dólar y del euro –monedas de referencia a nivel internacional- y creemos que aparecen como una ingeniosa articulación política, institucional, financiera, única y absolutamente original, no es así en términos absolutos. Ha habido globalización antes, en un sentido amplio, con los ritmos propios de cada época. Lo que sucede es que hoy todo este herramental técnico de que dispone hoy el individuo y la sociedad hace de la globalización un fenómeno diferente.

Se ha dicho también que una de las maneras de posicionarse frente a la globalización es desarrollar en el ámbito público el concepto de región, porque la globalización de alguna forma apunta hacia una sociedad que en lo jurídico es todavía invertebrada: no hay una gobernanza de la globalización. No existe un gobierno que maneje la globalización; no hay, esencialmente, un sistema de autoridad de la globalización. Hay un fenómeno que presenta ciertos caracteres y dentro de él hay que trabajar y ubicarse. El tema es si contamos o no con las herramientas adecuadas para trabajar con ese fenómeno. Y una de las herramientas –lo ha dicho, una buena parte de la doctrina contemporánea y yo lo comparto– es precisamente el regionalismo y dentro de este la integración. ¿Por qué? Porque los fenómenos de la cultura, los fenómenos del conocimiento, los fenómenos de las relaciones internacionales económicas, sociales, políticas, etc., en definitiva, son fenómenos que operan condicionados, calificados de alguna manera por el medio circundante, su geografía y vínculos de proximidad de diversa índole. En la integración y particularmente en la región misma, el fenómeno dominante es la distancia, la proximidad física, la contemporaneidad histórica, el origen cultural común, el idioma común o afín o la propia familiaridad en su manejo. Eso que Pablo Neruda decía con su elocuencia literaria en Confieso que he vivido – al recordar que los españoles se habían llevado de nuestra América el oro, se habían llevado la riqueza, pero nos habían dejado el idioma. Bien, ese idioma que compartimos en este verdadero clearing de lenguas que tenemos con el portugués – el “portuñol” para facilitar la comunicación.

Entonces, esa visión de la región, ese principio de proximidad del cual nos hablaba décadas atrás el maestro Werner Goldschmidt, el gran profesor germano-argentino, de Derecho Internacional Privado. Ese principio es el que, en esencia, bajo formatos diversos, nutre la integración. ¿Porqué hay integración? Ella existe, por ejemplo, en las fronteras argentino-uruguaya, argentino-brasileña, brasileña-uruguaya, peruano-ecuatoriana; venezolana-colombiana; etc. Nos encontramos allí con un conjunto de acuerdos fronterizos específicos y distintos. Y aún nos quedan pendientes algunos contenciosos para resolver, que esperamos que se resuelvan porque no hay ya espacios para el desacuerdo y menos para la confrontación y sólo hay espacios para el entendimiento. Y precisamente ahí está muy fuertemente instalado el principio de la proximidad, que no es idéntico al de la contigüidad. Pero el principio de la proximidad no es sólo físico, también es cultural, también responde a esa riqueza adquirida y enriquecida que es el idioma, incluyendo por cierto a todas las naciones latinoamericanas. Ciertamente, la proximidad y afinidad no elimina – sería imposible -, la diversidad.

En ese cuadro de situaciones de globalización, una respuesta en el ámbito de los modelos institucionales de derecho público es el regionalismo y la integración; la otra respuesta en el dominio del derecho privado es la que dan los agentes privados en sus relaciones contractuales. La primera pues, es la los Estados; la segunda es la de los agentes privados, esto es, la de los sujetos particulares. ¿Por qué decimos que también los sujetos particulares dan respuestas a la globalización? Contestamos, porque el mundo contemporáneo ha unificado ciertas prácticas, ciertas costumbres, ciertos modelos, -piénsese, v.gr., en la lex-mercatoria-, y mas allá que califiquemos esto como positivo o negativo –y hay margen aunque escaso para ello-, es evidente que cuando compramos un pasaje aéreo, cuando nos afiliamos a una tarjeta de crédito, cuando introducimos nuestra información privada en determinado banco de datos, etc., etc., estamos participando de un estuche formal universal y eso tiene en su origen una construcción esencialmente privada, de los propios agentes económicos.

Veamos el siguiente ejemplo, la gran multinacional del mundo hoy día es la FIFA. La más grande multinacional de servicios es – reitero - la Federación Internacional de Fútbol Asociado, que incluso dicta normas, dicta estatutos, regula el trabajo de los deportistas, y resuelve contiendas entre éstos y sus clubes, etc., temas que, de suyo, no siempre son recogidos por la legislación interna de los Estados, pero que sin embargo adquieren una fuerza vinculante que dimana de la práctica pacífica de determinadas condiciones. Hoy día en el Uruguay hay un leading case de dos jugadores uruguayos de fútbol que se han ido al fútbol francés, sin haber sido liberados desde el punto de vista contractual por el equipo nacional al cual pertenecen y entonces hay un pleito entre éste y la Federación Internacional de Fútbol Asociado y esta opera en el tema casi como si fuera un Estado. Y es un sujeto privado; no es un sujeto público; es un sujeto privado que carece del poder de dictar leyes obligatorias y por cierto, carece del poder de dictar justicia. También carece del poder de una policía que pueda instrumentar actos coercibles. Sin embargo, todo ello lo hace con una fuerza inequívoca, un vigor indiscutible, y sus decisiones tienen hoy día una proyección de la que resulta muy difícil apartarse. Así pues, los privados también participan de este mundo de la globalización tanto en lo que les ha sido expresamente atribuido como en lo que les ha sido aceptado o tolerado.

Hay, además, un nuevo actor: las organizaciones no gubernamentales tomadas en un sentido muy amplio. En efecto, no estoy hablando aquí, en este momento, valga precisarlo, de las ONGs medio ambientalistas o dirigidas por ej. a la igualdad de género o cosas por el estilo, o similares, que atienden bienes públicos internacionales y operan en el campo institucional y jurídico. Me estoy refiriendo sólo a las que actúan en el campo de los negocios internacionales.

En este nuevo cuadro de situación, en el que acrece el regionalismo y al mismo tiempo, emergen múltiples sujetos privados con un gran poder de creación de una nueva estructura normativa, se ubica la integración.

A modo de precisión inicial cabría indicar que hay muchas maneras de abordar la integración. Se puede abordar historiándola, clasificándolas, sistematizándola, acotándola (por ejemplo, tomar sus efectos sobre el comercio, etc.) y, ciertamente, se han escrito muchas obras sobre ello, desde esas diferentes visiones.

Por otra parte, resulta claro que la integración puede mirarse desde distintas perspectivas: la integración política, la integración económica, la integración comercial, la integración cultural, la integración social, la integración monetaria. También la integración en materia de política externa común; la integración en materia de aprovechamiento de recursos naturales compartidos; los emprendimientos comunes de frontera. El uso de recursos naturales transfronterizos, entre otros, son ejemplos de lo antedicho (ríos, acuíferos, etc.).

II. El actual proceso de integración en América del Sur

Entonces, ¿cuál es hoy día la integración en América del Sur? Yo diría que hay dos grandes emprendimientos sub-regionales de integración básicamente económica en América del Sur, que son el MERCOSUR y la Comunidad Andina. El primero, esencialmente Atlántico; la segunda en el Pacífico aunque sin Chile. Y hay luego, naturalmente, emprendimientos de membresía no plena cruzados entre miembros de ambas organizaciones – Comunidad Andina – y MERCOSUR. Por su parte, tenemos instituciones como la ALADI en donde son parte países que no son sudamericanos, como México y Cuba, por lo cual podemos afirmar que no se trata de una organización sub-regional, sino regional.

A continuación definiremos de modo sintético cada uno de estos procesos de integración, y los esfuerzos que se están llevando a cabo dentro de la ALADI para su convergencia, para culminar con una mención a la última iniciativa de integración en América del Sur: la Comunidad Sudamericana de Naciones.

Comenzaré por el proceso regional para ir después al sub-regional.

A) La Asociación Latinoamericana de Integración- ALADI

1. Creación y composición:

La Asociación Latinoamericana de Integración es una organización internacional de carácter intergubernamental creada por el Tratado de Montevideo de 1980. Su antecesora fue la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio (ALALC), creada en 1960.

Está integrada por 12 países miembros de América Latina: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Cuba, Ecuador, México, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela. El único país que ha ingresado a la ALADI por vía de adhesión ha sido Cuba, en el año 1999.

Tiene su sede en Montevideo, Uruguay.

Sus miembros abarcan un territorio de casi 20 millones de kilómetros cuadrados y albergan más de 430 millones de habitantes.

2. Funciones:

Sus funciones principales son:

1) Promover y regular el comercio recíproco de los países miembros;

2) Apoyar la complementación económica entre ellos;

3) Desarrollar acciones de cooperación que contribuyan a la ampliación de sus mercados nacionales.

3. Objetivos:

Sus objetivos comprenden:

1) la creación de un área de preferencias económicas.

2) el establecimiento, a largo plazo, de un mercado común latinoamericano.

4. Mecanismos:

La ALADI establece mecanismos para el logro de sus funciones y objetivos, entre los que se destaca los Acuerdos de alcance parcial, que son los suscritos entre dos o más países miembros, sin obligación de que participen todos.

Asimismo, permite que sus países miembros firmen acuerdos con otros países latinoamericanos o en vías de desarrollo. Se han suscrito acuerdos con Costa Rica, Guatemala, Honduras, Nicaragua, El Salvador, Panamá, Trinidad y Tobago, Guyana, etc.

5. Estructura institucional:

La ALADI cuenta con tres órganos políticos:

1) El Consejo de Ministros de Relaciones Exteriores;

2) La Conferencia de Evaluación y Convergencia;

3) El Comité de Representantes

El órgano técnico de la ALADI es la Secretaría General.


B) El Mercado Común del Sur (MERCOSUR)

1. Creación y composición:


El MERCOSUR, al igual que la ALADI, es una organización internacional de carácter intergubernamental, aunque de alcance subregional, creado en 1991 por el Tratado de Asunción. Tiene su sede en Montevideo, Uruguay.

Está integrado por cuatro Estados Partes: Argentina; Brasil; Paraguay y Uruguay. Venezuela ha adherido al citado bloque subregional a través de la suscripción de un protocolo de adhesión que aún no ha entrado en vigor.

Abarca una población de aproximadamente 209 millones de personas en un área de 12 millones de kilómetros cuadrados.

2. Objetivos:

Los objetivos centrales son:

1) La creación de un mercado común;

2) La libre circulación de bienes, servicios y factores productivos;

3) El establecimiento de un arancel externo común y la adopción de una política comercial común;

4) La coordinación de políticas macroeconómicas y sectoriales;

5) La armonización de legislaciones en las áreas pertinentes, para lograr el fortalecimiento del proceso de integración.