 | Gracias, señor Presidente. Saludar al Embajador Felipe, a su compañera esposa, Minerva, que nos recibió siempre en su casa con alegría, con hospitalidad; la verdad que fue muy intenso y muy grato el tiempo que compartimos con Felipe y con su señora.
Siempre cuando se va un Embajador decimos que hay una suerte de mezcla de sentimientos entre cierto sentido de pérdida, cuando se va un Embajador reconocido y un Embajador estimado, pero a su vez una aceptación por el destino que le toca o el futuro de ese Embajador.
En este caso el sentimiento mío personal es completamente de pérdida, es decir en el sentido de que el Embajador Felipe vino a ocupar un lugar muy, muy especial en la ALADI y voy a explicar un poco por qué.
Siempre, o por lo menos en los últimos años, se percibió que México era un país que estaba mucho más estrechamente ligado a los Estados Unidos que a América Latina. Siempre se lo vio a México por el nivel de comercio, por la remesa, por las emigraciones y con una agenda muy tomada por el relacionamiento con Estados Unidos, el propio Nafta. Esa percepción de ver a México solamente asociado a los Estados Unidos hacía perder un poco de perspectiva latinoamericana.
La primera acción importante para revertir esa percepción cuando llega el Embajador Felipe fue la presencia del Presidente de México en ALADI, aun no habiendo Comité de Representantes, eso mostró simbólicamente y después concretamente de parte del Presidente de México una vocación, una voluntad y un compromiso de colocar más a México en la dimensión latinoamericana.
Eso para nosotros fue muy importante, ya que México es una de las principales economías de América Latina y sabemos el papel que ocupa en esta región y que si 4
no tenemos una buena relación con el conjunto de los países, con México incluido, es muy difícil hablar de integración latinoamericana.
La presencia de Felipe fue una presencia muy dinamizadora y protagónica en darle a México ese papel, es decir, en comprometerse fuertemente a contribuir en esta Asociación, en ALADI, a darle materialidad o darle concreción a esa perspectiva que marcaba el Presidente de un mayor compromiso de México con América Latina.
Y a eso se sumaba la vocación del Embajador político con una obsesión -por llamarlo así Felipe- de dejar una impronta, de dejar una impronta en los dos lugares que iba a ocupar, dejar una impronta en la relación bilateral con el Uruguay y dejar una impronta en la Asociación Latinoamericana de Integración. Eso ya lo marcaba como un Embajador con cierto valor agregado y diferencial, digamos esa obsesión de no pasar desapercibido en su gestión en ALADI.
Cuando planteamos desde la Secretaría la iniciativa de la Expo ALADI, era un proyecto que caminaba con cierta dificultad, sobre todo no porque no tuviera consenso en el Comité sino la preocupación nuestra por el financiamiento. El financiamiento era muy importante, porque se trataba de un evento más o menos evaluado en cerca de USD 1.000.000, la Asociación contribuía con USD 300.000, pero estábamos estancados, recién iniciábamos las negociaciones o los pedidos a los organismos financieros multilaterales y a los organismos estatales uruguayos y de otros países, caso de Argentina y otros países.
Y cuando nos ganaba la duda y las dificultades, me acuerdo que una noche fuimos a cenar con el Embajador Felipe y él planteó: vengo de México, les dije a las autoridades: “jugamos o no jugamos, si jugamos, jugamos en serio”. México dijo jugamos en esto y vamos a apoyar con USD 250.000 para la Expo ALADI.
Eso nos dio una gran tranquilidad a nosotros, fue un gran catalizador de ese proceso y a partir de ahí se abrieron con más facilidad muchas puertas en términos de financiamiento y también abrió, vamos a decirlo, a países que estaban más renuentes a acompañar esta iniciativa. Así que nosotros, la Secretaría General y la ALADI, sentimos que le debemos mucho al Embajador Felipe, le debemos mucho en el plano político, en el plano del compromiso, del acompañamiento a la Secretaría y en el plano de las cosas que ha hecho ALADI estos últimos años.
Y otro tema que también atraviesa el plano institucional, pero se mezcla un poco con el personal, es que con el Embajador Felipe y con Alejandro compartimos algo medio inédito. Compartimos, como si fuéramos una empresa circense o teatral, una especie de gira, dos giras compartimos; cosas que dan a la relación y a la dimensión institucional la carga de la dimensión humana, de la relación personal, entonces le agrega otro valor, le agrega otra dimensión.
Felipe me llevó por México, que me hizo recordar las campañas políticas más intensas, porque en dos días recorrimos dos Estados mexicanos, Nueva León y Coahuila, y recorrimos también varias ciudades entre ellas Torreón, Monterrey y algunas ciudades más.
Fuimos a una conferencia en la Universidad Autónoma de Nueva León con el Secretario de Economía de México; luego a una reunión con el Gobernador de Coahuila; luego a una charla en México, Distrito Federal, estuvimos en el Senado de México hablando de la integración, hablando de la ALADI, hablando de América Latina; luego en la Cancillería Mexicana; luego en el casa de Felipe, en un evento que mostraba el nivel de reconocimiento y de convocatoria que tiene el Embajador Enríquez en su país. Entonces, este tema le dio a la relación otro tipo de componente.
En enero mismo fuimos a Coahuila y en un gran acto en la Intendencia de la Gobernación de Coahuila, con el amigo Moreira, el Gobernador de Coahuila, presentamos la Expo ALADI 2016. Que hayamos presentado la Expo ALADI 2016 en Coahuila, con el Director de ProMéxico que vino especialmente del D.F. hacia ese acto, y el Secretario y el Subsecretario de Economía fue una tarea que hizo el Embajador Felipe. O sea que no solamente contribuyó muchísimo con la Expo ALADI en Uruguay y en Argentina, sino que al mismo tiempo estaba interesando a la Gobernación de Coahuila. Quiero recordar que también aportó USD 70.000, pagó una de los agasajos que hicimos, muy bonito, una noche aquí en Montevideo. Y comprometió a esa Gobernación de los Estados más dinámicos, industriales y más importantes de México para que hiciéramos la Expo ALADI el año próximo en Coahuila.
El sábado estuvimos trabajando toda la mañana acá en ALADI con las autoridades de Coahuila planificando el evento, o sea con un año y medio de anticipación, es decir con un trabajo sistemático, activo y con un estado muy comprometido, muy, muy fuertemente interesado y previendo que va a ser un gran evento para el Estado de Coahuila y para el conjunto de la nación mexicana.
Por eso digo y vuelvo al principio –desde la perspectiva de quien ha vivido tan intensamente esta relación, desde el punto de vista institucional y desde el punto de vista personal– que lo que vamos a vivir hoy desde el punto de vista personal y para la Secretaría General es toda pérdida. Y digo que es toda pérdida porque no siempre aparece un Embajador con ese dinamismo, con ese compromiso, con esa vitalidad. daridad, agradecer tu acompañamiento, agradecer tu involucramiento en este proyecto de la ALADI. Y si la duda o la ambición era dejar una marca en el Uruguay y no voy a hablar en todo lo que construiste en términos bilaterales, pero si la duda era si dejabas o no en muy corto tiempo una marca fuerte en el trabajo bilateral y en la ALADI, totalmente la has dejado.
Así que a veces se dice un poco protocolarmente, un poco como de forma “te vamos a extrañar”, pero en serio los vamos a extrañar mucho. Aparte de extrañar la voz de Minerva cantando tangos, vamos a extrañar sobre todo esto que planteé: tu compromiso para que México reafirme su condición de país latinoamericano y su compromiso para trabajar en los tema de integración. Así que muchas gracias Felipe.
Suerte no te digo, porque sé que la vas a tener por tu profesionalidad y tu dinamismo, así que yo sé que te va a ir bien. Esperemos seguir viéndonos y que te hagas cargo un poquito de eso que creaste, que es la Expo ALADI en Coahuila el año que viene. Así que muchas gracias. | |