Excelentísima señora Michelle Bachelet, Presidente de la República de Chile; señor Ministro de Relaciones Exteriores de la República de Chile, Alejandro Foxley; honorables miembros del Congreso de Chile; señores Representantes ante esta Asociación; señores Representantes de Países y Organismos Internacionales Observadores; señor Secretario General de la ALADI y señores Subsecretarios; señoras y señores.

Tengo la honra hoy, en nombre del Comité de Representantes, de dar una cálida bienvenida a este Foro, a una de las personalidades políticas más destacadas de nuestra América Latina: la Presidente de Chile, señora Michelle Bachelet.

Las circunstancias me exigen brevedad, pero la síntesis no me ha de obligar a omitir lo que debe ser dicho. Señora Presidente, su vida toda marca un rumbo constante, indeclinable. Su especialización en medicina, la elección de la cirugía pediátrica; su actitud y sus pesares frente a la dictadura; su exilio en Alemania; su larga militancia política en el partido socialista; las carteras ministeriales de Salud Pública y Defensa que desempeñara durante el Gobierno del Presidente Lagos, son algunas de las muchas señales que fue plantando en su recorrido. Esos mojones se iluminan además, con su preocupación por los aspectos sociales y por el drama de la pobreza.

Por eso, señora Presidente, queremos expresar nuestra alegría y esperanza por su visita a la ALADI. Esta Asociación, lo mismo que su vida, tiene hitos claramente exitosos pero también enormes desafíos. La ALADI es la más antigua herramienta construida por la región para trabajar en la integración. Sobrevivió a todos los avatares y contradicciones que envolvieron a nuestros 12 países; y logró constituirse en el sustento jurídico, el paraguas de todos los avances que en materia comercial hemos logrado en los últimos casi 50 años.

Ayer mismo, usted y el Presidente Tabaré Vázquez, firmaron un anexo al Acuerdo 35 para acelerar las corrientes comerciales. Pero, aunque el camino recorrido es fructífero, no alcanza. La ALADI -lo mismo que usted, señora Presidente y demás Mandatarios de la región- está debatiendo de qué modo puede hoy ser útil para atender los enormes déficits, ya no comerciales sino sociales, que tiene esta parte del mundo. Nos encontramos aquí con la más injusta distribución de la riqueza del planeta y un enorme porcentaje de pobreza, en un continente que dispone de todos los recursos naturales necesarios para corregir ese drama.

Nos toca además, a usted y a la ALADI, enfrentar este desafío en un mundo que ha cambiado rápida y brutalmente. Tanto se ha transformado, que aquellos que fueron generosamente recibidos en estas tierras, cuando traían como únicas pertenencias hambre, pesares y esperanza, hoy rechazan la devolución de nuestra visita.

Por ese paralelismo que estamos describiendo, su oportuna visita, es un aire renovado que nos alienta a construir los consensos, imprescindibles para afianzar la integración, como modo de alcanzar la equidad y la mejor calidad de vida que nuestros ciudadanos merecen y reclaman.

Estamos frente a una posibilidad: depende de nuestro compromiso, esfuerzo y también audacia, no desperdiciarla. Su ejemplo, señora Presidenta, nos inspira. También el hecho de que sea la primera mujer, en ejercicio de la Presidencia, que viene a esta Casa, es igualmente ilustrativo.

Por todo eso, muchas gracias por su visita, señora Presidenta.