...PRENSA


El Comité de Representantes recibe la visita del Contador Enrique Iglesias, Presidente del BID
Ponencia del Excmo. señor Presidente del BID, Cr. Enrique Iglesias
04/16/2004

Me siento muy contento de volver a Casa, en esta Institución a la que vengo frecuentando desde hace unas cuantas décadas, no solamente como ALADI, sino con su antecesora, la ALALC, me tocó conocer y estar en el nacimiento de aquella importante e histórica iniciativa, de la cual esta Institución es heredera. Decían los brasileros: “os privilegios da idade” no? Me acuerdo muy bien el entusiasmo con que partió esta importante iniciativa histórica que tiene que ver mucho con las raíces mismas de nuestra región, de nuestra historia, de nuestros líderes. En estos ámbitos se evocaron los grandes principios, de los cuales partió América Latina desde su independencia, de manera que siempre es muy simbólica la presencia en estas Salas, en estos lugares de encuentro, porque forma parte de ese patrimonio histórico que representa esta Institución, que hay que recordarlo siempre, porque es muy importante que no perdamos de vista el gran mensaje con que partió esta iniciativa hace ya más de 40 años.

Creo que están pasando cosas importantes en el mundo y están pasando cosas importantes en América Latina y en cada uno de nuestros países, y el debate sobre el tema que a ustedes los ocupa, y que nos ocupa a todos en este momento, de cuál es el papel central que debe tener esta organización, como usted lo recordaba es importante ubicarlo dentro de ese marco que acabo de hacer referencia.

Ciertamente que están pasando cosas muy importantes en el mundo, buenas y malas, y algunas de ellas muy malas, pero es cierto que estamos viviendo una realidad en donde comienza a percibirse un avance espectacular del comercio mundial a partir de ese dínamo que significan hoy las economías industrializadas y las nuevas economías que se están incorporando en el panorama internacional. Es el caso del este asiático, nos impresionó en los años 80 con los famosos NIC´s y ahora nos impresiona la aparición en el escenario internacional de economías como China e India, que forman parte de -yo decía hoy de mañana en un foro- un segundo piso en el mundo, nos han puesto un segundo piso lleno, por supuesto, de grandes oportunidades, inmensas oportunidades para la humanidad, pero también lleno de no pequeños desafíos. Si antes ya los teníamos, ahora los tenemos mucho más.

Hay una transformación muy importante en las corrientes comerciales del mundo, en las corrientes de inversión que, de alguna forma, sacuden nuestra capacidad de acción, de imaginación y de actuación. Más que nunca hoy estamos demandados como países y como región para ubicarnos en ese contexto internacional, de esa extraordinaria dinámica que tiene hoy la comunidad internacional.

Están pasando cosas también en América Latina y cosas muy importantes, hace pocos días tuvimos nosotros la reunión del Banco en Lima, -creo que veo algunas caras aquí que recuerdo haberlas visto en ese encuentro nuestro- la reunión anual del Banco. Y en esa reunión yo recordaba con los Gobernadores del Banco, que después de 4 años de recesión, América Latina ve este año con más optimismo, con más oportunidades de crecimiento, vamos a crecer un 4%, después de haber hecho un 1% escaso de promedio en los últimos años, lo cual quiere decir que América Latina comienza a despertarse a una etapa de crecimiento, aunque no lo que desearíamos de crecimiento, importante para la historia reciente.

Y en ese crecimiento, yo decía que habían causas internas, los países han hecho políticas serias en materia fiscal, en materia cambiaria, en materia monetaria, pero hay también una coyuntura internacional que nos está beneficiando, y que es la que está ahí, estos países que dependen tanto de las materias primas viven un poco del auge del precio de las materias primas, que estamos viendo hoy, muy influida por el fenómeno chino, la demanda china. Estamos viendo una caída de la tasa de interés, la más baja de los últimos 45 años. Estamos viendo, además un dólar devaluado, que ciertamente para las operaciones en el área “no - dólar” nos beneficia, aumentando nuestra capacidad de competencia, es decir estamos teniendo una realidad internacional que sumada a políticas nacionales está dando como resultado que hay un período de bonanzas, así lo llamamos, las cosas están yendo mejor.

Lo importante es que miremos esa perspectiva, es un fenómeno que hay que verlo con cautela, porque estas cosas, como sabemos no son permanentes. Es decir, las bonanzas, sobre todo las que vienen de afuera son bonanzas que hay que mirarlas con cautela, pero están ahí y estando ahí, en este momento, que vive la región, yo creo que una de las cosas que llamábamos la atención es mirar hacia delante, esa bonanza, tratando de preguntarnos a qué nos convoca el momento que estamos ahora.

Yo decía que significa, primero administrar la bonanza; segundo ver cómo podemos mejorar un poco los indicadores sociales y; tercero tratar de ubicar la negociación internacional en ese contexto de oportunidades circunstanciales que nos ofrece el momento que estamos viviendo.

Administrar la bonanza supone muchas cosas, pero básicamente supone en primer término aprovechar para corregir aquellas cosas que tenemos pendiente, como por ejemplo toda el área fiscal, que es un tema que realmente hoy prácticamente inquieta y preocupa a la gran mayoría de nuestros países. Hay un tema fiscal que tenemos que abordar y es una de las cosas donde realmente estamos pensando que hay que reaccionar en administrar la bonanza.

Hay, por supuesto, que tratar de mejorar las condiciones básicas de nuestros países, como el ahorro y como la capacidad de inversión, que ha caído un 20% los últimos años. Tenemos también que buscar la forma de poder generar las condiciones que nos permitan ir acercándonos a economías mucho más competitivas, el Banco está muy comprometido con el reto de la competitividad, porque creemos que hoy por hoy es un tema central, tan importante como el social que mencionaré ahora enseguida, pero la competitividad hoy en día es un desafío de una extraordinaria importancia en todos los países. Estamos trabajando con la mayoría de ellos, aquí en el Uruguay también, tratando de ver cómo podemos prepararnos para poder insertarnos en una economía abierta, en donde están esos nuevos fenómenos que acabo de mencionar.

Todo el tema de la competitividad que es mucho más que manejar las variables macroeconómicas, es entrar en reformas estructurales, es meterse en los temas de infraestructura, los sistemas judiciales, las condiciones de funcionamiento de los mercados financieros, es todo una temática sumamente compleja que de alguna manera hoy por hoy está en el centro de las preocupaciones hacia delante.

Nuestros países de no sumarse a los esfuerzos de competitividad, corren el riesgo de quedar excluidos en ese tren dinámico de la historia contemporánea, de manera que éste es un desafío realmente de primera magnitud. Este es un tema que, ahora en estas condiciones de mayor holgura, tenemos que buscar y ver cómo podemos administrar.

Creo que todos estos elementos forman parte un poco de las tareas a las que nos puede llevar este tema que tenemos hoy de una mayor bonanza por un período determinado de tiempo que tenemos por delante.

En segundo lugar lo que mencionaba el Secretario General, tenemos las deudas sociales que son muy grandes, de esa bonanza la gente se pregunta: y ahora qué?, qué me llega a mí de esa bonanza?, yo creo que hay que ver un poco cómo podemos hacer alguna cosa que nos permita administrarla, de forma tal que algún dividendo social comience a correr hacia los sectores de la sociedad que están más abandonados o más excluidos, y digo que en esta materia, una de las cosas que llamamos la atención es que éste es el momento con que, con una mayor holgura fiscal se puede realmente hacer un esfuerzo serio en la mayor eficiencia del gasto social.

Recordamos que en la última década de los 90’ el gasto social aumentó un 58%, en términos reales con respecto a la década precedente, es decir que ha habido un esfuerzo muy importante y sin embargo seguimos teniendo mucha pobreza, seguimos teniendo una distribución del ingreso muy desigual, seguimos teniendo desempleo, es decir, que de alguna manera usemos un poco esta mayor holgura circunstancial para invertir más en lo social, pero para invertir mejor y de esa manera darle respuesta a esa angustia que hoy hay en América Latina y que de alguna manera está prometiendo la base de apoyo social a muchas de estas cosas.

Pero, hay un tercer frente, que es el momento que nos convoca, el momento actual, y es un poco mirar que hacemos con la integración. América Latina en los últimos años ha hecho esfuerzos muy importantes, en los años 90’ para adelante, que se iniciaron las políticas de los acuerdos bilaterales, se profundizaba la creación de nuevos esquemas de colaboración, como es el caso de MERCOSUR, se vitalizaron otros, como el Grupo Andino, como el Grupo Centroamericano, la zona del Caribe, el inicio por primera vez de los grandes acuerdos de América Latina con los países del Norte, con Estados Unidos, con Europa y con algunos países asiáticos.

Es decir, realmente la dinámica en que hemos entrado es muy grande, entonces, la pregunta central es cómo, en este esquema de hechos que acontecen a nivel mundial y a nivel regional, podemos realmente reubicar conceptualmente, intelectualmente, el esfuerzo integrador. Yo voy a coincidir con usted totalmente, y voy a tratar de coincidir a partir de la idea, yo creo, de que éste es un momento en que el re-pensamiento del esfuerzo de integración adquiere una importancia fundamental, porque realmente tiene un papel que cumplir.

Nosotros hemos visto auges y declinaciones en materia de la integración. Nosotros recordamos el viejo regionalismo, partimos con mucho entusiasmo, fue un regionalismo que avanzó todo lo que pudo, pero tenía limitantes de tipo interno en cuanto a la capacidad de dirección de los Gobiernos y a limitantes en cuanto al modelo prevaleciente que era un modelo de economías semicerradas, tenían inestabilidades macroeconómicas, tenían también problemas de insuficiencias de solidez de las instituciones democráticas.

Ese regionalismo dio paso a una segunda fase, que todos conocemos. El regionalismo cerrado dio paso al renacimiento de un regionalismo abierto y ahí yo creo que la integración regional pasó de ser un instrumento para minimizar los costos de economías cerradas, para pasar a tratar de convertirse en un instrumento importante de adaptar nuestros sistemas económicos a la economía internacional, que es un poco el sentimiento que tiene hoy, la gran misión que tiene la integración está precisamente en ese aspecto.

Yo creo que una de las cosas importantes que nos dio la experiencia del regionalismo abierto es primero que comenzó a partir de la reducción de las barreras arancelarias, a convertirse en un instrumento de ganancias en materia de competitividad y de eficiencia, creo que ha habido, sin duda alguna una mayor productividad de las economías como consecuencia de este fenómeno de regionalismo abierto.

En segundo lugar también apareció ese fenómeno acompañado de una apertura hacia la relación con los países regionales, lo cual permitió, por su lado minimizar los posibles efectos de la desviación de comercio. Creo que también empezó a incorporarse en el nuevo regionalismo abierto, disciplinas de segunda generación, que regulan barreras no arancelarias, servicios y otras áreas que vinieron conexas en los acuerdos que se fueron aprobando y además hemos visto cómo detrás de este regionalismo abierto comenzaron a abordarse otros temas como por ejemplo la cooperación en materia de infraestructura, caso de IIRSA; el caso de Puebla-Panamá; y comenzamos a ver también cómo aparecieron otras cooperaciones todavía mucho más profundas, que son las cooperaciones políticas, cómo se fue creando una cultura en donde estos esquemas sirvieron para algo más que los instrumentos comerciales o los instrumentos de cooperación con el resto del mundo, sino para servir también a objetivos de tipo político, que fueron en cierta forma protegidos y ayudados por parte de los esquemas regionales.

Quiere decir que se abrió una perspectiva muy importante por parte de los esquemas de integración que vale la pena recordar en estas circunstancias, ahora, yo creo que es importante aprovechar estos momentos favorables para consolidar los sucesos, para aprender de las limitaciones y tratar de entender nuevas opciones o nuevos objetivos. Yo creo que ahí está el tema de avanzar en la profundización de la integración, ponerla al servicio de la estabilidad macroeconómica, tratar de que signifique además una forma importante para ayudar a una distribución más solidaria y equitativa de los beneficios de la integración, muy de inmediato, fundamentalmente a los países más pequeños, y de esa forma, el instrumento integrador hoy, mirando por las perspectivas de las experiencias pasadas, puede ser un gran estamento de valorización de nuestra capacidad de acción en los mercados internacionales y la capacidad de profundización dentro de nuestras fronteras de los esfuerzos de cooperación.

En ese sentido, adquiere una labor muy importante el fortalecimiento de las instituciones y ahí, la tarea de aprovechar para reforzar la resolución de controversias comerciales, la coordinación macroeconómica, los procedimientos antidumping, comienzan a tener una importancia significativa en el avance en esta materia.

Creo que todo esto debe estar acompañado por un nuevo desafío que son los ajustes estructurales que nuestros países van a tener que hacer para adaptarse a sistemas de economías abiertas. En el Banco hemos abierto una línea ahora de acción, -estamos empezando con Costa Rica- para procurar ayudar a los países a enfrentar los impactos que va a tener sobre las economías la apertura y esto significa fundamentalmente hacer muchas cosas hacia adentro para generar lo que en Europa se hizo a través de tantos años, los ajustes estructurales tendientes a preparar nuestras economías para la apertura a las corrientes comerciales.

Dentro de ese esquema, hablemos un poco ahora, de cómo yo veo un poco el papel de ALADI.

Bueno, yo comenzaría diciendo que la ALADI ha tenido un rol de gran valor en su historia, como decía hoy al inicio, pero que mantuvo los grandes ideales de mantener y custodiar el patrimonio histórico de los tratados comerciales que se han venido aprobando, la experiencia en las negociaciones, un terreno muy fértil por tanto para el resurgimiento del quehacer en materia de integración.

Yo creo que si no hubiera existido ALADI, las iniciativas políticas de integración de los 90’ no hubieran podido desarrollarse en la forma que lo hicieron, estoy convencido de eso. De manera que eso aparece un poco desdibujado cuando uno hace una valoración histórica de esta organización, y creo que vale la pena recordarlo. Yo creo que más allá del comercio, la ALADI fue un foro de reflexión y consulta de gran importancia, donde se han podido debatir cuestiones comerciales con un enfoque latinoamericano, yo creo que es importante que reafirmemos una y otra vez que es fundamental mantener la visión latinoamericana de los problemas, más allá de las posibilidades que ofrecen las asociaciones de países o grupos de países, mantener la visión de la región como un todo, es muy importante y en esa forma, después podamos realmente ir construyendo, a partir de esa visión los distintos esfuerzos que los países quieran emprender en asociaciones de grupos de países, o regiones.

En esta materia esa visión que dio ALADI desde el inicio no permitió de alguna manera ir modernizando los instrumentos, y es una de las cosas que hoy nos debería llevar un poco a la revisión del papel de esta Asociación. Debiera ser de alguna forma eso, ir revisando la forma cómo podemos atender, con nuevos instrumentos o nuevos esquemas de intervención, la presencia y el fortalecimiento de la integración regional.

Yo diría lo siguiente con respecto al desafío para el futuro. Para navegar un poco bajo los vientos de la globalización, los países de esta región tienen que fortalecer su capacidad en las negociaciones comerciales y tener un foro de reflexión y de consulta. Algo así como un think-tank, que sería éste el objetivo fundamental dedicado a consolidar y promover estrategias de integración profundas, para la inserción en la economía mundial.

América Latina como región, necesita tener un punto de reflexión y esa es una tarea fundamental en la cual ALADI puede y debe tener un papel central. Aquí hay un patrimonio, hay una tradición, hay un patrimonio de información y de capacidad técnica acumulada muy importante y creo que todo eso, si son adaptadas a las nuevas realidades, pueden ser ciertamente un objetivo estratégico de la nueva visión de la integración en América Latina.

Yo quisiera mencionar 8 frentes en los cuales me parece que la integración y la labor de ALADI, podrían jugar un papel renovado mirando hacia el futuro en ese nuevo concepto de priorizar o privilegiar el esfuerzo de integración en el contexto de todo el acontecer que tiene lugar hoy en América Latina en materia de integración.

Primero, generar información armonizada sobre preferencias comerciales, sobre servicios y compras del Estado y muy especialmente en la compleja área de las barreras no arancelarias. Yo creo que eso sería fundamental, ahí hay una primera tarea que podría significar para ALADI profundizar la integración y avanzar en los objetivos de los mercados comunes.

En segundo lugar, creo que le cabría también a esta Institución continuar con la provisión de asistencia técnica en los idiomas de los países miembros, que no es poca cosa, en materia de facilitar la comunicación, contribuyendo a generar y difundir ampliamente en los países miembros las capacidades relacionadas con el comercio, que son necesarias para aplicar efectivamente y cumplir las obligaciones pactadas, quizás la experiencia de CEFIR sea útil reactivarla, reavivarla, porque hay ahí un capital acumulado, que valdría la pena revisar para poder, de alguna manera, hacer pie en él.

En tercer lugar, sería importante animar un foro de difusión y consulta, entre países y entre órganos oficiales y la sociedad civil, donde se discutan asuntos de interés común, vinculados al comercio y la integración. Una de las cosas que más me preocupa cuando recorro los países es qué poco informada está la opinión pública respecto a los temas del comercio, a sus dificultades, a sus potenciales, y yo creo que se convierte automáticamente en barrera fundamental para la acción política, simplemente porque no se ha llegado realmente a comunicar a la opinión pública, a la sociedad civil, lo que significa la oportunidad del comercio hacia fuera y hacia dentro, y en esta materia esta Institución podría tener en ese campo una labor muy importante a desarrollar.

En cuarto lugar, funcionar como mecanismo de articulación entre el MERCOSUR y la CAN, con el objetivo de acompañar la convergencia de la normativa comercial hacia un espacio de libre comercio regional. Es decir, promover iniciativas de cooperación creciente con otras áreas y facilitar negociaciones externas en particular, con otros miembros de la ALADI, como es el caso de México o de Cuba.

En quinto lugar, cooperación con las Secretarías del Mercado Común Centroamericano y el CARICOM, para promover más comercio entre ALADI y los países de dichos acuerdos.

En sexto lugar, promover una mejor participación de los países de menor desarrollo económico relativo, en los procesos de integración, respondiendo a sus necesidades específicas y contrastar las disparidades que impiden el aprovechamiento de los beneficios de la integración.

En séptimo lugar, generar mecanismos de facilitación de negocios, para promover una mayor participación del sector privado, especialmente de las PYMES en los flujos comerciales regionales y globales, a través de la difusión de informaciones, capacitación, facilitación de contactos sectoriales, creo que aquí la vigorización del concepto empresarial podría ser un factor particularmente útil en estos momentos.

Y en octavo lugar, ser un punto de enlace entre la región y el resto del mundo, proporcionando información e inteligencia comercial y facilitando contactos oficiales y privados, con el objetivo de promover las exportaciones y generar mayores inversiones extranjeras.

Estos ocho frentes, -que sé que están más o menos en el debate de todos ustedes- son elementos que valorizados podrían devolverle ese papel central que yo creo que tiene que tener esta Asociación en el conjunto de esfuerzos que hoy se viene llevando en América Latina, dentro de la región y, entre la región y el resto del mundo.

Por la tradición histórica que tiene esta ALADI, está en una posición privilegiada para servir a estos propósitos, sería muy importante, porque tenemos la impresión de que muchas veces los esfuerzos de la integración se vieron muy competidos por la gran demanda de esfuerzos en materias de negociaciones externas. Creo que hay que mirar un poquito hacia dentro nuevamente y tratar de encontrar en el esfuerzo regional, una dinámica propia.

Es importante, por tanto, este esfuerzo para definir nuevas prioridades. Es muy importante además fortalecer fuertemente a la Secretaría General, creo que estos ejercicios requieren tener una Secretaría General fuerte y vigorosa, apoyada por los países miembros, y en todo eso, ciertamente, el Banco está muy interesado en seguir operando, como decía muy bien el Secretario General, nosotros hemos tenido operaciones, -quisiéramos que fueran muchas más- pero estamos dispuestos a hacerlo realmente.

Creemos en un papel revitalizado y renovado de esta Institución, creemos que América Latina lo necesita, creemos que tenemos que hacer pie en las experiencias acumuladas y en esa materia, como recordara muy bien el Secretario General, uno de las cuatro áreas de prioridad para nosotros es el área, precisamente de integración, de manera que mirando hacia delante, sea en la colaboración con la Secretaría, y sea sobre todo en la nueva frontera que hemos abierto, trabajar en materia de ajustes estructurales, para prepararnos para el libre comercio, es una de las cosas donde realmente yo veo que hay una fértil área de cooperación entre ambas instituciones.

Por eso, yo le deseo mucho éxito a este Comité, en sus esfuerzos, y por supuesto, le reitero nuevamente, que así como lo ha hecho en el pasado, redobladamente lo haremos en el futuro, en materia de colaboración. Muchas gracias.