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El Comité de Representantes recibe la visita del Embajador Rubens Ricúpero, Secretario General de la UNCTAD
Ponencia del Secretario General de la UNCTAD, Embajador Rubens Ricúpero
06/01/2004

Les pido un poco su indulgencia porque yo decidí hablar en mal español, que en portugués, mi amigo Bernardo, con más sabiduría ha hablado en portugués, pero yo creo que tengo una explicación, yo me recuerdo que una de las veces que he vivido en Washington, era muy amigo de un periodista argentino Ari Moleon, que trabajaba en una de las agencias telegráficas y una vez en que hablábamos de nuestro común amigo Alejandro Orfila, el decía: “Bien, Orfila es un argentino profesional”. Yo no soy profesional, yo tampoco estoy acá como brasileño profesional, así que me permito más hablar en español y les pido como decía, su indulgencia para los errores que seguramente voy a cometer.

Quería primero, manifestar mi alegría de estar de vuelta en esta organización, que yo estimo mucho. Mi agradecimiento por la amable y honrosa invitación que me han dirigido., y mi disponibilidad con entusiasmo de seguir trabajando juntos en temas de común interés.

No puedo dejar, a pesar de que estoy en un ámbito multilateral, plurilateral, de mencionar también mi alegría por estar de regreso en Uruguay, que me es un país particularmente caro. Hace 50 años que siempre he tratado en mi vida de temas uruguayos, desde los temas de la integración fronteriza, de la Laguna Merín que hasta hoy lamento que no hayamos puesto en marcha, como deberíamos haberlo hecho desde hace muchos años y mi amigo Eduardo Santos, que está aquí presente conoce bien la sinceridad de mis propósitos, porque hemos trabajado juntos en eso. Él mismo es autor de una gran disertación sobre nuestra relación con el Uruguay, que hemos discutido muchas veces en conjunto.

Así que me complace esa oportunidad de decirles un poco cómo veo, en este momento, el panorama del comercio mundial, partiendo siempre de lo concreto, de lo que nos preocupa ahora, en nuestro continente, más ampliamente en las negociaciones de comercio.

Pero antes no podía dejar de mencionar un poco la Conferencia de la UNCTAD. La Conferencia será la Undécima que realizamos y como ha mencionado con mucha generosidad, mi respeto, el Embajador Pericás, también es la oportunidad de los 40 años sea de la UNCTAD, sea del llamado Grupo de los 77 y de la China, que han nacido prácticamente juntos.

Yo menciono la cuestión del aniversario, no porque tenga una importancia mágica ese número de 40 años, sino única y exclusivamente porque en realidad la ALADI, y antes su predecesora la ALALC, el primer Tratado de Montevideo, y la UNCTAD son productos de un mismo movimiento de pensamiento y acción, que ha nacido en Latinoamérica en los años 50’.

Han sido básicamente economistas, cientistas sociales y políticos latinoamericanos que han empezado a pensar el desarrollo desde una perspectiva de los países del sur, y básicamente hombres como don Raúl Prebisch o como Celso Furtado, -que aún sigue muy productivo- han plasmado un poco la base de lo que eventualmente iría a constituir el comienzo del movimiento de integración latinoamericana con el primer Tratado de Montevideo en 1960 y pocos años más tarde, la creación de la UNCTAD, que es un poco lo que yo he llamado, en un texto sobre el centenario del nacimiento de Prebisch, la globalización de Raúl Prebisch, en el sentido que es el momento en que él sale del ámbito latinoamericano y pasa a ser una persona con acción global, porque él se había dado cuenta que su pensamiento sobre el comercio tenía necesidad de un ámbito más global que pudiera incluir en ese sistema como un todo.

Los dos movimientos no solamente tienen el mismo origen, sino que son complementarios.

Menciono esto por que por un lado, estaba la idea de esta generación latinoamericana, de que el proceso de desarrollo del continente, mediante la industrialización, la incorporación de tecnología y el aumento de productividad, requería, entre otras cosas, de una integración comercial, económica, tecnológica de los países de la región, y esta idea era impulsada por la constatación del poco aprovechamiento que existía del potencial de colaboración mutua.

Por otro lado, este mismo impulso de integración y de desarrollo no se completaría, si no hubiera también una evolución del sistema comercial global. Lo que Prebisch y los otros habían comprendido muy bien era que el problema del proteccionismo particularmente en los temas agrícolas o productos sensibles, en las manufacturas que podían exportar los países en desarrollo, sólo podría resolverse mediante un acuerdo global, en que los países industriales del norte comprendieran que era de su interés, como dicen los americanos, en su enlightened self interest, en su autointerés esclarecido, contribuir al desarrollo de los países del sur, porque sería una manera de crear una demanda adicional por los bienes de capital, por la tecnología de los países industriales. Es lo que más tarde se vino a llamar interdependencia y es eso lo que está en la fundación de la UNCTAD.

Entonces, son dos ideas que son inseparables, y que no están en contradicción, la integración latinoamericana o la integración entre los países en desarrollo, no es una alternativa al comercio o a la integración con los países del norte, sino que es su complemento necesario, indispensable para poder crear un sistema realmente, cada vez más integrado y cada vez menos afectado por barreras innecesarias.

Entonces, yo creo que hay que partir de esa realidad, cuando se piensa en la realización de la Conferencia. Esta Conferencia que, en poco más de dos semanas se reúne en Brasil y un poco antes, tendremos una semana de comercio exterior, en Rio de Janeiro, que empieza el 7 de junio, ya con 10 eventos independientes, a uno de los cuales hemos invitado al Secretario General de la ALADI, que será un evento sobre la interacción entre el multilateralismo y la regionalización, cómo comprender todos los problemas que pueden nacer de esa relación compleja, y vamos a tener un otro evento sobre la India y el MERCOSUR. En fin, varias cosas que afectan a la integración latinoamericana, en esa semana de Rio.

Esta Conferencia de la UNCTAD es buena para que ustedes puedan darse cuenta de su dimensión, que se mencione que será la más importante Conferencia, no solamente económica, sino que política de las Naciones Unidas este año. No hay ninguna Conferencia de las Naciones Unidas con esta envergadura. Al mismo tiempo es la más grande Conferencia de las Naciones Unidas que se realizará en mi país desde el 92, la Conferencia sobre Medio Ambiente, y en términos de la UNCTAD, es un regreso de la UNCTAD a Latinoamérica.

La UNCTAD, como ustedes saben hace una gran Conferencia cada 4 años y la última vez que estuvimos en Latinoamérica, fue en Cartagena de Indias, en Colombia, y antes nos habíamos reunido en Santiago de Chile, en los año s 70, una famosa Conferencia muy marcada por el espíritu de aquella década, tan particular en la historia de este continente.

Pero, en ese momento, cuando regresamos a Latinoamérica, es obvio que nuestra Conferencia, a pesar de ser global, tendrá un carácter más acentuadamente latinoamericano, es natural, legítimo, la última vez que nos reunimos en Bangkok en el año 2000, la crisis asiática del 97, estaba siempre presente en los debates.

Esta vez no hay duda que los temas latinoamericanos, de una manera o de otra estarán presentes en la Conferencia. La Conferencia tiene como temática general, la búsqueda de la coherencia entre las estrategias nacionales de desarrollo y los procesos globales. Quiere decir, el entorno, el marco global, sea las negociaciones de comercio, sea lo que pasa en el ámbito financiero y monetario.

Y aquí ya hay que decir que una primera constatación es que, desgraciadamente, en el mundo que vivimos, que no es el mundo ideal, pero el mundo real, en que no hubo aún la construcción de una nueva arquitectura financiera, donde no se ha logrado poner en marcha mecanismos que puedan evitar las crisis financieras y monetarias, o cuando ocurran encaminarlas a una salida ordenada, sin los sacrificios y las pérdidas que hemos visto la última vez en nuestra región, en nuestro país vecino y tan estimado por nosotros todos, la Argentina, que ha sufrido un enorme impacto con repercusiones graves también sobre el Uruguay, y sobre otros países, debemos decir, sin mucha solidaridad de la comunidad financiera internacional, sin que hubiera realmente mecanismos que pudieran reducir el contenido del sufrimiento humano.

Hoy día lo que vemos es una recuperación muy alentadora que a nosotros todos nos llena de mucha alegría, pero que se ha logrado con mucho dolor, con mucho sacrificio, con mucha pérdida. Desgraciadamente no tenemos aún mecanismos que puedan garantizarnos que eso no volverá a ocurrir, y es por eso que la coherencia obliga, y yo lo lamento, que por una cuestión de autoseguridad, una especie de seguro de vida, que los países logren constituir reservas que los protejan, como hacen los asiáticos, todos sin excepción, a empezar por Japón.

Saben que los asiáticos tienen acumuladas reservas, hoy día, que son astronómicamente altas, que son muchísimas veces superiores a la disponibilidad del Fondo Monetario Internacional. Yo, como antiguo Ministro de Finanzas, sé muy bien que acumular reservas no es la manera más inteligente o racional de aplicar los recursos, porque las reservas no venden mucho, pero desgraciadamente, cuando no hay otros mecanismos, no hay solución a un mismo, un pensador ortodoxo como Martin Wolf, lo reconoce en sus artículos. En la ausencia de una solución más sistémica, la coherencia nos obliga a buscar una solución que dependa del desempeño comercial básicamente, y en pocas palabras, nosotros tenemos que mejorar nuestra competitividad comercial, tenemos que mejorar nuestros saldos comerciales, reducir los déficit en cuenta corriente para depender menos de los recursos desde afuera y así protegernos un poco de esta volatilidad excesiva del mundo financiero.

Pero, si eso es cierto, sobre el mundo financiero, nosotros no vamos a olvidarnos en la Conferencia de lo que constituye la razón de ser de la UNCTAD, que es el comercio con instrumentos del desarrollo. La promoción del desarrollo a través del comercio, y ahí es que yo quisiera decirles unas pocas palabra sobre lo que yo considero la paradoja o la contradicción entre el mundo real del comercio y el mundo de las negociaciones, que no diré que no es real, pero es distinto, es un mundo, digamos que sienta la bases para el mundo real de las transacciones en el día a día.

Y lo que constatamos cuando miramos a ese panorama del mundo real del comercio y de las negociaciones; es que las negociaciones por un lado, como dijo muy bien el Secretario General de la ALADI no logran recuperar su dinámica. Uno podrá decir que está en crisis, o que está en compás de espera, esperando que ciertos acontecimientos políticos se realicen, o sea lo que quiera, pero la realidad es que no caminan las negociaciones, sea en la OMC, como ha dicho muy bien el Secretario General y Carlos Pérez del Castillo conoce muy bien este asunto, porque él ha llevado todas las consultas hasta una fecha muy reciente, sea en los intentos regionales del ALCA, o con la Unión Europea, una de las explicaciones es que no hay verdaderamente un vínculo automático, lineal e inmediato entre la recuperación de la economía y del comercio y los resultados de las negociaciones, porque las negociaciones son un fenómeno esencialmente político, que sufren el impacto de los eventos políticos, en el caso de las elecciones americanas, la expansión de la Unión Europea, las dificultades que tienen los europeos de avanzar en su programa de reforma de la agricultura, que es auténtico, que es sincero, pero que es difícil. Entonces, todos esos temas no son directamente, o fundamentalmente cambiados por la recuperación del ritmo del comercio y de la economía.

Ahora bien, no hay duda que si desviamos la mirada de las negociaciones hacia lo que ocurre en el mundo real del comercio, lo que vemos es un panorama realmente muy positivo, yo les diría si me pregunto cuál es el hecho más positivo que yo veo en el mundo de hoy, que es un mundo preocupante en que hay, de nuevo la tendencia hacia el alza de las tasas de interés, que hay, de nuevo la preocupación con el petróleo, no se sabe donde va a terminar eso debido a los problemas políticos estratégicos en el Oriente Medio, en que hay de nuevo la preocupación con la inflación, del retorno de la inflación, como ha sido el caso también en una época de guerra, de la guerra del Vietnam en los años 70’, y que nos ha llevado a los problemas que tuvimos después en los 80’. De nuevo una época de desequilibrios, de macro-desequilibrios, entre Estados Unidos y los demás, con el déficit del presupuesto americano, el déficit también externo de Estados Unidos.

Por lo tanto, en ese panorama en que hay razones para preocuparse, lo que yo veo que equilibra un poco el escenario es el crecimiento del comercio, que es realmente algo que nos debe dar más ánimo. Tuvimos después de los pésimos resultados del año 2001, cuando el comercio mundial había sufrido una contracción de menos 1%, había una recuperación que ha comenzado muy lentamente, en el 2002, pero el año pasado ha llegado a 4,7% en volumen.

Este año en el comienzo del año sea la UNCTAD, sea la OMC, habían previsto una expansión de 7 - 7,5; las últimas previsiones, la de la OCDE, ya dicen que el comercio va a crecer en 8,6% este año, ya nos acercamos a los mejores años del post-guerra, quiere decir un crecimiento del comercio que es más o menos dos veces el crecimiento del producto de la economía mundial, y la OCDE proyecta para el año próximo -ojalá sea cierto- un crecimiento de 10,2%, ahí ya nos acercamos realmente a los mejores años.

Ustedes saben que en el año 2000, -que ha sido, yo digo siempre, un año santo, no solamente para la iglesia católica, sino que también para el comercio mundial- el comercio ha crecido entre 13 y 14% en volumen. Uno de los crecimientos más espectaculares. Entonces, existe este tipo de aparente contradicción entre lo que pase en un dominio y en el otro.

En el caso de Latinoamérica y Caribe, ahora para llegar más cerca, sabemos que el año pasado, el continente ya ha mostrado los beneficios de esta recuperación, la recuperación del comercio, como ustedes saben es la otra faz de la recuperación de la economía americana y del crecimiento vigoroso de China, de los asiáticos, según el Banco Asiático de Desarrollo, las 41 economías en desarrollo de Asia y del Pacífico, deben crecer un promedio de 6% al año durante toda la próxima década. El crecimiento de Japón volvió a ser más dinámico.

Nosotros tuvimos en Latinoamérica, en el Caribe, el año pasado un saldo bilateral de comercio espectacular, de 41 mil millones de dólares. Es necesario retroceder a 1984 para encontrar un desempeño tan bueno como lo tuvimos en conjunto el año pasado, y también por primera vez en 50 años la región ha tenido un pequeño saldo, pequeño pero expresivo en cuenta corriente, 6 mil millones de dólares.

Otro aspecto que ha sido muy positivo el año pasado es que el desempeño ha sido casi generalizado, algunos mejor que otros, Brasil tuvo uno de los mejores desempeños de su historia, han crecido las exportaciones en 21%; MERCOSUR, 18%, los Andinos, excepto Venezuela que ha tenido problemas con el sector petrolero, por las dificultades políticas, los Andinos tuvieron unos 14%.

Es interesante notar que en ese año en que el comercio de Latinoamérica ha crecido en parte por la recuperación americana, -en gran medida- y en parte por la demanda asiática y otros factores, uno de los datos que llaman la atención es el problema de la relación que eso tiene con las negociaciones. Es curioso, si uno lee por ejemplo el balance preliminar de las economías de Latinoamérica y del Caribe, publicado por la CEPAL, en vísperas de Navidad, se dará cuenta que uno de los países que no ha tenido un desempeño tan alto ha sido México, que ha crecido solamente 2,5% de las exportaciones, prácticamente debido al petróleo, es claro que eso se explique en parte por que el crecimiento mexicano antes había sido espectacular, en 7 años México ha triplicado sus exportaciones de unos 50 mil millones a más de 160 mil millones y no se puede mantener siempre ese crecimiento, pero el hecho es que México es el único país de la región que tiene un Acuerdo de Libre Comercio con Estados Unidos, hace 10 años. Y la recuperación comercial americana es una de las grandes explicaciones del desempeño comercial de la región como un todo.

El informe de la CEPAL explica ese resultado, en parte por una relativa pérdida de competitividad de las exportaciones mexicanas frente a China. Es China que está conquistando el mercado americano, en parte frente a algunos países de Centroamérica y del Caribe como Santo Domingo, en parte a problemas que hubo con la moneda que se había valorado en el comienzo del año. Hay varias explicaciones y yo no tengo ninguna duda que el dinamismo mexicano, su capacidad exportadora, harán de ese episodio algo menor, fugaz, pero me pareció interesante mencionarlo, no por el aspecto que yo no creo que será muy expresivo, es una cosa solamente de momento, pero por que pone de relieve la importancia de la competitividad en el comercio exterior, como en la práctica los Acuerdos, quiere decir, las negociaciones.

Aquí es que yo quiero hacer la relación entre el mundo real del comercio y el mundo de las negociaciones, las negociaciones crean oportunidades, pero no garantizan el aprovechamiento de las oportunidades si no hay otras condiciones, incluso de competitividad.

Yo no tengo ninguna duda que el Acuerdo de Libre Comercio ha creado oportunidades, es claro que sería inexplicable como México ha triplicado sus exportaciones, si no fuera el Acuerdo de Libre Comercio, es lógico, natural, que haya creado oportunidades, pero el Acuerdo o la negociación, él sólo, no garantiza un resultado duradero, perdurable, porque la competencia en el mundo de hoy es sin treguas, no se detiene jamás y aún las ventajas de acuerdos regionales pueden ser eludidas por países como China, o Vietnam o otros que son capaces, por su bajo costo de mano de obra, o por otros factores, de neutralizar, de equilibrar, las concesiones que se han ganado en negociaciones.

Mi propósito es uno sólo, es llamar la atención de todos para otro tema, que mi amigo el Secretario General de ALADI ha destacado en su intervención, la importancia fundamental de la oferta, por que yo me temo, -y Carlos sabe muy bien de eso porque ha acompañado mis intervenciones- que nosotros en Latinoamérica y en el Caribe hemos despertado un poco tardíamente a la importancia de las negociaciones, pero después nos hemos vuelto un poco obcecados por las negociaciones, como si todo en el comercio se solucionara solamente por la vía de las negociaciones comerciales.

Uno lo siente, en mi país yo digo siempre, yo todos los años recibo 15 o más invitaciones para seminarios sobre las negociaciones del ALCA, de la OMC, o del MERCOSUR o con la Unión Europea, y yo nunca en mi vida, y tengo ya 67 años, nunca he recibido una invitación para un seminario sobre la oferta brasileña, qué pasa con la oferta brasileña?, es como si la gente considerara que nosotros no tenemos ningún problema en la oferta y en realidad nuestros problemas básicos están en la oferta, no en la negociación, incluso nuestras limitaciones, nuestros temores en la negociación se originan de la oferta, es porque nosotros sabemos que nuestra oferta no es tan buena, no es tan competitiva, no es tan cualitativamente fuerte que tenemos temor de abrirnos en ciertas negociaciones.

Por qué es que los asiáticos no temen a las negociaciones, en general, los chinos, etcétera? Porque están seguros que son competitivos, entonces, estas cosas están vinculadas, pero a pesar de que son obvias, curiosamente no han llegado a la conciencia plena de los países en términos de preocuparse con eso. Yo os daría un ejemplo, que me parece muy impresionante de mi país, el cual conozco mejor. Mi país como he mencionado ha aumentado sus exportaciones el año pasado en un 21%, una cosa extraordinaria. Es claro que venía de un período de muy negativo desempeño contrariamente a México. Durante años Brasil no ha aprovechado su potencial, por la moneda, etcétera. Entonces, hay que tener en cuenta ese factor, es una recuperación de los años perdidos, pero, qué es lo que pasa hoy día? En algunos sectores de la oferta, Brasil ya está tocando el techo, es el caso del acero, quien conoce el mercado del acero en Brasil sabe que en Brasil no hay en este momento acero para el mercado interno y para exportar, Brasil ya no tiene más posibilidad de expandir; el mineral de hierro, nosotros tenemos comprometida toda nuestra capacidad de exportación por tres, cuatro años, porque China prácticamente ha comprado toda la capacidad brasileña; en materia de papel y celulosa, estamos también prácticamente en el techo.

Entonces, tenemos, primero una limitación de cantidad a exportar y segundo tenemos como es el caso de nosotros todos, un problema de diversificación, de calidad y precio. Por qué es que los chinos tienen ese desempeño en Estados Unidos que yo he mencionado? Porque como ustedes saben, los americanos no son proteccionistas sistémicos, son proteccionistas en términos selectivos, tienen pocas áreas protegidas, pero para desgracia nuestra, particularmente de Brasil, es concurrente competidor de Estados Unidos, ellos se concentran en productos en que nosotros somos competitivos, acero, jugo de naranja, azúcar, etanol, tabaco, justamente los sectores en que, por ejemplo, mi país podría aumentar sus exportaciones, pero si exceptuamos estos productos, el mercado americano es muy abierto, por ejemplo, para Brasil el más grande de los mercados para los aviones de Embaer es Estados Unidos, cuál es el arancel de aviones para Embaer? Es 0. Cuál es el arancel de café en grano? Es 0. Entonces, no se puede mejorar un arancel 0. Nosotros exportamos aviones por que somos competitivos en aviones y no exportamos productos electrónicos como hacen los asiáticos, que no somos competitivos, no por que no tengamos un acuerdo de libre comercio con Estados Unidos, por que nuestra oferta no es adecuada.

Entonces, qué es lo que quiere la UNCTAD? En la Conferencia, queremos llamar la atención para el lado de la oferta. Nosotros sabemos muy bien que las negociaciones tienen sus propios locales, nosotros no vamos a tener una influencia directa sobre las negociaciones en la OMC, yo tengo esperanza que la Conferencia de San Pablo como ha sido el caso de Bangkok, después de Seattle, pueda generar un influjo positivo, pero atmosférico, en el sentido de que pueda, por el encuentro de las inteligencias, por el encuentro a través del diálogo, pueda generar un clima más positivo para las negociaciones comerciales y, según me parece, creo que hay iniciativas paralelamente, aprovechando la presencia en Brasil de personalidades fundamentales del comercio mundial, como Pascal Lamy y Supachai, creo que Zoellick también debe venir, van a hacer algún esfuerzo, digamos, un poco al margen de la Conferencia propiamente.

Y en eso nosotros no tenemos nada que ver directamente, así que espero que algún beneficio podamos aportar, porque para nosotros el éxito de la Ronda Doha es esencial, porque creemos que la Ronda debe llenar su promesa, que es de ser una Ronda de Desarrollo y para eso tiene que tratar el gran tema que está complicando todas las negociaciones que es fundamentalmente el tema agrícola. Hay que hacerlo con realismo, hay que hacerlo con espíritu pragmático, pero hay que hacerlo, entonces, en ese sentido tenemos esa esperanza, pero queremos al mismo tiempo recalcar la importancia de la competitividad en materia de oferta, y eso depende contrariamente a las negociaciones, depende más de nosotros. Es claro que no depende exclusivamente de nosotros, pero yo digo siempre que una de las cosas que me sorprende de esta obsesión con la negociación es que la gente no se percate de que la negociación es un proceso muy importante pero que no depende sólo de nosotros. Por más que haga Brasil, es muy difícil que nosotros logremos persuadir a los americanos a comprarnos el jugo de naranja, porque la Florida tiene 25 diputados en el Congreso que están ahí para no dejar pasar el jugo de naranja brasileño, entonces, no hay lo que pueda hacer Brasil, que yo imagine, yo he sido Embajador en Washington y una vez llegue a proponer que cambiáramos cerveza por jugo de naranja, en ese momento Brasil era muy cerrado para la cerveza, pero no hubo ninguna receptividad, así que no es solamente una cuestión de querer intercambiar, son problemas políticos.

Muchas veces la negociación se enfrenta a esa dificultad que depende de la voluntad ajena, mientras que la oferta depende mayoritariamente de nosotros, depende evidentemente de inversión, inversión nacional y extranjera, depende del costo de la inversión, depende de la estructura tributaria, depende de la logística de transportes, y depende de muchas cosas que como ustedes ven, por ejemplo, no son los americanos que nos impiden tener un sistema de impuestos más racional, o que nos impiden ser más eficaces en la logística del transporte, nosotros es que tenemos que encontrar una manera de mejorar la competitividad en esos sectores.

Entonces, vamos a querer dar mucha atención prioritaria a esos temas, y eso me conduce a la conclusión de mis comentarios, es que a nosotros nos gustaría mucho reanudar con ese proceso de integración regional, que está siendo conducido por la ALADI, ahora, en la realidad nueva, con la cual nos enfrentamos, el panorama de la integración de hoy ya no es más, -yo no me refiero al del 60’ en Montevideo, yo conocí bien la ALALC, por que en los años 60’, yo era encargado del sector comercial de Brasil en Buenos Aires, y en ese entonces, aún los tres productos que más vendíamos a la Argentina eran productos del siglo XIX, madera de pino, yerba mate y banana.

Ustedes ven como hemos cambiado las cosas, estábamos aún en el siglo XIX, en 1870 y ahí fue durante mis años en Buenos Aires que empezamos a sentir el impacto de los primeros acuerdos sectoriales de la ALALC, que han tenido un gran impacto en el sector automotor, en el sector de máquinas de oficina, como la IBM y otras, hubo un gran impacto entre México, Argentina, Brasil y otros países.

Yo siempre he seguido de cerca ese problema y el panorama actual no es el que teníamos en los 60’, ni tampoco es el del segundo Tratado de Montevideo, porque desde entonces hemos visto, por ejemplo ese gran cambio que ha sido la adhesión de Estados Unidos a la negociación de Acuerdos de Libre Comercio, a los cuales se habían resistido por un largo período. Primero firmaron con Israel, hoy día saben ustedes que el total del comercio americano que es regido por acuerdos preferenciales se acerca al total del comercio multilateral, así que ya está aumentando mucho este grado.

Entonces es una realidad nueva que hay que examinar y es por eso que en el Programa de Trabajo futuro de la UNCTAD, nosotros hemos sido estimulados por muchos países, incluso industriales, como la Unión Europea a dedicar una atención central a dos aspectos, dos aspectos de ese fenómeno.

Porque nosotros siempre hemos tenido mucho escrúpulo en entrar en el tema del regionalismo, porque sabíamos que no era nuestro mandato. Es el mandato de la ALADI, es el mandato de los organismos regionales y subregionales y en el caso de las Naciones Unidas de la Comisión Regional que es la CEPAL. Pero ahora hay una realidad nueva que hace imperativo un trabajo de la UNCTAD por dos aspectos.

Primero la relación entre regionalismo, sea exclusivamente entre países en desarrollo, sea el regionalismo como el ALCA y otros, entre países industriales y países en desarrollo, con las reglas del sistema multilateral del comercio, cuál es la interacción, es verdad que el regionalismo es un building block como se dice? una construcción de un multilateralismo más abierto o está poniendo en riesgo la cláusula de la nación más favorecida que es el fundamento, la fundación del acuerdo general.

Cuáles son los aspectos que pueden ser positivos o negativos, en términos del aumento enorme del tratamiento preferencial? y quien dice preferencial dice siempre necesariamente discriminatorio, porque preferencial es discriminatorio contra algunos.

Entonces cuáles son las consecuencias? Cuáles son las dimensiones de la inclusión en esos acuerdos de lo que hoy se suele llamar la integración profunda, la integración en propiedad intelectual o en el dominio de las reglas sobre inversiones o de competencia o de compras gubernamentales y otras.

Esos temas necesitan una aclaración sin perjuicio ideológico, sin una actitud preconcebida con espíritu empírico, pragmático, examinando caso por caso y el otro aspecto es el aumento de la posibilidad, un incremento de la relación no intraregional como ocurre digamos dentro de Latinoamérica, pero interregional, cuáles son los vínculos entre la integración nuestra y la integración asiática, ASEAN, por ejemplo o los nuevos acuerdos que se están gestando entre China, Corea, los otros países de ASEAN o entre India y los países del Asia del Sur.

Por eso es que hemos traído a India para ese diálogo primero con el MERCOSUR y la conclusión de la UNCTAD, nuestros estudios preliminares es que un acuerdo con la India puede aumentar el intercambio entre la India y el MERCOSUR multiplicándolo 16 veces, porque los aranceles de la India son muy altos para los que practicamos nosotros, así que si se logra una reducción habrá mucha cosa a ganar, incluso yo diría para países como Uruguay y Argentina.

Argentina ha sido el gran país suministrador de aceite de soja a India el año pasado, por ejemplo. En la India el 90% de sus exportaciones agrícolas son de aceites vegetales. Entonces hay oportunidades extraordinarias, porque es un país, ustedes saben que en pocos años más India va a sobrepasar a China como el país más poblado del mundo y así va a quedar por los próximos 3 siglos, según las estimaciones de la División de Población de las Naciones Unidas.

Así que hay un enorme potencial que existe en ese sector, entonces tenemos que ver cuáles son esas relaciones y es ahí que queremos trabajar con la ALADI, utilizando nuestra tradición de cooperación, buscar de qué manera la UNCTAD puede aportar su expertiz en la India, por ejemplo. Nuestro más grande proyecto de cooperación bilateral en comercio que tiene la UNCTAD es con la India y es financiado por Gran Bretaña, por el Reino Unido, es muy curioso, porque es con plata inglesa que estamos haciendo el proyecto para ayudar a la India en el comercio, entonces tenemos vínculos con esos países que pueden ayudar, lo que carecemos es del conocimiento de la realidad de la región latinoamericana, de la integración latinoamericana, pero ahí nos complementamos y yo quisiera terminar, porque yo veo que realmente he abusado mucho del tiempo, con un tema que ha mencionado también el Secretario General porque el había, como se dice en Brasil en la prensa, el había pautado mi intervención, me había dado la pauta, en portugués, las normas de la intervención.

Bien, yo quisiera decir que lo que dice Lula, la nueva geografía del comercio no es una figura retórica es la realidad, es la realidad porque es el resultado principalmente del gran crecimiento asiático, no hay que olvidar que en una larguísima medida es el resultado de la emergencia de China, ahora de la India y de las otras 39 economías del Asia y del Pacífico, no?

Es claro que algunos dirán: cómo considerar que China es un país en desarrollo? en realidad China es un caso, una categoría que no cabe en ninguna otra categoría, pero actualmente es en desarrollo y así se considera a sí mismo, entonces miren ustedes como esa realidad es importante.

El comercio sur-sur en 1990 representaba un 34% del comercio total de los países del sur con el resto del mundo. Era 34%, ahora ya está por encima de 40%. Está en 41, 42, crece mucho y se acerca a 50%. Ese comercio sur-sur, no es solamente entre los países en desarrollo, el fenómeno del impacto de la emergencia asiática lo sienten también los países industriales.

Ustedes quizás ignoren que actualmente en el Japón más del 50% de sus exportaciones van hacia países en desarrollo, ahí también la parte China es muy importante, pero está también Corea del Sur, los asiáticos en general. Japón era 49%, ahora ya está en 50 con alguna cosa, para Estados Unidos. Yo les doy otro dato, el año pasado 2003 ha sido la primera vez en la historia en que Estados Unidos ha importado de los países en desarrollo más, que de los países industriales, ahí también por China obviamente.

Ustedes saben que China tiene un astronómico saldo bilateral en el comercio con Estados Unidos, pero en términos de exportación e importación el comercio de los países en desarrollo ya representa el 43% del comercio americano.

Miren ustedes yo quiero recalcar eso para mostrar que el comercio sur no es una alternativa que excluye el comercio norte-sur, al revés, ambos crecen juntos porque todo está articulado. Yo os doy un ejemplo, para Corea del Sur desde hace un par de años China se ha vuelto el primer mercado, no lo era, era Estados Unidos, ahora es China. Ahora que es que Corea del Sur de la misma manera que Malasia o de la misma manera que Japón vende a China, básicamente insumos, inputs, partes de computadoras, de artículos electrónicos y de otros productos eléctricos que los Chinos utilizan para montar productos que venden a Estados Unidos, así que en el final de la línea está Estados Unidos.

China tiene esa posibilidad, ha representado para Argentina hace un año 10% de las exportaciones, es 6,7% de las de Brasil, cómo es que China puede consumir vorazmente tanta materia prima? la explicación es porque China tiene, ha tenido el año pasado un saldo bilateral con Estados Unidos de 124 mil millones de dólares, que es una cosa espantosa, es mucho más del total de las exportaciones brasileñas que son 70 mil millones, solo de saldo bilateral con Estados Unidos, tuvieron 124 mil millones de dólares.

tEs claro como se financia ese déficit americano, es que los chinos le compran los dólares para evitar que la moneda china se aprecié, los chinos como los japoneses, como los malayos, como los tailandeses compran dólares para acumular reservas, compran las letras del tesoro, los títulos del tesoro y así se cierra el círculo.

tAsí que tenemos un mundo, como ya ha dicho un estudioso, que está dividido en dos partes: una parte los países que financian su desarrollo por medio del comercio con Estados Unidos y compensan el déficit financiando el déficit americano. Y otra parte son los países que financian su crecimiento con la deuda.

Nosotros tenemos que pasar de una categoría hacia otra, tenemos que buscar, -es claro que no es un mundo sano, yo no creo que ese tipo de mundo pueda durar para siempre- este desequilibrio, pero decimos es mejor estar entre los que financian el comercio que los que financian con la deuda, creo que nadie contestaría esta conclusión.

Entonces hay una realidad, que no es un sueño que es ese comercio, ya no es más a la cosa declaratoria de los años 70 o de los años 60, es la realidad concreta y es esa realidad concreta que explica porqué hay un sentimiento de autoconfianza, autoafirmación. Por ejemplo grupos -como ese grupo en que Brasil está involucrado pero no es el único, el Grupo de los 20 o los otros- ya no se hacen más alrededor de ideologías, pero sí alrededor de propuestas concretas que serán buenas o malas pero que son concretas no son proposiciones ideológicas. Entonces una de las cosas que buscaremos concretar en la Reunión de la UNCTAD es tratar de impulsar un poco ese movimiento y tenemos un instrumento que no ha sido muy bien aprovechado, no ha sido realmente nada aprovechado que es el Sistema General de Preferencias Comerciales.

Es un sistema que ha sido firmado en el año 1989 que permite a los países en desarrollo reducir aranceles entre ellos sería el caso con la India, por ejemplo sin que esas concesiones sean dadas a los países industriales, es un sistema perfectamente legal, ha sido notificado al antiguo GATT, según la cláusula de habilitación y nos permitirá incluso tratar el problema de los países de menor desarrollo sin las complicaciones que tendríamos en el Sistema Multilateral.

Entonces queremos ver si logramos una nueva negociación en ese sistema, según las proyecciones de la Secretaría de la UNCTAD. Si logramos una reducción de un 30% en los aranceles entre los países en desarrollo lo que no es difícil porque como yo les decía hay muchos de esos países asiáticos que aún tienen aranceles mucho más elevados que los nuestros.

Si logramos una reducción de un 30% vamos a tener una ganancia neta entre el 7.5 y el 8.5 mil millones de dólares de comercio al año, sí logramos un corte más profundo de un 50% eso puede llegar a 15,5 mil millones de dólares.

Así que son realidades, son cifras yo no digo que será fácil, no será tenemos que modernizar las negociaciones, hoy día tenemos como Presidente del Comité de Participantes nuestro colega y amigo de Argentina, el Embajador Chiara Díaz y hay mucho entusiasmo para hacer un trabajo en ese sentido. Así que yo termino aquí y esta vez termino realmente con un pedido que me perdonen por el exceso yo no he traído un texto escrito y muchas veces en esos momentos una pierde un poco el sentido del tiempo, pero yo quería compartir con ustedes un poco lo que es mi pasión, que la pasión de la realidad del comercio y del potencial que existe para nosotros y que yo creo que es muy grande y depende básicamente de nosotros mismos.

Gracias, muchas gracias.