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Despedida del Comité de Representantes de la Excelentísima señora Embajadora Perla Carvalho Soto, Representante Permanente de México.
Discurso de la Representante Permanente de México, Embajadora Perla Carvalho Soto
07/12/2007

Hoy participo por última vez en el Comité de Representantes, después de desempeñar durante tres años y medio el honroso cargo de Embajadora de México ante la República Oriental del Uruguay y Representante Permanente ante la Asociación Latinoamericana de Integración.

Agradezco sinceramente los generosos conceptos que me han dirigido en la presente sesión, los que hago extensivos al conjunto de nuestra Representación.

En el transcurso de estos años seguí siempre con interés las sesiones extraordinarias del Comité, en las que anteriores Embajadores hacían un recuento y balance de su gestión al concluir su encargo. Ahora, es a mí a quien corresponde compartir esta percepción y experiencia acerca del camino recorrido.

En primer término, deseo señalar que recordaré con la mayor emoción mi estadía en Uruguay, en la que invariablemente recibí de sus autoridades y población muestras firmes e indelebles de la amistad fraterna que une a nuestras dos naciones.

Igualmente, conservaré la satisfacción de haber puesto mi mejor empeño en contribuir a las tareas de la Asociación la que, es sin lugar a dudas, el foro representativo de la integración regional, habiendo compartido esfuerzos, junto con ustedes, por incrementar nuestro poder colectivo a través de un mercado más amplio e incursionar así con mayor audacia en el sistema económico mundial.

Tengo la honra de suceder a distinguidos Embajadores de mi país que en su momento hicieron presente el interés y vocación de México por la integración latinoamericana y se esforzaron en contribuir al desarrollo y a la actual dimensión de la ALADI.

Todos ellos, con diferentes estilos y formación, pero con la misma voluntad construyeron puentes y consolidaron en forma creciente la amistad y sólida relación entre Uruguay y mi país.

De mis predecesores, a los que aludo, sólo citaré por su singularidad y dimensión humana al Embajador Vicente Muñiz Arroyo, a quien el día de hoy rendiremos homenaje permanente al inaugurarse las instalaciones del Espacio Cultural de México en Uruguay que llevará su nombre.

Desde la suscripción del Tratado de Montevideo hasta el presente, han transcurrido 27 años durante los cuales se ha perseguido por parte de los países miembros de la Asociación crear un mercado común latinoamericano que permita la libertad comercial de circulación de bienes, servicios, capitales y personas.

Los tiempos, velocidades y profundidad del proyecto de integración no han sido acordes con este objetivo de alcanzar un mercado común regional, ni tampoco se avizora un plazo definido para su concreción.

Al reconocer los avances logrados y calendarizados hasta el presente bajo la mayoría de los acuerdos existentes, los cuales mejoran los intercambios comerciales, consideramos también que estos requieren ser complementados para promover el máximo aprovechamiento de los factores de la producción y la complementación económica.

En estas décadas del proyecto de integración hemos visto, por otra parte, que se desarrollaron paralelamente profundos reacomodos de la economía mundial, transformaciones políticas sin precedente, y el surgimiento de las bases de un nuevo orden internacional que cobra forma y se cimienta en la actualidad.

En los distintos escenarios que hoy conocemos de este orden emergente, América Latina no acaba de aparecer posicionada en el futuro en un lugar prioritario en los distintos ámbitos de la economía mundial, como son la producción, el comercio, las inversiones, la tecnología y, en un sentido más amplio, en la transformación profunda de los niveles de bienestar de nuestras sociedades.

Por ello me parece oportuno citar la afirmación del Presidente de México, Felipe Calderón, cuando el pasado 29 de junio señaló en Belice que “Si queremos tener un mayor peso en el escenario internacional, la región requiere de una mayor integración, más genuina y más acelerada, para el progreso, el bienestar y la seguridad que queremos compartir”.

Son amplios los retos que plantea la integración y ambiciosa la contribución que requerimos de la ALADI para avanzar en este proceso. Hoy existen mejores condiciones que en el pasado en la región y menos justificaciones para mantener la excesiva cautela con que se ha actuado en los años anteriores.

Una etapa en el camino hacia ese objetivo lo constituye la conformación del Espacio de Libre Comercio, definido en la Resolución 59 (XIII) del 2004, a la cual el gobierno de México confiere alta prioridad. En consecuencia, la directriz que ha guiado mi actuación en los trabajos de la Asociación, ha sido la de impulsar de manera invariable el desarrollo e implementación de dicho Espacio.

Bajo este propósito correspondió a mi país, junto con una intensa participación en las tareas de la totalidad de las instancias políticas y técnicas del organismo, la satisfacción de copresidir y presidir los trabajos de este Comité y, en tal carácter, apoyar la preparación de los trabajos de la Primera Reunión de Altos Funcionarios Responsables de las Políticas de Integración, así como la coordinación del Grupo de Trabajo sobre Nuevos Temas.

Considero que las próximas tareas a emprender para impulsar un proyecto más ambicioso de integración se verían encauzadas y dotadas de mayor fuerza si en el próximo Consejo de Ministros se adoptara por parte de nuestros países un programa de amplio alcance que marcara los objetivos específicos, compromisos y plazos a ser asumidos para el Espacio de Libre Comercio.

El lanzamiento de una Ronda ALADI de Negociaciones Comerciales a fin de desarrollar el programa que menciono sería necesariamente un elemento que daría certidumbre y credibilidad a este proceso.

Como parte de lo anterior, se requeriría de la convocatoria de la Conferencia de Evaluación y Convergencia para que cumpla con las atribuciones que le confiere el Tratado de Montevideo y se reúna con la periodicidad que le ha sido señalada.

Afirmé en mi incorporación a este Comité en el 2004 que correspondía ahora emprender el proyecto regional, a través de un acuerdo integral y moderno, con reglas claras, transparentes y homogéneas para el comercio de bienes y servicios que estimule la inversión; apreciación que hoy reitero con el mismo convencimiento.

Si bien la integración incluye diversas vertientes, el núcleo de nuestros trabajos y la negociación debiera enfocarse prioritariamente al acceso a los mercados y a contar con normas y disciplinas comunes, incluyendo los llamados nuevos temas, siendo todo ello lo que finalmente potencia el comercio, la complementación económica, el empleo y el trato preferencial a los Países de Menor Desarrollo Económico Relativo. Nuestras deliberaciones, la movilización de los funcionarios de las capitales y los modestos recursos de la Asociación se han estado dirigiendo en forma mayoritaria y en una tendencia creciente hacia toda una temática distinta a la antes mencionada, constatándose en los Presupuestos por Programa de los últimos años, lo que considero debiera ser objeto de evaluación.

Para acompañar todo este proceso, la Secretaría de nuestra Asociación debe ser inclusiva en cuanto a contemplar el interés del conjunto de los países miembros; altamente propositiva para encauzar los objetivos de la región; imparcial y objetiva en cuanto al desahogo de sus encargos y mantener un alto nivel técnico.

Señor Presidente, deseo agradecer a las distintas Representaciones las oportunidades de diálogo y entendimiento que encontramos en diferentes momentos, aunque también reconozco que hubo las naturales divergencias que se presentan en un foro plural, prevaleciendo, sin embargo, el evidente deseo por todas las partes de avanzar en el proceso de integración.

Soy optimista, siempre lo he sido, por ello ante la proximidad del Consejo de Ministros estaré expectante acerca de sus resultados, los que no debieran ser otros que revitalizar a nuestra Asociación, fijándole pautas ambiciosas con compromisos más firmes.

Al concluir estas palabras, deseo reiterar el profundo interés de México por la integración regional y hacer de ésta la palanca de una nueva dimensión de América Latina que propicie la competitividad, la fortaleza y el bienestar para el conjunto de nuestros países “porque no es lo que importa llegar solo ni pronto, sino llegar con todos y al mismo tiempo”, tomando las palabras de León Felipe.

Les agradezco muchísimo a todos ustedes.