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XIV Reunión del Consejo de Ministros de Relaciones Exteriores de la ALADI
Palabras pronunciadas por el Ministro de Relaciones Exteriores de la República del Paraguay, Ruben
Ramírez Lezcano
03/11/2008

Por Ministro de Relaciones Exteriores de la República Oriental del Uruguay y Presidente del Decimocuarto Consejo de Ministros de la ALADI, Doctor Gonzalo Fernández; Señores Ministros y Jefes de Delegación, Señor Presidente del Comité de Representantes, Señores Representantes Permanentes y Delegados, Señor Secretario General, Señores Representantes de Países y Organismos Observadores ante la Organización, Señoras y Señores,

Nos congratulamos, en primer término, señor Presidente, por su designación en la conducción de este Consejo. Deseo a usted el mejor de los éxitos.

Agradezco, asimismo, el informe del Presidente del Comité de Representantes y por su intermedio, felicito al Comité por la excelente labor desarrollada en este tiempo para dar cumplimiento a los encargos que el Consejo le asignara en su última reunión, así como las demás tareas encaradas por el Comité para la gestión permanente de la Asociación.

Agradezco también el informe del Señor Secretario General destacando la importancia del aporte que él está generando para el desarrollo de la integración regional.

Señores Ministros y Jefes de Delegación, nuestra región se encuentra en pleno proceso de cambio en su visión integradora, hoy mucho más cercana a la gente y a la necesidad de que sus beneficios alcancen a todos, y fruto de ello son las iniciativas para la conformación de la Unión de las Naciones Suramericanas (UNASUR), y en lo que tiene que ver con la integración financiera, el Banco del Sur.

El propio MERCOSUR ha ampliado su visión incorporando a la sociedad civil como objeto de sus atenciones, al igual que innumerables iniciativas a nivel bilateral. En esta coyuntura de cambio, la ALADI no puede estar ausente y deberá necesariamente arbitrar los medios para dirigir sus miras hacia objetivos más amplios.

Es con ese espíritu y, en este contexto de la integración, que acudimos a la Decimocuarta Reunión del Congreso de Ministros, convencidos de que la opción para nuestros países es “más integración” para hacer frente a los desafíos con posibilidades ciertas de éxito, en esta era global en la que cualquier acontecimiento importa y tiene impacto, por más lejana que sea la región en la que se produzca.

Sin duda, el presente nos impone retos que tiempo atrás eran impensables y que hoy nos afectan con cotidiana crudeza, para lo cual debemos estar preparados.

Es por ello que entendemos que la Asociación Latinoamericana de Integración debe jugar un rol preponderante en la región y no sólo en el aspecto comercial, aunque su vocación integracionista se nutre y se desarrolla principalmente en base a los acuerdos comerciales.

Nada obsta para que esta institución, señera de la integración latinoamericana, sin descuidar su rol económico-comercial, con la misma fuerza con que ha asumido dicha condición rectora en el aspecto comercial, aborde, asimismo, otra visión de la integración. Una integración más cercana a nuestros pueblos, más cercana a las políticas sociales y de cohesión.

Creemos, señor Presidente, que la ALADI puede dar impulso a lo que hoy llamamos la “integración social y productiva”, de manera que los beneficios de la misma lleguen a toda nuestra sociedad y que la integración deje de ser una entelequia solo comprendida por entendidos técnicos y se convierta en un valor real para beneficios de nuestros pueblos. Por esto, saludo el hecho de que, por primera vez, vamos a adoptar una resolución sobre “Fuerzas Productivas”, que a nuestro modo de ver, es el principio sobre el cual debemos avanzar.

Señor Presidente, aunque estamos cambiando nuestra visión de la integración, para hacerla más solidaria y cercana a nuestras sociedades, sin embargo, quiero señalar que persisten las dificultades para nuestro comercio.

El acceso a los mercados sigue siendo una aventura para nuestros emprendedores ante la multiplicación de barreras al comercio, gracias a la inagotable imaginación de nuestros burócratas.

Llegaremos hacia mediados de la próxima década a la liberación de casi el 90% del comercio intrarregional, gracias a los programas de liberación de los Acuerdos de Alcance Parcial, suscritos al amparo del Tratado de Montevideo 1980 y, sin embargo, esa liberación quedará en los papeles si no abordamos con honestidad y franqueza el tema, o los temas, de las restricciones no arancelarias.

Celebramos las distintas Resoluciones y el tratamiento de aspectos que hacen al marco normativo y al desarrollo de la integración, las reglas de origen, las medidas sanitarias, fitosanitarias, para que tengamos un marco que otorgue previsibilidad y estabilidad a las operaciones comerciales y no nos confrontemos con grandes dificultades al momento de despachar los productos.

A nuestro entender, estas restricciones constituyen hoy la causa principal por la que el comercio no ha podido crecer lo suficiente entre nuestros países, afectando seriamente la credibilidad del proceso de integración y afectando aún más las posibilidades de desarrollo de nuestros países.

Mi país, el Paraguay, en su condición de país de menor desarrollo relativo, sin litoral marítimo, al igual que la hermana República de Bolivia, debe hacer frente a una serie de dificultades e inconvenientes, que se traducen finalmente en una economía sumamente vulnerable ante los impactos, que repercuten seriamente en sus posibilidades de desarrollo.

Los costos de la mediterraneidad son elevados, con sólo citar que los del transporte para su comercio internacional son superiores a los de sus demás socios en el MERCOSUR, y eso conlleva a un sobrecosto de alrededor del 43%, según algunos estudios y, finalmente, éste y otros factores que sobrevienen de su condición mediterránea, inciden de manera significativa en los índices de desarrollo del país y conducen a persistir en la condición de asimétricos en su crecimiento, con relación a los demás países de la región.

Es por ello que venimos trabajando para que el sistema de apoyo a los Países de Menor Desarrollo Económico Relativo se transforme en un verdadero instrumento que coadyuve al desarrollo de nuestros países, no solamente en mejorar el acceso efectivo a los mercados de sus productos, sino fundamentalmente en la cooperación necesaria para alcanzar los niveles de eficiencia y competitividad de su producción, que les permita acceder a los mercados de manera eficaz.

Considero que en este Consejo de Ministros hemos dado un paso importante hacia el Espacio Libre de Comercio. Aunque modestos los avances, dada la multiplicidad de intereses en juego, hemos podido conjugar el interés común con el particular, y aquí estamos dando inicio a una nueva etapa de negociaciones tendientes a dar cumplimiento a lo establecido en la Resolución 59 (XIII) y lo fundamental, desde nuestro punto de vista, es que estamos avanzando hacia nuestro objetivo integrador.

El Gobierno de mi país ha presentado la candidatura del Embajador Hugo Saguier Caballero para la Secretaría General de la Asociación, en el convencimiento de que ésta puede afrontar los desafíos que se presentan a la Asociación en estos tiempos en que necesitamos de una ardua tarea política-diplomática para la conjunción de los intereses en juego y la consecución de las metas que perseguimos.

Creemos que la ALADI debe asumir su rol de articulador del proceso de integración latinoamericano, para lo cual nuestros gobiernos deben dar el apoyo político necesario y real.

Así también, la Organización debe renovarse sin perder de vista sus objetivos fundacionales, el de construir el mercado común latinoamericano, pero esa renovación debe pasar, necesariamente, por la adopción de una agenda con contenido que, reitero, sin descuidar lo económico-comercial, aborde con fuerza otros temas, más cercanos a nuestros pueblos, a los trabajadores, a los empresarios, en definitiva, a nuestras sociedades.

Deseo felicitar y congratular a mi amigo, el Embajador Didier Opertti, por la magnífica labor llevada a cabo al frente de la Secretaría General, en estos tres años en los que le ha tocado encaminar los esfuerzos tendientes a la conformación del Espacio de Libre Comercio. Didier, tu actitud constructiva, tu siempre oportuna intervención nos hacen destacarte como un hombre de la integración latinoamericana, no solamente uruguayo, mercosuriano, sino que efectivamente latinoamericanista, y deseamos que tus acciones, tu personalidad, siga contribuyendo a ese pilar, que todos estamos bregando. Deseo el mejor de los éxitos, tanto profesional como personal, en las tareas que emprendas a partir de los próximos días.












No puedo concluir señor Presidente, sin reiterar el compromiso de mi Gobierno, de mi país, con este proceso de integración, y con los objetivos trazados para conformar el Espacio de Libre Comercio, y para ello comprometemos todos nuestros mejores esfuerzos.

Muchas gracias.