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Despedida del Comité de Representantes al Emb. Carlos Appelgren, Representante Permanente de Chile
Intervención del Emb. de Chile Carlos Appelgren
05/11/2006

Hace algo más de 15 meses, específicamente, el 16 febrero del 2005, -que rápido pasa el tiempo- en cumplimiento de la instrucción que me había impartido el entonces Presidente de la República de Chile, Ricardo Lagos, de unificar la Embajada de Chile en la República Oriental del Uruguay con la Representación Permanente ante ALADI y MERCOSUR, me incorporé a este digno Comité.

En esa oportunidad, reiteré que la integración regional constituye una de las prioridades en el diseño de la política exterior de mi país. Me comprometí frente a ustedes a trabajar con entusiasmo para consolidar un nuevo impulso político al proceso de integración, que debía manifestarse en la transición efectiva desde la actual área de preferencias de bienes hacia un Espacio de Libre Comercio, tal cual lo habían decidido nuestros Ministros en octubre del año 2004.

Convencido de la necesidad de lograr mayores espacios de integración en nuestra región, asumí, en forma personal, con íntima y profunda certeza, el desafío de trabajar arduamente para que ALADI, nuestra ALADI, asumiera un rol protagónico en el diseño y la construcción de nuevos y mejores espacios de entendimiento entre nuestros países, que a la postre significaran un progreso hacia mayores estadios de integración regional.

Con el mismo entusiasmo, acometí la tarea, no menor, de convencer a las autoridades en mi Capital, del mérito que tenía la estrategia que estaba proponiendo. Es así como con un entusiasmo fluctuante de parte de Santiago, logré una cierta autonomía que me permitió no depender completamente de los tiempos, siempre intensos, de mi Cancillería y sobre la base del conocido aforismo diplomático “salvo mejor opinión de US.”, me aboqué a una labor que fue creciendo en entusiasmo e intensidad y me obligó a recorrer nuevamente, las páginas de valiosos textos referidos a las materias y disciplinas que nos ocupan en esta casa.

Al poco andar, me di cuenta que ALADI, es depositaria de un importante acervo –utilizando un vocabulario propio de la Unión Europea- el cual le permite acometer la tarea de acompañar el esfuerzo de construir el edifico de la integración, sobre bases muy sólidas.

En efecto, la Asociación posee un importante patrimonio. Agrupa a 12 países que representan en su conjunto 20 millones de kilómetros cuadrados y más de 493 millones de habitantes, con un PIB total de alrededor de 2.billones de dólares. Además, la Secretaría posee un personal técnico de alto nivel, capaz de responder a nuestros requerimientos, pero el cual para ser más eficiente requiere de orientaciones políticas claras, respecto de donde focalizar sus esfuerzos. Creo que ésta debe ser una de las labores prioritarias para este Comité de Representantes Permanentes.

Todos lo sabemos, pero a veces olvidamos, que el Tratado de Montevideo ha regulado nuestras relaciones comerciales por más de 25 años. El ha sido el marco propicio para la suscripción de numerosos acuerdos, tanto bilaterales como multilaterales, que representan un gran acervo de instrumentos de amplia gama, que contribuyen en forma tangible al proceso integrador.

Lo anterior significa, por obvio que parezca, que hemos ido construyendo la integración regional, quizás a un ritmo lento, pero que hemos avanzado.

Durante muchos años, este auditórium ha sido testigo de numerosas intervenciones respecto de la importancia de la integración, del desafío histórico legado por nuestros forjadores de la independencia para hacer realidad verbo la construcción de un espacio común. Sabemos que este es un largo camino, no exento de dificultades. Sabemos también que hemos recorrido parte del trayecto, pero que aún queda un largo trecho por andar.

Siempre he entendido que existe la voluntad de todos los países acá representados, para avanzar en la ruta diseñada hacia el objetivo final del establecimiento del Mercado Común Latinoamericano. Entendí, asimismo, que el XIII Consejo de Ministros se encontraba en esa línea y que marcó el inicio de una nueva etapa. Ello nos puso en una coyuntura inédita, una circunstancia de cambio, de transformación.

Estamos siendo actores de un momento importante en el devenir de la Asociación. La historia es continuidad y cambio y creo que estamos iniciando el cambio. Las transformaciones siempre traen aparejadas dudas, incertidumbres y cuestionamientos. Por eso muchos prefieren el conservadurismo. Estoy convencido de que el cambio es un proceso por medio de la cual las oportunidades se manifiestan y la presente circunstancia nos enfrenta a una gran oportunidad. De nosotros depende el maximizar los beneficios que nos ofrece esta coyuntura.

Este desafío lo debemos abordar con imaginación y audacia. Si, con imaginación para encontrar fórmulas que nos permitan avanzar. Todos los procesos requieren de mecanismos que conduzcan a los objetivos. Debemos consensuar mecanismos que nos permitan aproximarnos a una base común, que pueda ser adoptada por cada país. Debemos también tener una importante cuota de audacia, que deber ser morigerada por la prudencia que da la experiencia. Pero tengamos presente, que si en el año 1970 se hubiese preguntado a muchos ilustres europeos sobre la posibilidad de un continente sin fronteras, por la creación de un parlamento europeo o por una monedad única, quizás nos hubieran dicho que era una utopía, y esa utopía hoy es realidad hace muchos años.

Chile ha negociado entendimientos comerciales con países de diferentes continentes y culturas y hemos llegado a Acuerdos. Muchos otros miembros de esta Asociación tienen relaciones privilegiadas o están en negociaciones con países de otros continentes. ¿Por qué no podemos avanzar en una profundización de nuestras relaciones? ¿Qué nos dificulta el camino?.

La respuesta a esas interrogantes pasa por reforzar la voluntad política con el proceso de integración. La integración, desde esta perspectiva, no es una aproximación filosófica, o una discusión académica, es para nosotros los presentes en esta sala, una herramienta para potenciar nuestro crecimiento y para dar soluciones concretas a las demandas de nuestros pueblos. Es al mismo tiempo, un desafío que deber ser abordado, como ya he señalado, con prudencia y audacia y con la certeza de que estamos en el camino correcto.

Hoy día es cierto que existe un complejo escenario regional. Las dificultades son para enfrentarlas y para salir fortalecidos. Nuestra misión es convertir esta crisis en oportunidad. El grado de madurez de los pueblos se mide no por la capacidad de evitar enfrentar los problemas, sino por el cómo los superan. La ALADI y el Tratado de Montevideo nos ofrecen la gran una posibilidad de avanzar sobre la base de un proceso que lleva años de desarrollo y que en el 2004 por medio de sus Ministros se dio una renovada agenda.

En este camino recorrido, hace una semana se reunieron en esta misma sala nuestros Altos Responsables de Políticas de Integración con el propósito de debatir sobre el cómo avanzar en la puesta en practica de las decisiones adoptadas por nuestros Ministros en octubre del 2004 y para entregar líneas políticas claras respecto del accionar de este Comité de Representantes. A Chile le interesa avanzar, tanto en las disciplinas tradicionales como en los nuevos temas. Hubiésemos querido, asimismo, que se otorgara una velocidad mayor a este proceso. No obstante, saludamos la decisión de abordar la discusión en fases, focalizando el trabajo en un primer grupo de temas donde existe una mayor experiencia regional como son acceso a mercados, normas y disciplinas, reglas de origen, salvaguardias, medidas sanitarias y fitosanitarias, normas técnicas y cooperación y facilitación aduanera. Del mismo modo, valoramos que se haya adoptado como metodología de trabajo la reunión de expertos, los cuales podrán iniciar su labor tendiendo en consideración la valiosa documentación originada en el Grupo de Trabajo de Normas y Disciplinas.

Por último, confiamos que en la próxima reunión de Altos Funcionarios –que debería realizarse en un plazo prudente- se constaten avances que permitan tener un próximo Consejo de Ministros que ratifique e impulse la línea de trabajo que viene desarrollando la Asociación.

Al mismo tiempo, en otra sala de este edificio, un grupo de expertos se reunieron para afinar los detalles de un plan piloto en certificación digital. En tan solo esas dos líneas se resumen meses de trabajos que significan un aporte concreto a la modernización de ALADI y a su relación con la sociedad civil. Este es otro ejemplo de que existen muchas áreas donde estamos avanzando con energía y eficiencia, donde juntos todos ganamos.

Este debe ser el camino futuro de nuestra Asociación. De cumplir el mandato y el anhelo de nuestros Presidentes para confirmar un amplio espacio de Libre Comercio en la región. El Presidente de Chile en la Cumbre de Mercosur dijo que “para los que creen en la integración nuestros problemas se superan con más integración”. Creo que ha llegado el momento de acometer nuevas tareas.

Debemos hacer realidad lo anterior, es el momento adecuado para iniciar un serio debate que proyecte a nuestra Asociación y por ende a nuestra región hacia el escenario global que hoy caracteriza al mundo. Tenemos la obligación de pensar en el futuro, de enfrentar con generosidad, desde la perspectiva legítima de cada uno de nuestros países, un profundo proceso de modernización de los temas que se tratan en este foro de manera tal de insertar nuestro interés en forma constructiva, consensuada y fortalecida, en el debate que se está dando hoy acerca del comercio mundial.

Es el momento de no claudicar, es el momento de reflexionar seriamente acerca de la posibilidad de establecer las bases para una negociación que agregue calidad al Tratado de Montevideo. Creo que se están dando las condiciones para lanzar una nueva Ronda en que nuestros países se sienten a negociar la forma de expandir el horizonte de nuestra región.

Una negociación que implique no sólo una postura unitaria de la región frente a los grandes temas del comercio mundial, sino que también considere el extraordinario bagaje y la riqueza que tiene la variedad de las materias que con sensibilidad, rigor profesional y nivel político se tratan hoy en esta Asociación.

Amigas y amigos míos, este tiempo ha sido muy significativo para mí. En él, acompañado de todos ustedes, he podido efectuar un viaje extraordinario que me ha llevado por los volcanes y las fértiles llanuras de Méjico, a cruzar desde su cielo azteca, el mar caribe, para besar las payas blancas de mi cuba. Luego, me ha transportado a la cálida Venezuela, donde la vehemencia del alma llanera, más de alguna vez, me ha sacudido el corazón; he cruzado hacia Colombia generosa en afectos y poesía, donde la belleza se confabula con la vida misma, he seguido hasta Ecuador, hito hemisférico, generoso en su diversidad y cercanía, más al sur aún pasé al Perú virreinal, noble, inexpugnable en la belleza serena de Machu Pichu, de ahí subí a la querida Bolivia para cruzar hacia el océano verde del Matto Grosso y definir el perfil atlántico de nuestra América en el Gran Brasil. Seguí hacia el sur y mi alma se reconfortó en el Paraguay, y de la armonía guaraní continué a la pampa extensa de la Argentina para entrar a Buenos Aires con la emoción cargada de recuerdos. Crucé el río, el gran río hacia el oriente, para permanecer en la hospitalidad afectuosa del Uruguay, aprendiendo tanto, amigas y amigos míos, hasta convertir en certeza, la justicia, la honestidad y la cultura.

Cómo quisiera abrazarlos a todos, en un abrazo unitario, cargado del profundo afecto que brota de nuestra historia común, de nuestro sueño, la integración, y de nuestro futuro, de nuestro futuro, de nuestro futuro.

MUCHAS GRACIAS

Maravilloso imaginario, tengo la alegría de haber participado en lo que creo es el inicio de un proceso de crecimiento de la ALADI. Les deseo mucha suerte y éxito en lo que se avecina y desde ya mi nostalgia por no estar presente. Al mismo tiempo quiero agradecer a la Secretaría por el apoyo entregado, a todos los funcionarios de ALADI, cuyo concurso valoro y aprecio. Agradecer a Uds. mis colegas por su apoyo y compañerismo, y al Gobierno de mi país por haberme conferido el alto honor de haber podido Representar a Chile en este relevante foro regional.

Estoy seguro que mi sucesor, el Embajador Eduardo Araya, funcionario de carrera con una extensa experiencia diplomática, también recibirá de parte de todos Uds el afecto y colaboración que me brindaron.

Al finalizar quiero citar a modo de reflexión a Felipe Herrera, de sobra conocido por todos, quien hace algunos años señaló: “No debemos caer en el error de creer que hacemos integración cuando nos limitamos a crear facilidades comerciales recíprocas. Evidentemente significan un paso adelante. Pero si solo damos ese paso, no afrontaremos el problema de la integración en toda su extensión y profundidad”. Gracias.