En 1596, Ottaviano Maggi publicó en Italia su libro De Legato y sostenía que un Embajador debía ser un consumado teólogo, debía estar bien versado en Aristóteles y Platón, y ser capaz de resolver sobre la marcha los problemas más abstrusos, en correcta forma dialéctica, también había de ser perito en matemáticas, arquitectura, música, física y derecho civil y canónico. Debía hablar y escribir el latín corrientemente y ser asimismo versado en griego, español, francés, alemán y turco. Aparte de ser un erudito avezado en materias clásicas, historiador, geógrafo, y perito en ciencia militar, tener un gusto refinado por la poesía.

Yo no podría afirmar que el Embajador Izquierdo sea un consumado teólogo, pero sí puedo afirmar que muchas de las virtudes que exigía el filósofo italiano para un Embajador, adornan la personalidad del Embajador Izquierdo.

Si nos detenemos en el Derecho, el Embajador es un profesor eminente de Derecho Internacional Público en la Universidad de Quito y profesor invitado en todas las más importantes universidades de su país, pero lo que llama la atención, que también ha sido profesor invitado en Japón, en Australia, en Fidji, en el Instituto de Altos Estudios de la Defensa de Paris.

Si nos detuviéramos en la cultura, yo no sabría cuál faceta de ella destacar en la versación del Embajador Izquierdo. Con la admiración lo he escuchado disertar sobre música, el Embajador Antonio Rivas, que es el Embajador de Paraguay en Ecuador, me decía hace unos días, usted no sabe lo que el Embajador Izquierdo conoce de música, y creo que es cierto. Entonces, las cualidades que pedía el italiano se van cumpliendo y conversar sobre literatura con el Embajador es un placer, y sobre todo cuando se incursiona en libros antiguos o en últimas novedades.

El Embajador de Brasil, Regis Arslanian y el Embajador Emilio Giménez que hoy no nos acompaña, está en el Paraguay pueden ser testigos de las extraordinarias pinceladas sobre la política italiana, sobre el arte italiano y hasta sobre la cocina italiana que hace unos días nos ilustrara el flamante Embajador de Ecuador ante ALADI.

Si fuéramos a hablar de la podemos dejar de mencionar que fue Secretario General de la Presidencia de la República cuando ejercía la Presidencia de la República ese eminente jurista, sociólogo, politólogo que era Rodrigo Borja y por algo lo habrá elegido, porque el de Rodrigo Borja cada vez que tenemos alguna duda en materia de algún concepto político, recurrimos a su prestigiosísimo diccionario, que por supuesto también fue presentado en Montevideo en alguna oportunidad y como toda obra de ese tipo también trajo polémica.

La Embajadora de Cuba, como es habitual en ella, nos ha hecho una síntesis perfecta de la larga carrera diplomática del Embajador Izquierdo, pero sobre todo yo diría que si algún joven diplomático se incorpora a la carrera o actividades en este campo, tal vez tendría que leer la trayectoria del Embajador Izquierdo, es una progresión paso a paso que puede inspirar a muchos de cómo se debe llegar a la más alta posición que ahora ocupa.

Yo lo conocí en Nueva York en los años 95 a 97, cuando ya como Ministro y era Representante Alterno de su país ante la Organización de las Naciones Unidas y donde se destacaba por su capacidad y dedicación, ya no estaba cuando le llegó su merecido ascenso a Embajador, cosa que en el lenguaje coloquial se podía decir, se veía venir.

Señor Embajador, le reitero lo que yo le decía hace unos días, que el Secretario General, los Subsecretarios y los funcionarios de ALADI están a su disposición para cooperar en sus importantes labores ante nuestra Organización, pero vuestra excelencia tiene la obligación de colaborar con sus colegas y con todos nosotros en mantener en alto el ideal de la integración, porque aquí solamente puedo citar a esa gran figura de su patria, el gran Benjamín Carrión que atribuía a Humboldt. América es una nueva dimensión de la humanidad.