 | Gracias, señor Presidente. Señor Secretario General, distinguidos Representantes Permanentes y Alternos, señores Subsecretarios, señoras y señores. Después de haber escuchado las elocuentes palabras de los distinguidos Embajadores que me precedieron en el uso de la misma, voy a ser sumamente breve. Solo deseo expresar mi reconocimiento al Embajador Felipe Enríquez, porque el haber sido Representante Alterno bajo su gestión como Representante Permanente ha sido realmente un privilegio y una gran experiencia.
Colaborar con el Embajador Enríquez me ha dejado muchas enseñanzas, siendo él un destacado político con una amplia experiencia parlamentaria me enseñó una manera de ser y de hacer de gran utilidad para mi propia formación.
Como todos pudimos apreciar y se ha mencionado aquí, el Embajador Enríquez tiene un don muy especial para generar iniciativas, conciliar intereses y llegar a resultados concretos, incluso cuando a primera vista, cuando menos para mí, ello se antojaba imposible. Su habilidad para transformar la adversidad en oportunidades y su tenacidad para alcanzar los objetivos planteados son realmente admirables.
Finalmente, quiero expresar mi gratitud a Felipe, como lo llamamos cariñosamente y respetuosamente quienes lo estimamos, por haberme dado el beneficio de contar con sus consejos y amistad durante su gestión en Montevideo.
Y no puedo dejar de señalar también que agradezco las conversaciones que en ocasiones tuve la oportunidad de sostener con nuestra querida Minerva, de novelas, de literatura y otros temas de interés mutuo y, sobre todo, el quedar eternamente agradecido de haber escuchado su voz en aquellas tertulias que de cuando en cuando se realizan en la residencia de México. | |