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Incorporación al Comité de Representantes del Emb. Eduardo Araya Alemparte, Representante Permanente de Chile
Intervención del Embajador Eduardo Araya con motivo de su incorporación al Comité de Representantes Permanentes de ALADI
08/03/2006

Es motivo de especial satisfacción para mi integrarme a este Comité de Representantes Permanentes en los momentos en que en la ALADI se está desarrollando un proceso de actualización de su agenda, una tarea que reclama nuestra atención, disposición, flexibilidad, inteligencia y de una decidida voluntad política para alcanzar una plena integración.

Para Chile, la integración regional siempre ha ocupado un lugar central. En esa línea, la Presidenta Bachelet, con motivo de su participación en la reciente Cumbre de MERCOSUR en Córdoba, señaló que “Chile no entiende su proyecto nacional y su desarrollo separado de su integración al mundo y a la región. Y pese a nuestra legítima diversidad, los latinoamericanos tenemos problemas y desafíos comunes”.

Chile, en esta oportunidad, reitera su compromiso y disposición para continuar trabajando y aportando, ya sea en este foro, en el MERCOSUR o en la Comunidad Sudamericana de Naciones, pero siempre con miras a la construcción de formas más completas y modernas de integración. Esto último, no por una cuestión de carácter teórica – académica, sino porque nos asiste el convencimiento que ello nos permitirá llevar más bienestar a nuestra gente y avanzar en el establecimiento de una verdadera cohesión social, base para la construcción de un desarrollo sustentable en el largo plazo.

Nuestra mirada no es puramente comercial. De hecho, Chile tiene un intercambio negativo con la región. Importamos más que lo que exportamos, situación que hemos podido sostener dado nuestras cifras positivas de intercambio con otras regiones. No obstante lo anterior, el volumen de las exportaciones es relevante. El año 2005 nuestras ventas hacia América Latina totalizaron 6.584 millones de dólares. Esto equivale al 16,2% de las exportaciones totales y al 5,7% del Producto Interno Bruto. Por otra parte, tenemos inversiones por 25 mil millones de dólares en Argentina, Brasil, Bolivia, Perú y el Uruguay. Pero lo más relevante es que con la región compartimos historia, cultura, geografía, intereses, objetivos y desafíos.

Mi último destino fue la Embajada de Chile en Italia. Señalo esto, porque desde Roma puede apreciar en primera persona como se percibe por parte de la sociedad civil, del ciudadano común, ese proceso llamado integración. Ella, la integración, para el europeo tiene una dimensión concreta, el ciudadano la vive diariamente al pagar un periódico, al ingresar por un aeropuerto, a la hora de decidir en qué universidad continuar sus estudios o al transitar por una carretera construida gracias a los fondos estructurales.

El camino recorrido por la actual Unión Europea representa una rica experiencia; pero, cada uno debe recorrer su propia senda. Ahora bien, para andar un camino hay que conocer la dirección que se debe tomar y tener la convicción de querer llegar al destino final. Hace algunos días atrás en el contexto de una actividad de reflexión sobre la integración Latinoamérica, un parlamentario chileno llamaba la atención respecto de que tan solo tres años separaron la suscripción en 1957 del Tratado de Roma que dio origen a la Comunidad Europea y la firma en 1960 del Tratado de Montevideo que creó la ALAC. Ambos procesos, está demás decirlo, han evolucionado de manera distinta.

Nosotros tenemos definido nuestro camino. Las Resoluciones 59 y 60 del XIII Consejo de Ministros, al igual que el Informe final de la Reunión de Altos Responsables de las Políticas de Integración, componen nuestra hoja de ruta. Estamos discutiendo respecto de la definición de un calendario global para nuestros trabajos. Sin perjuicio de lo anterior y conforme lo acordado por este Comité, el Grupo de Trabajo sobre Normas y Disciplinas ha iniciado la segunda fase sus labores. Permítanme detenerme un instante en el trabajo de este último grupo.

El Comité aprobó la metodología de trabajo propuesta por la Representación de Chile, que busca, por medio de un sistema simple y de bajo costo concatenar las instancias técnicas con las políticas. Por ello, es relevante el rol que juegan, tanto el Comité de Representantes como el Grupo de Trabajo. Este proceso requiere de una permanente retroalimentación y de orientaciones políticas respecto de la forma de cómo encarar sus responsabilidades. Esta metodología, que como saben, combina encuentros virtuales con reuniones presenciales, es tan solo una forma metodológica para enfrentar una tarea específica, pero ella no garantiza resultados. Se requiere de voluntad, de convicción, de no temer a las diferencias. De hecho, creemos adecuado que las discrepancias se manifiesten y que demostremos nuestra madurez aceptándolas y estudiando las formas de buscar puntos de encuentro.

Estimados amigos,

A contar de hoy, me uno a las tareas del Comité de Representantes Permanentes. Tenemos un gran desafío, una gran tarea, pero al mismo tiempo tenemos un gran capital compuesto por un instrumento jurídico como el Tratado de Montevideo que gracias a su flexibilidad es una herramienta que nos puede ser de gran utilidad. Igualmente, existe un acervo que hemos ido construyendo desde años y que se manifiesta en el tramado de acuerdos vigentes. También contamos con una Secretaría técnica que posee una gran experiencia y con la cual debemos colaborar para adecuarla a las nuevas necesidad derivadas de la renovada agenda de la Asociación.

Hoy comienzo a transitar por un nuevo camino, en el que por cierto, Chile como miembro fundador de la ALADI ya ha recorrido un amplio trecho. Junto con el personal de la Representación Permanente queremos colaborar para que esta casa de la integración pueda dar un salto cualitativo y avanzar decididamente en la concreción de la meta propuesta. Por ello, colocaremos todo nuestro esfuerzo para que las Resoluciones de los Ministros del año 2004 – ya han transcurrido casi dos años desde el XIII Consejo de Ministros- al igual que las adoptadas recientemente por los Altos Funcionarios de las Políticas de integración, sean más temprano que tarde una plena realidad.