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Seminario “50 años de Integración Latinoamericana: Los Procesos de Integración y la Política Mundial”, 16 y 17 de noviembre de 2010
Discurso del Señor Secretario General de la ALADI, Emb. José F. Fernández Estigarribia
11/16/2010

Estamos llegando al final de este 2010, en que celebramos nuestro cincuentenario. Entre los muchos actos significativos por tan grato acontecimiento, esta reunión de diversos organismos de integración y de visiones de diferentes Estados de todos los continentes, debe ser uno de los más trascendentes.

No recuerdo bien quién fue el creador de la idea, me permito atribuirla al señor Embajador de Suiza. Realmente debe sentirse en este instante profundamente satisfecho. A partir de ello, un grupo de funcionarios de la ALADI trabajó intensamente para ver llegar este día. Pueden sentirse orgullosos y tienen mi más profundo reconocimiento, y solo me siento en este instante un representante de todos ellos.

Debo expresar mi gratitud al Comité de Representantes de nuestra Asociación. Ellos comprendieron la importancia de la Reunión, la aprobaron por unanimidad y le dieron fondos para su realización. Lo que más debe valorarse son los momentos en que nuestros Embajadores, enfrascados en sus labores diarias, la rutina de la integración, vuelven a ponerse a la altura de su mayor responsabilidad. Retomar la discusión de las grandes ideas, apoyar las iniciativas que conducen a ideales superiores, son los que permiten la construcción de una sociedad internacional mejor.

Es este el momento de mencionar a los Embajadores y diplomáticos observadores de la Asociación Latinoamericana de Integración.

No solo porque algunos apoyaron este evento con un aporte económico, sino sobre todo porque se reunieron con nosotros en varias oportunidades, nos trajeron sus ideas, mejoraron las nuestras y en todo momento demostraron su espíritu constructivo.

Desde 1919, numerosos Estados encontraron que el camino señalado era el esbozado por Immanuel Kant, en su maravilloso ensayo “La Paz Perpetua”.

Desde entonces, con altibajos, con retrocesos que la historia comprenderá y explicará, se sigue avanzando hacia un ideal que seguramente jamás se alcanzará del todo porque como señalaba tan acertadamente Jorge Luis Borges “los hombres están condenados a revivir, a través de los tiempos, una y otra vez los mismos hitos y batalllas”.

Y mientras los espíritus superiores conciben el mejor modo de construir una sociedad universal mejor, se aceptaba que paralelamente a ello, complementariamente me atrevo a afirmar, el regionalismo era también un método apropiado para avanzar en el camino esbozado.

Y es eso lo que estaremos haciendo a partir de ahora, y en estos dos días. Reunirnos para intercambiar nuestras experiencias, descubrir lo que tenemos en común, valorizar nuestras diferencias, porque afortunadamente hemos llegado a la conclusión, que no existe un solo camino ni un modelo único.

Y a eso agregamos, que también se expondrán en este foro las ideas de algunos Estados cuya importancia histórica a nivel mundial de muchos años, se agrega ahora una relación renovada con América Latina. Todo ello aumenta la importancia de este foro.

No puedo dejar de mencionar en este punto, que Organismos y Estados participantes se han costeado el viaje y su presencia entre nosotros. Esto habla que se mantiene vigente el sentimiento de que somos todos parte de una civilización mundial milenaria en años, y cuya supervivencia depende de encontrar los puntos comunes de un desarrollo entre todos.

Montevideo renueva en este momento su orgulloso título de capital de la integración.

En este instante surge otra pregunta ¿Por qué son trascendentes este tipo de encuentros, si las decisiones trascendentes se toman en otras instancias?


Aparentemente esto es cierto, más la respuesta soslaya que dichas decisiones, que significan cambios en política, en economía y en cuestiones sociales, siempre son precedidas de un proceso intelectual que preanuncian las transformaciones. Esto se produce en la lenta convergencia del pensamiento intelectual. Cuando algunas ideas son aceptadas por las sociedades en mayoría, el cambio es inevitable.

Son las leyes inmutables del devenir histórico, y en una sociedad internacional que encuentra que sus paradigmas no responden a las exigencias del momento en que vivimos, corresponde a los hombres del pensamiento encontrar el puente hacia el futuro.

En estos días, estará entre nosotros, aquí en la ALADI, Mariano Baptista Gumucio, el magnífico intelectual boliviano. En uno de sus libros cita a Augusto Guzmán “En suma, luchaban por cambiar vida. Y la cambiaron. Una mala vida por otra mejor. La historia había dado un paso. La eterna ilusión de mejor vida que mueve a los hombres, les abrió la puerta que ellos golpearon… Y ellos entraron gloriosos por esa puerta de ilusión. Sin pensar en los engaños ni los desengaños de la historia”. Es lo que estamos haciendo. Golpear la puerta.

Muchas gracias.