(Proyecto)
Reciban el afectuoso saludo del Secretario de Economía de Mexico, Lic. Gerardo Ruíz Mateos, quien lamenta mucho no poder estar en la celebración de esta reunión del Consejo, cuyo objetivo fundamental es dar un paso muy importante en el proceso de adhesión de la hermana República de Panamá al Tratado de Montevideo 1980.
Indudablemente, este hecho que viene a fortalecer la unidad latinoamericana y a respaldar nuestro empeño por profundizar el proceso de integración regional..El Gobierno de México está muy complacido por la adhesión de Panamá a la ALADI..
Sr. Presidente
Desde nuestra última reunión, hace un año, el escenario internacional y regional ha cambiado drásticamente. En ese momento, nadie imaginaba que el mundo enfrentaría una crisis mundial de las dimensiones que estamos viviendo. Y desde luego, los gobiernos e instancias internacionales nos hemos volcado a adoptar medidas para recuperar el crecimiento económico, y también para contrarrestar los efectos de la crisis, que no han sido menores particularmente en la esfera social.
Ante la crisis económica global, lo que el mundo requiere es más comercio, no menos comercio. El comercio no fue el origen de la crisis económica internacional, pero puede y debe ser parte de su solución. De ahí la importancia de impulsar la pronta conclusión de la Agenda de Doha para el Desarrollo y de contener presiones proteccionistas.
Congruente con ello, México ha instrumentado un ambicioso plan de reducción arancelaria a los productos industriales en 5 etapas anuales, llevando el arancel aplicado promedio de 10.4% en diciembre de 2008 a 4.3% en 2013.
En las circunstancias actuales, es imprescindible que ALADI, en el ámbito de su competencia, contribuya a la superación de la crisis y a la reactivación del crecimiento económico. Se requiere de la acción conjunta de nuestros países, a fin de estimular nuestro comercio recíproco. Requerimos emprender acciones coordinadas, a fin de que nuestros sectores productivos exportadores continúen accediendo al intrarregional.
Sr. Presidente,
Los objetivos del Tratado de Montevideo 1980 se encuentran plenamente vigentes. Sin embargo, a casi cincuenta años de iniciado el proceso, de los cuales casi treinta de la ALADI, encontramos necesario renovar la credibilidad en el mismo.
En ese sentido, entendemos necesario incorporar a nuestras legislaciones nacionales los compromisos que adoptamos en este ámbito, para lo cual proponemos su revisión exhaustiva a fin de identificar aquéllos que mantienen vigencia y guardan coherencia con el actual estadio del proceso. Ello nos permitirá avanzar con mayor firmeza y decisión.
Asimismo, requerimos actuar con pragmatismo y agilidad a fin de avanzar en la convergencia normativa y en la imprescindible operatividad de los acuerdos.
La importante red que hemos construido en todos estos años ha producido diferencias en las condiciones de acceso a cada uno de nuestros mercados, las cuales con la complejidad que conllevan, no permiten el beneficio de las economías de escala que implica el mercado ampliado.
Asimismo, y tal vez más grave, resulta la falta de homogeneidad de los términos de su aplicación, que dificulta la plena comprensión de las condiciones negociadas en cada acuerdo por parte de las pequeñas y medianas empresas. Por tanto, sin perjuicio de los trabajos que emprenderemos a partir de la aprobación de los proyectos que consideraremos hoy, debemos abocarnos a esta importante tarea.
En suma, la convergencia normativa y la operatividad de los acuerdos permitirán maximizar el aprovechamiento del acceso preferencial que hemos negociado y sentará las bases de una más activa interacción de nuestros sectores empresariales, que finalmente constituyen el eje de la integración productiva y comercial.
Por cuanto a los proyectos de resolución sobre el Espacio de Libre Comercio, debo señalar que se encuentran muy lejos de nuestras aspiraciones e inclusive del propio mandato de la Resolución 59, aunque también debo reconocer que son el resultado de arduos trabajos en los que todos hemos cedido en nuestras aspiraciones. Lo que hoy importa, en todo caso, es que hemos superadas las dificultades para dar el primer paso hacia la regionalización del proceso, hemos aprendido que si bien nuestras realidades nacionales son diversas y complejas, compartimos una meta común que será más fácil alcanzarla sumando nuestros esfuerzos y voluntades.
Sr. Presidente,
Debemos trabajar intensamente para alcanzar nuestra meta, la meta del Tratado de Montevideo 1980, debemos trabajar coordinadamente con todos los organismos regionales, de tal forma que no dupliquemos esfuerzos y entre todos abordemos la integración de nuestra región en todas sus dimensiones, cada uno desplegando sus recursos y fortalezas.
Muchas Gracias |