Hoy nos toca despedir al Embajador Carlos Appelgren, amigo de todos nosotros, amigo de esta casa, amigo de la integración.

En este tipo de despedidas tan especiales, no solo por tratarse de un digno representante que aportó con toda profesionalidad y entusiasmo a los objetivos de esta casa, si no porque además nos conquistó con su simpatía y amistad, uno trata de decir muchas cosas en una suerte de confusión de sentimientos.

Pero esta vez quisiera destacar el reconocimiento, admiración y gratitud que sentimos por el Embajador Appelgren en el momento de su partida a su país.

Reconocimiento por su decidido aporte a nuestros trabajos, particularmente a esta Secretaría General, en una etapa en que debía ponerse en marcha los mandatos de los cancilleres vinculados con la conformación del Espacio de Libre Comercio, el nuevo rol de la ALADI y el fortalecimiento del sistema de apoyo a los PMDER.

Asimismo, tal como lo dijo nuestra Presidenta Embajadora Perla Carvalho, por su participación activa en la reestructura de la Secretaría y la acertada conducción de los Grupos de Trabajo sobre Normas y Disciplinas y Comercio Electrónico.

Su aporte, señor Embajador y el de su Misión, junto al esfuerzo de los demás países miembros, hizo posible el reciente encuentro de los Altos Funcionarios. Sus positivos resultados hoy nos permiten contar con una agenda, con una hoja de ruta para seguir implementado los mandatos de los cancilleres a los que hice referencia anteriormente. Estimo que este avance tan importante para la ALADI tendrá un lugar muy destacado en el balance de su gestión. Usted ha sido parte de este desafío, donde su actitud siempre positiva e innovadora ha sido gravitante.

Por otra parte, sentimos admiración por usted porque sumadas a sus virtudes profesionales está el amigo, el hombre que ama el arte y la cultura, cuyas mas nítidas expresiones se reflejan en su dedicación a la pintura y en obras literarias dedicadas a los niños, todo lo cual muestra también de su sensibilidad con la sociedad.

Finalmente, quisiera trasmitir al señor Embajador, un saludo especial del Secretario General, quien lamenta no haber podido compartir con usted este momento por encontrarse en Misión en el exterior. Asimismo, hacerle llegar en nombre de todos los que trabajamos en la Secretaria nuestro especial reconocimiento por su claro apoyo a nuestros trabajos, brindándonos siempre el aliento oportuno y su disposición de cooperación, lo cual ha facilitado nuestras tareas.

Guardaremos de usted, señor Embajador, el más grato de los recuerdos y en el momento de su partida deseamos que tenga mucho éxito en sus nuevas funciones en la Cancillería chilena, donde, estoy seguro, usted seguirá apoyando los objetivos de esta casa. Las funciones que le tocarán desempeñar lo mantendrán vinculado a la región en un momento de especial trascendencia para la integración regional, para el relacionamiento de nuestros países con otras economías, ya sea individualmente o a través de bloques regionales y, fundamentalmente, para seguir trabajando por el bienestar de nuestro pueblos.