...PRENSA


Despedida del Comité de Representantes del Excelentísimo señor Embajador Julio Chirino Rodríguez como Representante Permanente de Venezuela
Discurso del Embajador Julio Chirino Rodríguez como Representante Permanente de Venezuela
09/25/2013

Ante todo, muy buenos días. Para nosotros es un sentimiento encontrado el estar en este recinto, despidiéndonos pero no, diciéndoles un hasta luego, permaneciendo tanto en el compromiso por la integración como en los encuentros que vamos a seguir teniendo en las tierras orientales.

En primer lugar, quería darle el agradecimiento a la Embajadora Digna Donado, Presidenta del Comité de Representantes, representante del pueblo hermano de Panamá, la llamada a ser capital de la nación de república propuesta por el Libertador Simón Bolívar, en una carta que nació un 7 de diciembre de 1824, dos días antes del triunfo de la batalla de Ayacucho, y que para nosotros los bolivarianos, los hombres y mujeres que seguimos la senda del Libertador Simón Bolívar, que la retomamos gracias al Comandante Chávez, es para nosotros un doble significado que hoy sea usted la Presidenta del Comité de Representantes.

Al señor Secretario General de la ALADI, a las Embajadoras y Embajadores Representantes Permanentes ante la ALADI, a los demás miembros de las Representaciones Permanentes, a los señores Subsecretarios y demás miembros de la Secretaría General y de la Asociación en general, a las señoras y señores Representantes de Países y Organismos Observadores, en particular la República Popular de China que nos acompaña, la hermana República de Nicaragua y la Representante de la CAF, Gladis, además amiga y coterránea de nuestros pagos como dirían en nuestras tierras, y a los amigos y amigas todos.


Mi primer pensamiento fue el que más pululó a la hora de pensar qué íbamos a decir, sin lugar a dudas tiene que ver con quien hiciera posible que hoy representar a Venezuela se hiciera con nuevos vientos, con quien nos hiciera concebir que era posible otro tipo de integración, quien nos recordara que la unión de nuestros pueblos es el bien final a conquistar para consolidar la independencia duradera y plena. El hombre que le fue fiel al niño, como diría Eduardo Galeano, y que permitió que los excluidos de mi país tuvieran ciudadanía y gozo, el Comandante Hugo Chávez. Gracias a él, ha sido un gran honor para mí el haber vuelto a compartir entre ustedes, les recuerdo que mis primeros pasos por estos pasillos de la ALADI comenzaron en el 2004, a compartir entre ustedes como miembro de la Representación de la República Bolivariana de Venezuela.

Al despedirme, permítanme agradecerle a cada uno de los trabajadores. En primer lugar de este, el para mí corazón de la integración latinoamericana, la ALADI, por su apoyo y siempre disposición. A cada uno de los miembros de las Representaciones de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Cuba, Ecuador, México, Panamá, Paraguay, Perú y Uruguay; y a mis compañeros y amigos de la Representación de Venezuela.

En general, yo me siento con cada uno de ustedes como un compañero y un amigo de la causa de la integración y de la unión, no como un representante de un interés particular, y ese fue uno de los aprendizajes que empezamos a tener con esa guía del Comandante Chávez, que era no ver a uno como un representante para pugnar por un interés sino para pugnar por un interés mayor que era la integración latinoamericana.

Permítanme expresarles especial gratitud al equipo de la Secretaría General, a César Llona, a Pablo Rabczuk, dignos representantes de las nuevas generaciones al servicio de la causa de la integración, y muy especialmente a nuestro Secretario General, Carlos Chacho Alvarez, hombre de dedicación y convicción integracionista, quien ha permitido imprimir nuevos vientos a la ALADI; y en particular, a mis compañeros, nuevamente, de la Representación de Venezuela, pues gracias al trabajo en equipo es que se hizo posible llevar la voz de nuestra República en este concierto de naciones, en especial a Cecilio y a Alejandro.

Quería compartir algunas reflexiones con ustedes, expresábamos cuando asumíamos funciones en este recinto, pueden sonar algunas lugares comunes, pero creemos que ahí está parte del acertijo de la senda integradora.

Decíamos en aquel momento: nos encontramos a más de medio siglo de la conmemoración de esta iniciativa integradora, que ha fundamentado su accionar en el comercio. Nos encontramos ante nuevos tiempos, que nos presentan nuevos desafíos en el abordaje de temas que le eran menos comunes a la ALADI de hace treinta años, y mucho menos a la ALALC de hace cincuenta, pero sustantivos en la vida de los pueblos, como es lo social, lo cultural y lo político, espacios fundamentales de articulación junto a lo económico y comercial para alcanzar un desarrollo conjunto, centrado en la lucha contra la pobreza y la exclusión social, principales problemas de nuestro continente y, en particular, creo que siempre deben ser el norte que nos acompañe a seguir desarrollando políticas en el resto de los campos de la integración.

Afirmábamos que, sin duda, América Latina pasaba por un momento estelar, la integración es una obligación irrenunciable, y en este sentido, la República Bolivariana de Venezuela avanza y desea contribuir con la profundización de este proceso, donde estamos llamados a innovar formas, creo que eso es una clave muy importante para poder avanzar en nuestro proceso de integración, que a veces nos trancamos un poco más en los aspectos económicos o comerciales, y capaz que también podemos darnos cuenta que el horizonte en ese aspecto puede estar cada día más cercano, pero en otros espacios de la integración y de la unión de nuestros pueblos todavía tenemos mucho porque construir, y probablemente tenemos mucho porque concertar.

Creíamos, ante ello, que era necesario seguir adecuando y transformando a la ALADI a los nuevos tiempos y configurando el rol que jugará en el proceso de integración. Es una formidable herramienta para apoyar y acompañar los nuevos desafíos, que hoy van mucho más allá de los intereses comerciales de que hablábamos y económicos, de la desgravación arancelaria y de la facilitación del comercio.

Deseábamos y deseamos una ALADI dinámica, activa y sobre todo proactiva, en función de las necesidades de los ciudadanos y ciudadanas objetos de la integración. En ese sentido, nos animábamos por un espíritu renovado y reconocemos en la ALADI a una plataforma para impulsar acciones concretas en diversas áreas, sobre todo las que le competen, como la facilitación del comercio, con miras a lograr un intercambio más justo y más equitativo, y nos atrevemos a decir que la ALADI puede jugar un rol muy importante, de pívot en lo que es la construcción de la Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe, por tener en su seno hijas e hijos de cada una de las latitudes de nuestro extenso continente.

Pensábamos que, a nuestro juicio, este impulso debe responder a una plataforma de unión e integración que promueva la cooperación, la solidaridad, la complementariedad, la justicia, la equidad, el respeto a las diferencias y la soberanía de los países, como base para consolidar los espacios alternativos que favorezcan a las mayorías y no sean instrumentos ciegos de intereses externos y trasnacionales.

Estos principios que hablábamos, en el caso de Venezuela forman parte de sus principios rectores de la política exterior. No suelen ser los comunes sinónimos de la política exterior de la mayoría de los pueblos del mundo, pero creemos que cada día ganan más espacio en los pueblos de América Latina.

Para finalizar, quisiera decirles que estamos convencidos, tal como lo señalara nuestro Presidente Nicolás Maduro en la clausura de la Reunión de Ministros del Área Social de la CELAC, el pasado 23 de julio, en Caracas, que la verdadera integración y la unión debe ser hija de la diversidad, del deseo de la unión y de la voluntad política. Y como señalara el Comandante Hugo Chávez, el 16 de agosto de 2003, en este mismo recinto, él decía: “Me permito extrapolar a Martí para decir: ahora es cuando ALADI tiene que hacer en América Latina, mucho más de lo que ella ha hecho. Y digo esto porque uno va sintiendo el clima, uno va sintiendo el ambiente, uno va sintiendo -como diría Asturias-, el viento fuerte que comienza soplar. Creemos firmemente que en este continente Suramericano y del Caribe, hay suficiente potencial, primero humano, segundo natural, de riqueza, para que aquí se haga realidad aquel sueño de Bolívar de desear, más que otro alguno, ver formar en América la más grande nación del mundo, menos por su extensión y riqueza y más por su libertad y gloria”, nos decía el Comandante Chávez ese 16 de agosto de 2003, así que nosotros queríamos compartir un poquito esto con ustedes.

Agradecerles por, efectivamente, entrar a este espacio con poca experiencia en el camino de la integración, con mucho utopía como diría del Presidente Pepe Mujica, haber llegado a esta esquina del Atlántico y del Plata y haber crecido con ustedes, haber conocido con ustedes, haberme retirado a esta nueva tarea bilateral solamente, con un ferviente compromiso con la integración, y con ver lo que era más allá de la utopía de la integración la posible construcción de la integración, en eso estoy seguro que la República Bolivariana de Venezuela, nuestro equipo y nuestra Representación, seguirá consolidando ese camino.

Y a cada uno de ustedes, sería muy largo nombrarlos, pero en cada uno de ustedes conseguí amigos, conseguí divergencias, conseguí respeto, conseguí compromiso y, más allá de conseguirlo individualmente, creo que lo más importante es que tiene que ver con una visión mayor, que es la posibilidad de la construcción de la Patria Grande.

A veces los venezolanos hablamos mucho, pero es porque estamos convencidos que la posibilidad de la integración es real, y creemos que debe ser mucho más allá, que debe ser una unión pura y verdadera para poder tener una voz real en el concierto mundial.

Muchas gracias.