...PRENSA


Asume el cargo de Secretario General de la ALADI, el doctor Didier Opertti
Discurso del Dr. Didier Opertti Badán
03/18/2005

1. El Consejo de Ministros de ALADI, órgano supremo de la asociación, adoptó con fecha 18 de octubre de 2004 un conjunto de resoluciones, entre ellas mi designación de Secretario General de esta organización de integración, acto de confianza de los gobiernos que suscita un expreso y franco reconocimiento tanto institucional como personal.

Asumo hoy este cargo conforme al cual tendré la responsabilidad de dirigir la Secretaría General, órgano técnico de ALADI.

Ejerceré mis funciones y atribuciones en directa relación con el comité de representantes, órgano político permanente de ALADI, integrado por los doce estados que la componen. Ambos órganos con sede en esta casa, la casa de la integración de América latina. El Consejo de Ministros y la Conferencia de Evaluación y Convergencia completan el cuadro orgánico y aparecen como instancias políticas máximas.

Todo ello, en el marco del tratado de Montevideo de agosto de 1980, por medio del cual se instituye esta Asociación Latinoamericana de Libre Comercio, la que confiere al Secretario General entre otras facultades de relieve, la de representar a ALADI ante organismos y entidades internacionales, así como la de administración de su patrimonio.

También la de analizar por iniciativa propia el cumplimiento de los compromisos convenidos.

2. Tomo posesión de mi cargo en momentos en que el Comité de Representantes se apresta a elaborar un programa para la conformación progresiva de un espacio de libre comercio en ALADI, a partir de ciertas bases aprobadas por el Consejo de Ministros mediante una resolución expresa en tal sentido -- la Nº 59 --, adoptada en su Décimo Tercera Reunión de octubre último.

En dicha resolución se ha decidido el camino a seguir para la construcción de dicho espacio a través de la profundización de los acuerdos de libre comercio ya suscritos entre los estados parte de ALADI y de la promoción de negociaciones para que celebren ese tipo de acuerdos aquellos países que aún mantienen, simplemente, determinados acuerdos de preferencias fijas y por tanto limitadas.

Se trata, por tanto, de un programa ambicioso cuyos componentes la misma Resolución 59 detalla y de cuya mención exhaustiva eximo a los presentes, sin perjuicio de recordar que entre esos componentes figuran el acceso a los mercados, el apoyo a los países de menor desarrollo relativo ( lo cual abarca el tema de las llamadas asimetrías existentes en la región, vale decir la marcada diferencia entre las economías de los estados parte de ALADI), la integración física regional (transporte, energía, telecomunicaciones, logística, facilitación aduanera), relacionamiento con los sectores empresarial, laboral y académico, etc.

3. En la misma reunión de octubre último el Consejo de Ministros mediante Resolución Nº. 60 se expidió con claridad acerca de “el rol de la ALADI y su funcionamiento para el desarrollo y consolidación del proceso de integración regional” (textual ).

Allí se reconoció los desafíos que plantea el proceso de integración regional “como instrumento prioritario que permita un desarrollo armónico y equilibrado en los ámbitos institucional, económico y social de nuestra región” (textual), sobre la base de “un decisivo compromiso político” (textual).

Allí también se solicita a ALADI “un rol más protagónico y proactivo para dar respuesta oportuna y eficiente a las demandas y expectativas de nuestros países”, reafirmándose así la plena vigencia del objetivo establecido en el tratado de Montevideo del 80 de “establecer en forma gradual y progresiva un mercado común latinoamericano”. (Textual)

En consonancia con este pronunciamiento, de indudable significación e impacto, el consejo de ministros ha resuelto encomendarle al comité de representantes un conjunto de cometidos y en lo que hace a la secretaría general le ha encargado varios temas, y, entre ellos, teniendo presente el objetivo central del espacio de libre comercio, los de prestarle especial atención a la asesoría técnica y jurídica a los países miembros para asuntos tales como “negociaciones comerciales”, y “solución de controversias”, entre otros.

Asimismo, de acuerdo a dicha Resolución 60, “la ALADI deberá adecuar su estructura organizacional a las prioridades y funciones a cumplir en esta nueva etapa”, para alcanzar “una mayor eficiencia, la racionalización de los gastos y la sustentabilidad financiera de la organización”. (Textual)

Así, pues, habrá que proyectar una fórmula para el problema del endeudamiento de ALADI con instituciones bancarias y el fondo de previsión de los funcionarios, endeudamiento que al 30 de noviembre de 2004 asciende a un monto de US$ 7.590.574,34 que representa el 163,48% del monto de las cuotas aprobadas para el año 2004.

Y, por último, deberá producirse “la reformulación de la estructura orgánico-funcional de la secretaría general incluyendo la revisión de los cargos y funciones”.

El examen e implementación del programa del espacio de libre comercio, así como la reestructura orgánico-funcional de la secretaría general, constituyen tareas a las que debemos junto al comité, abocarnos de inmediato.

Señor presidente del Comité de Representantes Permanentes de ALADI:

Hasta aquí el marco normativo básico dentro del cual deberemos accionar el Comité y la Secretaría General, y los mandatos del consejo de ministros.

No obstante, y sin perder de vista dicho marco, resulta imprescindible que a la luz de las competencias de cada uno de los órganos de ALADI, exprese mis puntos de vista, a título de avance de la formulación de propuestas que habré de someter a la consideración del comité, en ejercicio de las funciones y atribuciones que le adjudica el tratado de Montevideo de 1980 a la secretaría general, en especial el Artículo 38, literal a).

4. La ALADI, como es notorio, no es el producto de un acto instantáneo o único.

Es el resultado presente y vivo de una evolución político-institucional que señaliza como primera etapa formal el tratado de Montevideo de 18 de febrero de 1960 por medio del cual se creara ALALC, Asociación Latinoamericana de Libre Comercio, que fuera suplantado luego por el tratado de Montevideo de 1980, de duración indefinida, por el cual se crea la ALADI, tal cual es hoy día, en su definición jurídico-institucional.

Podríamos decir que aquel ambicioso proyecto de ALALC, que tantas esperanzas despertara, no pudo prosperar debido a diversas razones, entre ellas, la difícil y hasta imposible compatibilización entre una concepción desarrollista y de proteccionismo industrial, por una parte, y un no menos ambicioso proyecto de rebajas arancelarias, por otra.

Imposible o al menos muy difícil simbiosis la de entonces:

-proteger el desarrollo industrial;

-y abrir la economía liberando aranceles, por otro.

Lo anterior, en un plano de análisis económico explica que entre 1955 y 1960 el comercio intra ALALC representara sólo un 10% del comercio total de los países socios.

5. De la etapa ALALC se pasó a la etapa ALALC-ALADI la que permite constatar que en la década de los ochenta, casi 30 años después el prealudido comercio intraregional ascendía apenas a un 12% de ese mismo comercio total de los países socios.

Dato este más preocupante aún, cuando se observa, en ese tiempo, en paralelo, la pérdida de participación de la región en el comercio mundial.

6. Se ha dicho por especialistas en el tema, que “con razón o sin razón, pero con realismo, hay que admitir que el esquema ALALC-ALADI está agotado”. Compártase o no el diagnóstico, resulta por si mismo extremo y preocupante.

Al unísono, se atribuye también su cuota de responsabilidad a los propios mecanismos de integración multilateral, más allá de los esfuerzos y buena voluntad de los gobiernos por hacerlos funcionar útilmente.

7. Vivimos hoy otro tiempo, dentro y fuera de la región.

Tiempo de globalización económica, financiera, productiva, científico-tecnológica.

Pero también tiempo de integración entre los países que libremente lo conciertan en defensa de sus legítimos intereses.

Tiempos en los que la soberanía de los estados se concilia con los compromisos planetarios y los de alcance regional.

En lo que dice relación especialmente con la integración, ha llegado a expresarse que ella constituye una de las respuestas posibles al desafío de la globalización o mundialización.

Aún para el caso de no afiliarse a tan rotunda afirmación, podríamos decir que en buena medida tal fenómeno de la globalización contribuye a estimular el regionalismo ya por razón de proximidad geográfica, ya por afinidades históricas y políticas, económicas, sociales, culturales.

Todo ello, sin que sea necesario crear una antinomía con las organizaciones y escenarios de vocación universal.

8. Este es pues, hoy, el tiempo de ALADI o, al menos, el tiempo en que debería ubicarse ALADI.

Lejos de ser ésta una pura afirmación retórica o de circunstancia protocolar, se fundamenta y legitima en la correcta lectura de los datos de la realidad.

Esta realidad nos está mostrando que el comercio en el marco de ALADI ofrece hoy evidencias de crecimiento sostenido.

Ello responde, esencialmente, al crecimiento operado al interior de los acuerdos sub-regionales – caso MERCOSUR, caso CAN -, en particular a partir de los noventa, y de una verdadera red de acuerdos de libre comercio entre MERCOSUR y Perú, entre MERCOSUR, Colombia, Ecuador y Venezuela, entre México y Uruguay, así como de acuerdos de complementación económica entre México y el MERCOSUR con vistas a un alc; similar tipo de acuerdo entre Brasil y México por el que se otorgan preferencias recíprocas; otro ACE entre México y el MERCOSUR relativo al comercio del sector automotor y otro ACE entre argentina y Uruguay sobre productos del mismo sector automotor.

Este cuadro de acuerdos, a los que se agregan 94 protocolos adicionales entre diversos países de ALADI, ha permitido al consejo de ministros de ALADI prever que “como resultado del proceso, en el año 2007, el 87,1% del comercio intraregional estará plenamente liberado”. (Textual)

Naturalmente, la estrecha coordinación con los diferentes organismos de cooperación e integración regionales, en especial CAN y MERCOSUR, así como, en lo pertinente, con el grupo de río, constituyen mandatos claros e ineludibles.

De manera paralela a lo anterior, los cambios operados en la nómina de estados asociados al MERCOSUR configuran un proceso significativo al que ALADI deberá tomar en cuenta en la construcción progresiva del espacio de libre comercio.

Un dato importante, sin duda, es que todos los países miembros de ALADI han visto incrementadas sus ventas al resto del mundo, y que las perspectivas para la región, para el año 2005, según CEPAL, indican una proyección de crecimiento del 4%.

Sin embargo, es preciso tener presente que en esta materia si bien se advierten tendencias positivas, éstas no están exentas de riesgos de variaciones de precios que en algunos casos –el ejemplo es el petróleo-, que muestra subas mayores y en otros, disminución preocupante de los precios.

9. En este enunciado del escenario en que se sitúa ALADI no puede quedar fuera el relacionamiento con el BID, con el BID-INTAL, con la corporación andina de fomento (CAF), y otras entidades, que tanto en el campo de la cooperación - buena parte de ella ya en curso-, como de otras formas de colaboración, muestran excelentes oportunidades.

En tal sentido, la presencia en ALADI del presidente del BID CR. Enrique Iglesias el 16 del abril de 2004 y la del EC. Enrique García, Presidente del la CAF el día 13 de agosto del mismo año, ambos ante el Comité de Representantes, subrayan el compromiso de ambas instituciones con nuestra ALADI.

Ciertamente, también, extender el radio de relacionamiento de ALADI con actores públicos y privados, en la región y aun fuera de ésta, forma parte de un “cambio cualitativo” inaplazable.

10. Como secretario general de ALADI procede haga expresa mención de los encargos recibidos de los presidentes de sud América reunidos el día 8 de diciembre del 2004 en la ciudad de Cusco en ocasión de la celebración de las gestas libertarias de Junín y ayacucho y de la convocatoria del congreso anfictiónico de panamá.

Dichos encargos, que se comparten con el señor presidente de la comisión de representantes permanentes del MERCOSUR, el Director de la Secretaría del MERCOSUR, el Secretario General de la Comunidad Andina y la Secretaría Permanente de la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica, dicen relación con la cooperación a los Ministros de Relaciones Exteriores en la elaboración de propuestas de una “instancia máxima de conducción política y de cancilleres” para la denominada comunidad sudamericana de naciones.

11. La ALADI es una organización flexible.

Lo es por la amplitud de sus principios: pluralismo, convergencia, flexibilidad y tratamientos diferenciales, todos ellos consagrados de modo preceptivo en el tratado de Montevideo de 1980.

Pero es al mismo tiempo una entidad cuyos mecanismos abarcan las preferencias económicas a través de las preferencias de carácter regional, los acuerdos de alcance regional y los acuerdos de alcance parcial.

En suma: ALADI cuenta con un instrumento básico - el tratado de Montevideo del 80 - adecuado y ajustado a las necesidades institucionales.

Si lo anterior es fundamental, no menos importante es la decidida voluntad política de los países socios de ALADI, claramente expresada en la precitada reunión XIII del consejo de ministros de ALADI, de octubre del año pasado.

En esa oportunidad tan relevante, se puso de manifiesto una visión común en la construcción del espacio de libre comercio y un sentido de “pertenencia” a la entidad ALADI que mucha falta hacía y que, afortunadamente, hoy tenemos y renueva la confianza en la organización.

12. “la convergencia entre MERCOSUR y CAN y Chile a través del perfeccionamiento de la zona de libre comercio”, tal cual reza la precitada declaración de Cusco, deberá efectuarse “apoyándose en lo pertinente en la Resolución 59…” (que hemos comentado con detalle) “y su evolución a fases superiores de la integración económica, social e institucional” (textual)

Encontramos aquí un importante endoso de los presidentes al proyecto de ALADI de alcanzar lo que podríamos llamar “una homogeneidad institucional básica” (como lo ha hecho un buen sector de la doctrina), visualizada no solo por su historia –rica por cierto aunque no exenta de retrasos y hasta de frustraciones-, sino por su vigencia y actualidad, su idoneidad técnica, por la calidad de las prestaciones a los estados miembros y a la región latinoamericana en su conjunto, así como por su disposición para servir de foro permanente de intercambio, análisis y negociación.

Esa visión común se trasunta en una agenda propia de ALADI que incluye a todos los estados miembros, estén o no agrupados en sub-regiones. Todos, repito todos los estados miembros, por igual.

13. Se dan hoy las condiciones propicias para despertar y estimular energías creativas propias de la cultura y valores de nuestra América Latina para hacer de nuestra ALADI un referente cierto y singular, en este camino de la integración asumido por las constituciones patrias de nuestros países como un modelo a proteger y desarrollar.

Cabe, asimismo, agradecer especialmente al Señor Secretario General saliente, toda su colaboración de estos años y estos días y en particular su informe sobre la evolución del proceso de integración en el año 2004, de una gran utilidad, como también sus reflexiones en torno al rol de ALADI.

A modo de balance podemos afirmar que la ALADI cuenta con el herramental normativo, institucional, material, técnico-profesional y de administración, necesario. Contamos, asimismo, y esto es fundamental con un mandato político claro y preciso.

La responsabilidad de cumplirlo es de los órganos de ALADI y de los estados miembros.

Finalmente:

En lo específico, en lo que me atañe como Secretario General, trabajaré, Señor Presidente, con el Comité que usted hoy conduce, así como con todos y cada uno de sus integrantes.

A ello, ante ustedes y en presencia de tan calificados testigos, me comprometo.

Muchas gracias por su atención y presencia.