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Despedida del Comité de Representates del Excmo. Emb. William Belevan Mc Bride, Representante Permanente del Perú
Discurso de despedida del Embajador William Belevan Mc Bride, Representante Permanente del Péru ante Aladi y Mercosur al Comité de Representantes de la Asociación Latinoamericana de Integración
12/13/2006

Hace casi cinco años arribé a Montevideo con el honroso encargo de desempeñar las funciones de Embajador de mi país ante la República Oriental del Uruguay, así como Representante Permanente ante la Asociación Latinoamericana de Integración. Y más recientemente, el Gobierno que preside el Dr. Alan García Pérez me designó, adicionalmente, como Representante Permanente del Perú ante el MERCOSUR, lo que no hace sino confirmar la firme convicción integracionista de mi país y el desarrollo de una diplomacia económica que sirva como instrumento para incrementar el comercio, las inversiones y el turismo.

En efecto, la Constitución Política del Perú establece que es deber del Estado promover la integración latinoamericana. Nuestra posición geográfica en el centro de Sudamérica y el corazón de los Andes, con fronteras con cinco países, un extenso litoral y un amplio dominio marítimo, ha hecho del Perú un país abierto, de decidida vocación latinoamericana que busca la integración plena con los países de nuestra región.

Es por ello que hace más de 40 años el Perú fue miembro fundador de la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio, posteriormente del Parlamento Latinoamericano y luego del Acuerdo de Cartagena, hoy Comunidad Andina, y desde diciembre de 2003, el Perú es Estado Asociado del MERCOSUR, gestión esta última, que tuve a mi cargo desde Montevideo.

Para el Perú, la integración y concertación andina, mercosuriana y por consiguiente, sudamericana es una opción estratégica de política exterior, para proyectarse al mundo de manera competitiva y ganar espacios de autonomía en el sistema internacional, promoviendo una inserción internacional favorable y competitiva. Por ello, el Perú aspira a la formación gradual de un espacio político y económico sudamericano, con proyecciones estratégicas de seguridad, integración, cooperación e infraestructura de extensión subcontinental, para lo cual la ALADI deberá cumplir un rol sustancial.
Esta perspectiva está vinculada al concepto del regionalismo abierto. Es decir, no una integración cerrada y excluyente sino una plataforma para negociaciones más amplias y múltiples, a partir de un esquema flexible, de “geometría variable”.

Asimismo, el Perú asigna particular importancia a la inserción estratégica y competitiva en Sudamérica, a partir de la pertenencia a la Comunidad Andina y a la convergencia de ésta con el MERCOSUR, con miras a la conformación y consolidación del espacio sudamericano.

Esta visión responde a una opción que trasciende lo estrictamente comercial, que reconoce el gran potencial complementario que existe con los Estados miembros de dichos bloques en los ámbitos fronterizo, económico, financiero, político, social, cultural, ambiental, infraestructural y de concepción estratégica de la Comunidad Sudamericana. Al mismo tiempo, tiene un basamento en el compromiso democrático y el fortalecimiento del diálogo político, con el convencimiento de que la integración regional debe convertirse en una alternativa para evitar que la globalización acentúe las asimetrías y en un instrumento para la eliminación de la exclusión social y la reducción de la pobreza.

Sin embargo, el esfuerzo que se realiza en al ámbito de la Comunidad Sudamericana tiene un carácter complementario con el que se despliega en la Asociación Latinoamericana de Integración, que se encuentra abocada a la construcción progresiva de un Espacio de Libre Comercio, conforme a lo establecido por la Resolución 59 del XIII Consejo de Ministros.

En este contexto, mi Representación se propuso proyectar activamente las premisas y argumentos del Perú sobre las estrategias y el futuro de la integración latinoamericana. El propósito fue superar la búsqueda de fáciles consensos para plantear en cambio la necesidad de que la integración regional supere la estrategia simple y limitante de las concesiones arancelarias, buscando acuerdos modernos y más exigentes, instalados en la integración profunda de la base productiva y competitiva de nuestros países y sus economías, con una visión de desarrollo con inclusión social.

Con ese espíritu, mi Representación participó activamente en las reuniones de trabajo en que se discutió el contenido y alcances estratégicos que se plasmaron en las Resoluciones 59, 60 y 61 emanadas del XIII del Consejo de Ministros de octubre de 2004, la primera de las cuales estableció una renovada agenda para la organización.

Ciertamente se han logrado avances importantes, a pesar de que el proceso de integración no pasa por su mejor momento, y reconociendo también que falta mucho por hacer, que no es una tarea fácil, que la convergencia, eje central de la conformación del espacio común latinoamericano es un camino complejo que requerirá de un decidido compromiso político para impulsar la consolidación del proceso de integración en el marco de la ALADI y para no conformarnos con tener un marco jurídico que alberga solamente acuerdos que gran parte de las veces –por no decir todas- son negociados fuera de su ámbito, lo que condena a la Asociación a un simple papel de “notario” para el registro y autenticación de los mismos. En ese sentido, uno de los retos más importantes para la organización es recuperar su dimensión “multilateral” y no privilegiar las vías bilaterales que van en detrimento de ese objetivo central.

No obstante, es importe tener en cuenta que sin la existencia de este marco jurídico tampoco sería posible la existencia de la vasta red de acuerdos suscritos al amparo del Tratado de Montevideo y que ha hecho posible que las corrientes de comercio hayan crecido en casi diez veces desde su creación, pasando de USD 10,853 millones a los aproximadamente 94 mil millones que se proyectan para fines del año en curso.

Señora Presidenta:

Durante una buena parte de mi carrera diplomática, tanto en la Cancillería como en el exterior, la dediqué a la temática económica, y dentro de ésta a los procesos de integración. Con ese rico bagaje a cuestas y siguiendo los lineamientos de mi Gobierno y mi Cancillería, cinco objetivos esenciales guiaron mi gestión diplomática y política en la Asociación Latinoamericana de Integración:

Actualizar y fortalecer, con elementos concretos, la presencia e iniciativa del Perú en el seno de la ALADI;
Hacer de la ALADI una organización dinámica y eficiente y con una agenda acorde con la nueva realidad regional e internacional;
Aprovechar el foro de la Asociación para mantener un flujo de información e intercambio de ideas respecto de los horizontes previsibles y deseables de la integración latinoamericana en el amplio e ineludible contexto de la globalización y el objetivo de lograr un desarrollo con inclusión social;

Acercar a la ALADI al sector empresarial y promover la mayor participación de los estamentos de la sociedad civil en el proceso de integración. Una muestra palpable de este hecho es el respaldo a las convocatorias del Consejo Asesor Empresarial y del Consejo Asesor Laboral;

Fortalecer y enriquecer los vínculos y el diálogo bilateral con Uruguay; así como mantener la búsqueda de convergencias diplomático-políticas del Perú con Uruguay en el amplio entorno de la agenda internacional.

De manera específica, un objetivo relevante de mi gestión fue la culminación de la negociación de un Tratado de Libre Comercio del Perú con el Mercado Común del Sur, el Acuerdo de Complementación Económica Nº 58, el cual pudo ser protocolizado en el ámbito del Tratado de Montevideo de 1980 en diciembre del año pasado y luego puesto en efectiva aplicación.

En este sentido también, la implementación del Acuerdo de Complementación Económica Nº 58, orientado a la conformación gradual de una zona de libre comercio, abre múltiples ventanas de oportunidades de negocios que coadyuvarán al objetivo de expandir y diversificar el intercambio comercial entre ambas partes.

Es menester subrayar que si observamos cifras de comercio, al comparar las exportaciones FOB en el período enero-setiembre de 2006 frente a similar período del año anterior, las corrientes de intercambio de productos de origen peruano han pasado de USD 373’909 millones a USD 622’852 millones, vale decir que se ha registrado un crecimiento del orden de 66.5%. Esto es una muestra del excelente potencial que ofrece el MERCOSUR como mercado de destino para los productos de exportación peruanos, a pocos meses de haberse protocolizado el ACE Nº 58 en el marco de la ALADI y puesto en efectiva aplicación.

En consecuencia, regreso a mi país con el ánimo en alto y la modesta convicción del deber cumplido.

Regreso asimismo con conocimiento y experiencias enriquecidas para entender más y mejor los obstáculos, oportunidades y desafíos que acompañan al viejo y azaroso proyecto de lograr integrarnos. Una magnífica academia resulto ser, en el seno de la ALADI, mi participación en 100 sesiones ordinarias del Comité de Representantes, y en 90 extraordinarias, en las cuales se registró la visita de los Presidentes de Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Venezuela, así como de los Cancilleres de Bolivia, Brasil, México, Paraguay, Perú y Uruguay, sin perjuicio de las reuniones de carácter informal que hemos sostenido los Jefes de Representación con otras altas personalidades de gobiernos y de organismos internacionales.
Pero los caminos de la integración desbordan los ámbitos regionales, irrumpiendo desde los horizontes hemisféricos y planetarios con el empuje desafiante de la globalidad. En este entorno, la ALADI tiene mucho que ofrecer pero urge sin embargo actualizar y renovar objetivos y estrategias.

De las tareas desarrolladas en esta sede, no quiero ignorar el hecho de que este año fui designado Coordinador del Grupo de Trabajo sobre Bienes Culturales, órgano auxiliar que por lo demás coordiné por tres años consecutivos. A título ilustrativo es menester resaltar que para el año 2007 se tienen previstas tres actividades en el marco del Programa de Trabajo de la ALADI:

La elaboración del informe de una consultoría que está por contratarse y que evaluará las actividades desarrolladas en ALADI, así como en los acuerdos subregionales de la CAN y el MERCOSUR, y las barreras al sector turismo en la región, y propondrá elementos para un programa de trabajo regional;

Posteriormente se realizará una reunión de expertos en turismo en mayo; y,

La convocatoria al V Consejo de Turismo en noviembre, aprovechando la participación de las autoridades de la región en la Conferencia de la Organización Mundial de Turismo en Cartagena de Indias.

También deseo destacar la experiencia de co-presidir el Comité de Representantes, tarea que he ejercido durante los pasados meses de manera conjunta con la Representante Permanente de México. En ese sentido, deseo anunciar asimismo que el Perú tiene la determinación de asumir la Presidencia del Comité de Representante en el primer semestre de 2007, cuando asuma mi sucesor.

Todo esto que ahora repaso con espíritu amical y en el marco de esta despedida fue, sin embargo, un trabajo sustantivo, por momentos difícil y llevado a cabo contra los apuros que impone el reloj, en todo momento apoyado por la propia Secretaría General. Por ello, vaya en primer lugar, mi agradecimiento más cálido al Secretario General, Dr. Didier Opertti, y a su eficiente equipo de asesores. No puedo dejar de expresar tampoco, en ese mismo sentido, mi especial agradecimiento a nuestro querido compatriota Don Jorge Rivero, quien siempre estuvo atento a brindar su invalorable apoyo y experiencia para el mejor éxito de mi gestión.

Agrego también con toda justicia a lo ya dicho, las expresiones de mi más profundo agradecimiento y afecto para quienes en esta mesa, con generosidad que los honra, han sido para mí compañeros de funciones, asesores, maestros y confidentes:

De Argentina: Juan Carlos Olima, por su enorme imaginación, su dinamismo y eficacia;

De Brasil: Bernardo Pericás Neto, por su bonhomía siempre bien administrada, su sabiduría y don de gentes;

De Colombia: Claudia Turbay Quintero, por su inteligencia y afecto;

De Ecuador: Leonardo Carrión Eguiguren, por su elegante oficio diplomático. Gracias por su oportuna y generosa sapiencia y su amistad;

Gracias también a mis compañeros Representantes de Bolivia, Cuba, Chile, México, Paraguay, Venezuela y Uruguay.

Quiero, para finalizar, dejar testimonio asimismo de mi enorme gratitud al Gobierno de la República Oriental del Uruguay por la hospitalidad y calidez de su pueblo, de la que hemos sido objeto en tantas oportunidades a lo largo de estos años yo y mi familia. Ruego al señor Representante Permanente de Uruguay que transmita lo que he referido a las más altas autoridades de su Gobierno y al señor Presidente de la República, Dr. Tabaré Vásquez.

De otro lado, muchas gracias al personal, siempre eficiente y colaborador, de la Secretaría General y muy especialmente también a todos los miembros de mi Delegación, a mi Representante Alterno Ministro Eric Anderson, al Consejero Económico Ricardo Romero Magni y al Agregado Cultural Dr. Bruno Podestá, así como a toda la gran familia de ALADI, presentes y ausentes en esta sala.

No quiero concluir sin recordar a quienes nos han precedido en la vocación integracionista y que con su labor de docencia política la mantuvieron viva en la región a lo largo de las décadas.

Fueron especialmente visionarias en este sentido, las enseñanzas de ese gran latinoamericano e ilustre peruano que fue Víctor Raúl Haya de la Torre, que nos enseñó a pensar en pleno siglo XX la realidad de nuestros países en su dimensión indoamericana y continental, pensamiento que nos acompaña con toda su vigencia.

Gracias, muchas gracias por todo.