Carta del Secretario General

   Seguridad alimentaria y comercio intrarregional de alimentos en la ALADI

Durante el último decenio América Latina y el Caribe ha vivido un período de dinamismo económico y disminución de la pobreza. Los países han asignado mayores recursos presupuestales y ejecutadoun mayor gasto público, especialmente atendiendo a demandas con fuerte contenido social. A la vez han impulsado inversiones en infraestructura y han incrementado las transferencias de ingresos como factor contra-cíclico, atendiendo a situaciones de disminución de la actividad económica o cuando el incremento de los precios ha deprimido la demanda interna. No obstante, la región presenta niveles de desigualdad aún muy altos y superiores a los de otras regiones y en la mayoría de los países ha disminuido la participación de las remuneraciones al trabajo en el PIB.

La región es un importante actor en la producción y el comercio de alimentos a nivel global y enconjunto tiene suficiente disponibilidad para autoabastecerse y proveer al mundo de ellos, así comorecursos de agua y tierra para producir aun más. Sin embargo, el flagelo del hambre y la desnutricióncontinúa presente y alcanza todavía a cerca de 50 millones de personas en América Latina y el Caribe,lo cual es una notable paradoja en una región que exporta alimentos al resto del mundo.

Esta situación se ha visto agravada, a partir del 2007, por las sucesivas alzas y volatilidad en los preciosde los alimentos, que han afectado la seguridad alimentaria y nutricional de la región, particularmenteen los hogares más pobres y vulnerables, y en los países importadores netos. En el año 2012la sequía y las altas temperaturas en regiones productoras de maíz y soya de Estados Unidos hangenerado nuevas presiones sobre el comercio y los precios internacionales de esos productos, que setrasladan en cascada sobre el precio de otros alimentos.La inseguridad alimentaria en la región es completamente evitable, ya que hay disponibilidad de alimentos,pero se requiere del compromiso y articulación de todos los sectores involucrados, junto amayores recursos e inversiones para, entre otras cosas, aumentar la productividad de la agriculturafamiliar, principal proveedor de alimentos en la región, y diseñar y adoptar medidas de política específicaspara asegurar el acceso a los alimentos, principalmente en los sectores más vulnerables dela población, enfrentando así las principales causas de la inseguridad alimentaria antes mencionada.

En el ámbito rural de los países se requiere de políticas públicas que, por una parte, aseguren elacceso de la agricultura familiar a los recursos productivos y mejoren su capacidad para participar enlos mercados, tanto de servicios e insumos como de productos. Y que, por otra, promuevan empleos“decentes”, aseguren un acceso mayor y más amplio de los sectores más vulnerables a los serviciossociales (educación, salud, vivienda, etc.) y contribuyan a fortalecer las organizaciones de productores,trabajadores y sociedad civil del medio rural.

La capacidad de abastecimiento de alimentos de América Latina se caracteriza por diferencias ycomplementariedades entre los países de la región. Esto abre posibilidades para incrementar el comercioagroalimentario intrarregional en función de la seguridad alimentaria, a través de medidasque faciliten a los países de la región la disponibilidad y el acceso a los alimentos y de mecanismosde comercio y cooperación novedosos para que la agricultura familiar y los sectores más vulnerablesse beneficien efectivamente del aumento del comercio y la integración regional.

La nueva administración de la FAO, en concordancia con el Consejo de la Organización y consu mandato de erradicar el hambre, ha establecido entre sus prioridades impulsar el diálogosocial entre los principales actores a nivel de los países - legisladores, sociedad civil y sectorempresarial – y jugar un rol más activo en la promoción de mecanismos de gobernanza de laseguridad alimentaria a nivel global y regional.

El acuerdo establecido en marzo 2012 entre la Dirección General de la FAO y la SecretaríaGeneral de la ALADI es un instrumento que permite a ambas organizaciones, cada una desdesus mandatos y capacidades específicas, aunar esfuerzos para lograr la seguridad alimentaria ynutricional y la integración de la región, en conformidad con el mandato recibido de sus paísesmiembros. El presente estudio forma parte de ese esfuerzo y busca aportar elementos quesirvan de base para futuros análisis y eventuales acuerdos entre los países de la ALADI sobreposibles acciones conjuntas.

Carlos Alvarez
Secretario General de la ALADI

Raúl Benítez
Subdirector General Adjunto de la FAO y
Representante Regional de la FAO
para América Latina y el Caribe

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