Proceso de Integración

   EXPO ALADI

   Palabras del presidente de la República Oriental del Uruguay, José Mujica, en la ceremonia de apertura de la EXPO ALADI – Uruguay 2014

Amigos: No tengo más que agradecimiento hacia la gente de ALADI, hacia quienes han formalizado este encuentro.

Hay una manía de darle cierto tono de interrogatorio policial y de ponerle a uno la luz en los ojos en este tipo de eventos, por eso no puedo ver a tanta gente valiosa que hay en la penumbra.

Pero por el respeto que se merecen, quiero decir que éste es un lugar para pensar. Acá hay gente de las más diversas definiciones, de los diversos órdenes de la vida y por el valor del tiempo humano que tiene esto creo que debemos saltarnos de los lugares comunes, de las cosas que ancestralmente repetimos con un conformismo que a veces no está acorde con la complejidad de la realidad. ¿Por qué nos cuesta tanto? ¿Por qué pasan tanto las décadas? ¿Por qué tenemos tanto discurso de acercarnos, de desarrollo de mercado común? ¡Y qué enorme debilidad política para plasmarlo desde el punto de vista real! ¿Qué nos pasa? o ¿Qué no nos pasa?

Veo otro problema serio: ¿Cuáles son las tendencias del mundo en cuanto a acercarnos o a separarnos? Estamos gozando una humanidad que tiene más de 300 tratados de libre comercio, lo cual es una clara definición de que no hay ningún libre comercio. Hay que conseguir un mapa para conseguir entender qué es el libre comercio. Pero, además, se están discutiendo 200 tratados más. ¿Por qué? ¿Por qué hemos tenido que caer en lo bilateral y en lo relativa-multilateral-parcial-regional? Porque fracasó estrepitosamente el intento que tuvieron nuestros antepasados, atrás de aquello que arrancó en Punta del Este hace tantos años, de luchar por un mundo abierto, cada vez más abierto, más integrado, porque no se pudieron superar del punto de vista práctico los sistemas de diversas barreras y de protección fundamentalmente que los países centrales practicaban y que, como respuesta inmediata, también los tuvo el mundo emergente.

Estamos padeciendo una contradicción que cubre el globo. Esta civilización cada vez es más interdependiente. Este planeta, más que nunca, está precisando acuerdos de carácter mundial porque hay problemas que se van acumulando que no los puede arreglar ningún país solo, ni siquiera un grupo de países.

La interdependencia es creciente. Nuestros jóvenes, en veinte o veinticinco años, todos van a hablar inglés y alguna lengua madre. Nuestros jóvenes tienen amigos en todos los continentes, pertenecen a otro tiempo. La empresas transnacionales han tenido que dislocarse y establecer factorías en diversos lugares para adaptarse a las distintas barreras que la política construye. Nos queremos integrar en América y practicamos el proteccionismo entre nosotros. Nos pegamos un tiro en los pies. Y no son los hombres de empresa los responsables. Los hombres de empresa, si se quiere, encienden las pilas. Donde estamos fracasando es en el campo político. No nos integramos más porque fracasamos en el campo político, porque no estamos a la altura de la época que tenemos que gobernar.

Fracasamos también en nuestros acuerdos. Hacemos muchas reuniones de carácter internacional y no sale nada y a veces, cuando sale, no lo respetamos. Si no tenemos una severa visión autocrítica no vamos a superar los obstáculos.

Por otro lado, se nos plantean nuevos dilemas. Yo soy partidario de integrarnos con el que se descuide. Lo digo abiertamente. Porque somos un pequeño país estamos condenamos a una apertura y a luchar por una apertura pero aún los grandes países, los más grandes, ya no pueden vivir aislados o solos. Eso es una ilusión.

¿Qué está pasando en el mundo? Yo me hago esta pregunta. Hay intentos de acercamiento de construcción de una comunidad atlántica –que tiene muchas contradicciones pero hay intentos– y hay intentos de construcción de acuerdos mayores en el área del Pacífico, en el norte y en el sur. En ninguno de ellos está China. Y en el mundo de hoy, ¿alguien puede ignorar a China?

Si no hablamos de estos temas no podemos entender qué está pasando hoy. ¿Por qué? ¿Por qué esta región del mundo tiene esta característica? ¿Quién es hoy el principal demandante que tenemos? ¿Quién es el principal comprador que tenemos? ¿Acaso algún país latinoamericano podrá renunciar a venderle a China?

Desde que el mundo es mundo, el sentido común indica que quien compra quiere vender. Es obvio. Tenemos este fenómeno atravesado en el “deje” de la economía del mundo contemporáneo. Particularmente los latinoamericanos, productores de materias primas y, sobre todo, de alimentos, ¿podemos renunciar a esa relación comercial hoy? Dicho de forma más clara: ¿entrar en un acuerdo que deseamos, en el Pacífico o con otras partes, significa divorciarnos o endurecer las condiciones de intercambio con China? Y si significa eso, ¿cuál será la respuesta? Yo no la tengo.

Lo que estoy planteando son dudas. Lo que estoy planteando es esta coma que tenemos atravesada en el medio de cualquier decisión exterior de gran escala: no se puede ignorar en el mundo de hoy el peso de la economía china y no me parece inteligente construir bloques contra eso. Me parece inteligente luchar por un mundo cada vez más abierto, cada vez con menos barreras y cada vez con menos bloques pero más abierto. ¿Por qué? Porque la lógica de un bloque disputando con otro es perversa. Es repetir la vieja literatura de los viejos grandes nacionalismos que no le conviene a un mundo que se tiene que integrar a fondo.

No estoy diciendo esto para que estén de acuerdo. Lo estoy diciendo para complicarles la vida, para complicarles la cabeza, para que entendamos algunos problemas de fondo porque, desesperadamente, los que estamos en el MERCOSUR hace años que le estamos pidiendo a Europa poder hacer un acuerdo. ¿Por qué queremos hacer algún acuerdo de tipo comercial? Porque vemos que la presencia demandante de China es cada vez más fuerte y necesitamos platillos en la balanza que nos ayuden a equilibrarnos, en todo lo posible, porque cuanto más diversificado, mayor margen de seguridad tendremos. Europa, sin embargo, está preocupada por otras cosas. El centro de sus preocupaciones apunta a otro lado.

Estados Unidos, lógicamente, no mira mucho hacia América Latina; está mirando hacia el bloque europeo y a la disputa hegemónica del punto de vista económico. Nosotros ¿dónde quedamos?

Fíjense lo que es la construcción de bloques. ¿Se puede pensar, proyectando la cabeza hacia el futuro, la construcción de bloques donde no esté China, donde no esté la India, donde el mundo árabe no tiene participación, donde Rusia quede afuera? Cuando hago una cosa también puedo determinar la otra del otro lado. Estas son dudas que tengo en la cabeza viendo todo este panorama. Nadie dice estas cosas. Hay que sobreentenderlas. Pero si hacen un acuerdo que toca –o intenta tocar– a casi todos los países que están en el Pacífico pero que no toca a China, entonces tengo que pensar que esto es para competir con el monstruo que se nos viene. Y me hago esta pregunta, ¿a quién le vamos a vender los latinoamericanos la soja, etc., etc.?

A su vez, si dejamos venir a China con todo lo que tiene nos dedicaremos a hacer escarbadientes artesanales. Creo que tenemos presentes estos problemas. Por suerte, las cosas no son tan sencillas. Por un lado son dramáticas pero por otro tienen una multitud enorme de variables y pienso que los latinoamericanos tenemos que juntarnos mucho más pero tenemos que tener la capacidad de negociar con todos; tener, poderosamente, el coraje de salir a negociar con todos.

Cuando digo los latinoamericanos digo, en primer término, Brasil. Brasil se tiene que mover en esto. No podemos tomar decisiones de conjunto contra Brasil pero Brasil tiene que cargar con la responsabilidad. El que es más grande tiene que pagar la cena, esto no tiene vuelta. Geopolíticamente es el que tiene que jugar y esto hay que entenderlo. Y como tal, tener una política forzada de negociación con Estados Unidos, con Europa, con China, con Japón, con todos. Salir de la parálisis del aislamiento de creer que nos van a venir a buscar, tomar la iniciativa. ¿Por qué? Porque es un momento del mundo en el que se van a definir cosas que después pueden tener repercusiones por muchos años y, si bien somos un continente de futuro, el asunto es el presente. En el presente no deberíamos cometer el error de quedar aislados o de quedar sumisamente dependientes de alguna de las partes que están pesando en el mundo de hoy. Para ser verdaderamente independientes hay que tener una sabia y cultivada interdependencia. Este es el meollo de la cuestión o, yo diría, que en el fondo es volver a la letra inicial que intentó construir la OMC pero por otros caminos. Es volver a la lucha por la liberación de las relaciones comerciales en el mundo como podamos.

Fundamentalmente, nosotros, los pequeños, tenemos que levantar esa bandera permanentemente en el campo de las ideas. Sabemos que los intereses nacionales se van a defender porque la gran contradicción es que todos los gobiernos son de corto plazo y están preocupados por quién gana las elecciones que viene. Siendo ése el problema de la lucha de su gobierno, el problema más trascendente que tienen todos los gobiernos, empezando por quienes gobiernan los países centrales, los grandes problemas de la agenda del mundo no tienen atrás gobiernos reales. Tienen apenas una burocracia de carácter internacional pero la que toma decisiones no es esa verdadera burocracia sino los gestores de la política, que no están metidos en la construcción de la política del mundo.

Nos encontramos, entonces, con gente que nos representa, en el mejor de los casos con una enorme honradez, pero que no tiene poder. Y no tiene poder porque, filas adentro, esos problemas que deciden la suerte del mundo no cuentan en la agenda electoral que tienen los gobiernos por delante.

Señoras empresas: les complico la vida. Pero también los quiero aliviar porque hay una manía de hacerlos cargar con la responsabilidad, de que la culpa la tienen los empresarios y creo que los empresarios tienen que luchar por pagar la quincena y ¡vaya que tienen problemas con eso! Pero el fracaso, las dificultades, en mi humilde opinión, vienen del campo de la política.

Por todo esto, las decisiones que va a tomar América Latina en estos días van a pautar y le van a poner ritmo a todo esto en un sentido o en el otro. Los que crean que oren y miren el cielo. Los que tenemos compromisos haremos lo que podamos pero no nos callaremos.

Muchas gracias.

Vídeo de la intervención

Don José Mujica- Presidente de la República Oriental del Uruguay

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