Carta del Secretario General de la ALADI

   Palabras del Secretario General de la ALADI, Carlos Chacho Alvarez, en la ceremonia de apertura de la EXPO ALADI – Uruguay 2014.

Buenas tardes a todas y a todos. Me sumo a las palabras de la Presidenta del Comité, Aída García Naranjo. Agradezco mucho la presencia del Canciller del Uruguay que, como dije en otra oportunidad, nos acompaña mucho en los eventos de ALADI, en las políticas de ALADI y, por supuesto, le agradezco mucho por su presencia al Presidente José Mujica. Es importante valorizar la presencia del Presidente en este evento, dada la coyuntura política y de gestión que vive el Uruguay.

Quiero, brevemente –porque todos ustedes están esperando las palabras del Canciller y del Presidente– poner en perspectiva qué significa esta macro rueda de negocios, en la perspectiva y en el contexto de cómo la vemos desde la Asociación Latinoamericana de Integración.

Primero, quisiera hacer una breve reflexión acerca de la política mundial. Todos vamos a coincidir en que el mundo está en una transición desordenada hacia una geopolítica mundial distinta y hacia una geografía económica y comercial también distinta. Estamos atravesando cambios muy fuertes a nivel internacional desde todo punto de vista. Quizá, por primera vez en muchas décadas, estos cambios que se están produciendo en la geopolítica mundial y en la geografía económica comercial encuentran a América Latina con la posibilidad de tener mucho más protagonismo, tanto en el comercio internacional como a nivel político, y de poder convertirse en un actor importante en la reconfiguración de esta realidad mundial.

Nunca habíamos tenido, o por lo menos desde hace décadas, esta oportunidad. Hoy tenemos una América Latina pacífica, en democracia, que ha construido una comunidad de valores: ya nadie se puede legitimar socialmente en América Latina planteando intervenciones militares o planteando vulnerar los Derechos Humanos. A esta comunidad de valores que hemos construido tenemos que agregarle –o adjuntarle– poder ser una comunidad de intereses. Podemos ser una comunidad de valores y de intereses porque tenemos activos estratégicos muy importantes y podemos enfrentar los dilemas y las encrucijadas que nos plantea el presente y el futuro del orden mundial, tanto a nivel de alimentos, de energía, del agua, de la biodiversidad, como de las capacidades humanas. América Latina se enfrenta hoy a una coyuntura muy amigable en cuanto a la posibilidad de avanzar en su integración y en su protagonismo.

Por otro lado, tenemos un mapa de oportunidades que nunca habíamos tenido. Ya no hay en el mundo condicionantes, en el sentido de hegemonías excluyentes, de dominaciones importantes, sino que tenemos un mundo más abierto, que presenta un conjunto de espacios que permite que los países tengan una mejor y más competitiva inserción a nivel internacional.

Ahora bien, hay una condición entre muchas otras: que construyamos un mercado latinoamericano más fuerte, más integrado, que construyamos ese famoso mercado ampliado que empezó a discutirse en la época de la CEPAL, en 1960, y que fue interrumpido por inestabilidades, golpes militares, crisis de inflación, crisis de balanza de pago, etc. Hoy no tenemos tales inestabilidades y vemos un mundo que se abre en regiones y en países que nos permiten poder optar, pero para esas mejores opciones, sean del signo político e ideológico que sean, es muy bueno avanzar en la construcción de nuestro mercado interno latinoamericano.

¿Qué significa esto? Significa mayor flujo de intercambios. Significa trabajar para producir mejor, para incorporar valor, para incorporar contenido tecnológico y para hacer más denso el tejido comercial de América Latina. Significa más complementariedad, que queremos explorar en ALADI en sucesivas convocatorias, cómo trabajamos sobre las teorizadas y famosas cadenas de valor, cadenas productivas, empezando a convocar desde ALADI en las subregiones a esos encadenamientos productivos, por supuesto con la presencia activa de los Estados, con la presencia, principalmente, de los pequeños y medianos empresarios y con la presencia de los bancos y agencias de desarrollo, fundamentales para incentivar el comercio intrarregional. Significa, también, más cooperación, porque las bajas arancelarias no alcanzan; y más cooperación significa más integración energética, mejor infraestructura, mejor transporte, mejor logística, más innovación y más tecnología. Ese trípode entre más flujos de bienes y servicios, más complementariedad productiva y más facilidades para el comercio es la tarea que tenemos diseñada en América Latina.

La CELAC nos ha resuelto, en parte, el buen entendimiento en materia política. Es extraordinario que, por primera vez en la historia de América Latina, los 33 países de América Latina y el Caribe dialoguen, se entiendan y puedan debatir en un contexto de diversidad y de pluralidad. Tenemos que acompañar y cargar de materialidad esa unidad política, esa unidad en la diversidad que comienza a dar a América Latina un perfil de continente que ya no es solamente una geografía para las estadísticas o solo productor de buenos autores literarios, sino que puede ser un actor importante en lo económico, en lo comercial, en lo social. Ampliar el mercado interno y favorecer y promover el comercio intrarregional es la tarea y la misión principal que tenemos desde la Asociación Latinoamericana de Integración.

Asimismo, aprovechar –porque muchos empresarios no la conocen– la red de acuerdos regionales y bilaterales que tiene ALADI como marco jurídico. Muchas veces los países se dan preferencias recíprocas y el empresario pyme no logra llegar a conocer esas preferencias arancelarias, en las que tenemos –insisto– una red importante que nos pueden llevar a una zona de libre comercio hacia el año 2019.

Me refiero, entonces, a aprovechar las oportunidades que nos da la región. Soy un convencido de que a gobiernos de centro, de derecha o de izquierda les conviene y les interesa una América Latina más fuerte y más integrada porque ahora estamos mucho más orgullosos aun, con mesura, de lo que puede significar América Latina en este mapa mundial.

A eso los convocamos. Los convocamos a mostrar el trabajo de nuestra gente, a intercambiar más, a conocerse más, a conocer lo que hacemos en la ALADI, a conocer las preferencias arancelarias que tenemos y a que también nos hagan planteamientos, porque este proyecto depende de una articulación virtuosa entre Estados eficaces, empresas pujantes y –vuelvo a insistir– organismos de financiamiento del comercio latinoamericano e internacional. Los invitamos, por tanto, a ser partícipes de este puntapié inicial.

Es cierto lo que dijo García Naranjo: aquí tenemos ruedas del Pacífico, ruedas de la Comunidad Andina pero no tenemos ninguna con dimensión latinoamericana. Es absurdo contraponer la Alianza del Pacífico al MERCOSUR porque tanto en la Alianza del Pacífico como en el MERCOSUR el comercio intrarregional es muy bajo. También lo es en Centroamérica, aunque sea la zona más importante en cuanto a comercio intrarregional. Es, por tanto, una tarea del conjunto de la región, que trasciende los espacios subregionales. Es la misma contradicción que antagonizar el Pacífico con el Atlántico cuando tenemos la ventaja de ser un continente bioceánico.

Por lo tanto, les deseo muchos éxitos, que avancen en el conocimiento mutuo, que hagan los negocios y que también puedan desarrollar la capacidad de asociarse, por ejemplo, en los muchos y buenos negocios y consorcios de exportación, es decir, en cómo pueden trabajar juntos, unidos, para construir una mejor América Latina.

Muchas gracias.

Vídeo de la intervención

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