Artículos de Opinión

   De ALADI a CELAC, el camino de la Integración y un destino común

La ALADI hace cincuenta y tres años, el 18 de febrero de 1960, tuvo su primer hito fundacional con la firma del primer Tratado de Montevideo (TM60), que estableció la ALALC. El 12 de agosto de 1980 los Gobiernos de los once países de la ALALC suscribieron el Tratado de Montevideo 1980 (TM80), instrumento que dotó al proceso de nuevos mecanismos en el esfuerzo de la aspiración y la utopía integracionista. La suscripción del TM80 respondió a la necesidad de renovar el impulso integrador mediante la superación de dificultades advertidas en el marco de la ALALC, al no poder alcanzar el objetivo de conformar una zona de libre comercio en el período establecido, y fue sobre la base de dicho nuevo texto que los países de América Latina estrecharon fuertemente sus vínculos económicos y comerciales, siempre como un medio para lograr un fin superior: el desarrollo económico y social, armónico y equilibrado, de sus países miembros.

El año 2012 tuvo un significado de excepción, un debate académico sobre la integración regional, organizado los días 1 y 2 de Agosto por la Presidencia Pro Témpore de CELAC y ALADI se realizó con el objeto de presentar insumos para las recomendaciones a tener en cuenta en las dos (2) reuniones de los mecanismos regionales y subregionales de integración que fueron presentados a la primera cumbre de jefas y jefes de estado y de gobierno de la CELAC, realizada en Chile los días 27 y 28 de Enero del 2013.

Luego de una retrospectiva de más de medio siglo se apeló a la necesidad de la creatividad. Los peruanos apelaríamos a la ya famosa frase de José Carlos Mariátegui, “sin calco, ni copia: creación heroica”, dado que no es posible atender a modelos pre-existentes. La integración debe ser además integral y superar su enfoque exclusivamente comercial.

La CELAC expresa la integración de 33 naciones extremadamente diferentes. En territorios, recursos naturales, grados y modelos de desarrollo, políticas comerciales respecto al resto del mundo, en resumen una amplia batería de diferencias estructurales. Encontrar los factores aglutinantes de la CELAC es el actual reto. La realidad no tolera procesos rígidos sino flexibles.

Los expertos destacan, una vez realizado un balance sobre lo que ha sido la integración en los últimos 20 años, que se han desarrollado circuitos de comercio intraindustrial en la región, se establecieron instituciones financieras interesantes y exitosas en la región y se tiene conciencia de la importancia de nivelar a los países de menor desarrollo relativo.

Igualmente, se identificaron deficiencias de los procesos de integración, entre ellas: la falta de estrategias nacionales de integración, la ausencia de pensamiento estratégico, una voluntad política insuficiente, la precariedad del desarrollo institucional y de reglas de juego redunda en el incumplimiento de los compromisos asumidos por los países.

Asimismo se señala que: los procesos tienen un excesivo carácter intergubernamental que dificulta el cumplimiento de los compromisos y acentúa la incertidumbre jurídica. La precariedad de las normas (reglas de juego) afecta la seguridad jurídica del intercambio comercial y las inversiones que, asimismo, ante las crisis, se imponen los criterios nacionales por sobre los esfuerzos de integración, la falta de redes y cadenas productivas es otro tema desafiante, al igual que la deficiencia en la infraestructura física y de conectividad entre los países. La mayoría del comercio entre los países está dado entre empresas multinacionales que suelen imponer su propia dinámica, la integración aún no ha sido suficientemente internalizada por nuestros pueblos. Finalmente hay una proliferación de sistemas de solución de controversia. Los Tratados de Libre Comercio (TLC) que los países de la región suscriben con otros extra regionales tienen cláusulas de solución de controversias obligatorias. Esta es una parte muy débil del proceso de integración histórico en América Latina y el Caribe.

La CELAC debe por todo ello proponer una estrategia de integración flexible.

Que no contenga compromisos rígidos, sino más bien acuerdos básicos que se cumplan en la mayor medida posible. Debe privilegiar la complementariedad y evitar que las diferencias ideológicas que existen entre algunos países paralicen su acción. La Cooperación Horizontal es una herramienta útil y, en tal sentido, CELAC podrá ocuparse de armar instancias de cooperación intra-americana de la mayor envergadura. Abordar la integración desde una perspectiva colaborativa, de intercambio de información, contar con estadísticas regionales, de bienes y servicios, facilitación del comercio, integración productiva que tenga en cuenta los flujos de inversión intrarregionales. Se deben considerar instancias diferentes de coordinación.

Hoy, en 2013, la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI) es el primer y más importante bloque de integración de la región, comprendiendo un área geográfica habitada por más de 500 millones de personas, cuyo ingreso per-cápita supera los 7.800 dólares. Esto ha sido reconocido en el ámbito de la CELAC desde el momento mismo de su concepción, habiendo recibido la ALADI el encargo de convertirse en el facilitador del diálogo entre mecanismos regionales y subregionales de integración, para desarrollar la dimensión económica y comercial de la CELAC.

El tiempo ha corrido muy positivamente a favor de los procesos de democratización, incluyendo cláusulas democráticas en los nuevos procesos de integración y se requiere de una acción regional en que la convergencia debe sustentarse en el firme compromiso con los valores democráticos y en el fortalecimiento del dialogo político, convencidos que la integración regional debe convertirse en una opción válida para dinamizar el desarrollo integral de nuestros países, evitando que la globalización acentúe las asimetrías y se convierta en un obstáculo para la eliminación de la exclusión social, la superación de la pobreza, la desigualdad.

La integración no es el punto de partida sino el de llegada. Por ello, el proceso de integración regional no puede ser visto sólo como una posibilidad de expansión de mercados y desarrollo de negocios privados, de por sí extremadamente importante para poder ampliar y diversificar nuestra producción, alcanzar economías de escala, generar empleos, mejorar la competitividad, entre otros, sino entendido como la sumatoria de esfuerzos que nos conduzcan a un modo de inserción internacional más balanceado y equitativo y que sea una herramienta esencial para contribuir con la inclusión social, la expansión del comercio intraregional, el crecimiento económico y el desarrollo humano con equidad.

La CELAC y la ALADI pueden contribuir con un rol de organismos facilitadores de los diferentes organismos creados, oficiar de vertebradores de ellos, y de complementariedad de instancias de integración diferentes. En esa lógica, hay que ser muy flexibles, realistas, evitar la retórica y establecer objetivos concretos. Hay agendas que pueden ser compartidas como las relacionadas ciencia y tecnología, comunicaciones, integración física, facilitación de comercio o educativas. Para ello, es preciso establecer un diálogo constante y coordinado entre los procesos de integración, de forma que se puedan adelantar iniciativas de forma conjunta. La reunión de expertos propuso la conformación de un Consejo Político Académico.

Para el Perú de hoy, la integración regional constituye un objetivo prioritario y estratégico para promover el “crecimiento económico con inclusión social.

El Perú ha reiterado en diversas oportunidades que, por mandato de su Constitución Política y exigencia nacional, considera la integración como una opción estratégica de Política Exterior, reafirmando su firme vocación integracionista y su apoyo a la posición de fortalecer y consolidar el proceso de integración regional. Del mismo modo, ha hecho especial énfasis en que la integración económica y comercial constituye una clara opción estratégica de desarrollo y un instrumento de política para mejorar los términos de una inserción dinámica y eficiente en el proceso de globalización económica, así como para ganar en competitividad, significando una herramienta fundamental para posicionarse eficientemente en ese proceso, generar fuentes de empleo y coadyuvar a la cohesión social.

El año 2013 la economía regional, dependiendo del país, continuará sufriendo los impactos directos e indirectos de la crisis particularmente como consecuencia de la frágil recuperación de la economía estadounidense, la recesión en la zona euro y la desaceleración de la economía china. En este escenario, las economías emergentes sentirán los efectos de una coyuntura externa desfavorable en las economías desarrolladas por varios factores (menor demanda externa de sus productos de exportación, mayores flujos de inversión de carácter especulativo, apreciación de sus monedas locales que afectarán la competitividad de las economías; entre otros). No obstante, se debe reconocer que, de manera general, la región se encuentra en mejor posición para enfrentar el actual clima volátil de la economía global y con sólidos fundamentos económicos que permitirá enfrentar los efectos negativos de la misma, afirmando la integración regional y una visión estratégica común.

Somos conscientes de que la ALADI y la CELAC enfrentan hoy importantes retos y que hay visiones distintas sobre el futuro del proceso de integración regional y los procesos de desarrollo. No obstante, debemos desplegar nuestros mejores esfuerzos para buscar puntos de coincidencia, con pleno respeto de estos enfoques diferentes, a través de un diálogo permanente sin superponerse o duplicarse. En este sentido, creemos que es preciso fortalecer la complementariedad, solidaridad y cooperación mutuamente ventajosa, en resumen fortalecer la unidad en la diversidad.

El cuadro anexo nos muestra que desde 1960 hasta el 2013, se hizo camino al andar.

Aída García Naranjo MoralesEmbajadora del Perú y Representante Permanente del Perú ante ALADI y MERCOSUR

Nota: Las opiniones vertidas en el presente Artículo son de la exclusiva responsabilidad de su autor.

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